Trump y los aguacates / Taktika - LJA Aguascalientes
06/04/2025

Washington, D.C., 28 de marzo de 2019. Desde alguna parte de la Oficina Oval, el blondo personaje mueve frenéticamente sus dedos. Pronto, de su cuenta de Twitter, surge, una vez más, la ponzoña: “México NADA está haciendo para ayudar a detener el flujo de inmigrantes ilegales hacia nuestro país. Son pura plática y nada de acción… ¡Quizá cierre la frontera sur!”.

Los mensajes del energúmeno neoyorquino provocan el nerviosismo en la empresa Mission Produce, el mayor distribuidor de aguacates en el mundo. Su presidente, Steve Barnard, declara: “Ahora mismo, México virtualmente abastece el 100 por ciento de los aguacates en los Estados Unidos”.

De esta manera, el empresario estadounidense advierte a sus clientes que, de materializarse la amenaza del mandatario estadounidense, el consumidor norteamericano podría verse privado de disfrutar una de sus botanas favoritas: el guacamole.

La escena y comentarios arriba mencionados sirven de prólogo al presente artículo, el cual pretende explicar la importancia que reviste el mercado estadounidense para la agroindustria mexicana dedicada a la producción y distribución del llamado “oro verde” mexicano: el aguacate.

El aguacate es oriundo de México, donde era conocido como ahuacacuáhuitl -que significa “árbol de los testículos” en náhuatl-. A principios del siglo XVII, fue llevado de México a la parte meridional de Europa. Posteriormente, su cultivo se extendió por el sur de los Estados Unidos y partes de África -Camerún, Kenia, Madagascar y Zaire- y Asia -Indonesia y las Filipinas-.

Los rendimientos del aguacate se utilizan en fresco para la alimentación humana, y de ellos se obtiene un óleo con aplicaciones fabriles en cosmética y en la elaboración de jabones y productos boticarios.

En 1914, con el objetivo de proteger a los productos de aguacate de California, el gobierno de los Estados Unidos prohibió la importación de aguacate mexicano. ¿El argumento?: evitar la contaminación del cultivo por parte de plagas que supuestamente pululaban las huertas mexicanas, en especial las ubicadas en el estado de Michoacán.

En 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, por sus iniciales en español). A la sombra del “peor acuerdo comercial”, según Trump, surgió la oportunidad de exportar aguacate fresco a la Unión Americana. “El punto de quiebre”1 ocurrió en febrero de 1997, cuando el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos permitió la exportación del aguacate hass en los meses de noviembre a febrero a 19 urbes y el Distrito de Columbia.

Una vez superada la barrera fitosanitaria, sólo restaba un antepecho: el paladar del consumidor estadounidense. Afortunadamente, para los productores de aguacate, dos causas convergieron: “La primera se debe a una marcada tendencia por consumir alimentos saludables y orgánicos; y la segunda, la influencia cultural impuesta por una cada vez más creciente población de origen hispano en el país”2.


A continuación, siguió una agresiva campaña publicitaria, promovida por las agrupaciones Hass Avocado Board y Avocados from México. Tras una minuciosa investigación sobre la cultura y valores estadounidenses, las asociaciones antes mencionadas determinaron que el Súper Tazón, el partido entre los mejores equipos de fútbol americano- era el evento ideal para enviar mensajes publicitarios específicos.

Merced a los instrumentos promocionales, se logró posicionar en la mente de los estadounidenses que Súper Tazón equivalía a degustar un buen plato de guacamole, guarnicionado de totopos y rodajas de pepino. Todo ello regado con dosis abundantes de bebida de granos germinados de cebada.

De esta manera, 120 mil toneladas de aguacate son enviadas, desde Michoacán, rumbo a los Estados Unidos durante la temporada del Super Bowl. En pocas palabras, el aguacate mexicano se había convertido, junto con la mariposa monarca, en la “estrella brillante del TLCAN”3, pues era una muestra del éxito de la agroindustria mexicana en un mercado tan competitivo.

El escribano concluye: el próximo viernes Donald Trump visitará el límite con México. Entonces sabremos si su ocurrencia de “cerrar la frontera” es una acción concreta o una mera bravata; Andrés Manuel López Obrador debe entender que la política exterior tiene aristas que la hacen distinta a la política interior; la agroindustria mexicana, en especial la del aguacate, debe buscar, con apoyos gubernamental, mercados alternos, pues, mientras Trump despache en la Oficina Oval, siempre estará a la zozobra.

Aide-Mémoire. Un grupo de 120 soldados del Ejército Popular de Liberación de China arribaron a la isla venezolana de Margarita para entregar ayuda humanitaria y abastecimientos militares. De esta manera, China y Rusia unen esfuerzos para evitar el derrocamiento de Nicolás Maduro.

 

Referencias

1.- Ochoa, Raúl y Ortega César, “El aguacate mexicano frente a la apertura del mercado norteamericano”, Revista Claridades Agropecuarias, No. 110, octubre 2002

2.- Garantizan abasto de aguacate para EU, https://bit.ly/2UuERlR

3.- How the Avocado Became the Fruit of Global Trade https://nyti.ms/2IbkQa7

 

 


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