Mario Bravo
Vamos entrando aprisa al recorrido que nos obliga el mes de abril, y el país, capitaneado desde, eso sí, hace cuatro meses, por el nuevo gobierno federal, está siendo forzado a dejar de ir vadeando la seguridad de los discursos, de la postcampaña, y dejar la arenga facilona, irónica, grotesca, y empezar a tomar decisiones que efectivamente le empiecen a dar rumbo a México, ahora que se entre en aguas más profundas.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregó en esta semana al Congreso los Precriterios 2020 de Política Económica, de conformidad a lo que establece la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, y, según el propio documento, en “línea con los principios de austeridad, honestidad, combate a la corrupción y equilibrio presupuestario que caracterizan los compromisos del Gobierno de México”. Pero algo pasó entre los grandes funcionarios del régimen, entre el titular del Ejecutivo y el de Hacienda y Crédito Público, parecería ser que, aunque cohabitan, por decirlo de alguna manera, en el Palacio Nacional, son como esos vecinos desconfiados que prefieren no saludarse para no crear malos entendidos, aunque vivan en la misma vecindad.
Resulta que la expectativa de crecimiento de la economía nacional, Hacienda la proyecta para crecer en este año, 2019, en no más del 2.1%, y generosa que es, pronostica un crecimiento de la misma para el 2020 de alrededor del 2.4%. Estos cálculos complicados, y técnicamente de composición compleja, pues no le gustaron al presidente López Obrador, y a su peculiar y fino estilo, descalifica la propuesta de su propio Secretario de Hacienda y lo acusa de desatino, y que sus propuestas del crecimiento se quedaron cortas, ya que él dijo que el crecimiento sería del 4%, así, él dijo, vamos, decretó. Triste.
La arrogancia del presidente no paró ahí, a contrapelo de lo señalado en el propio documento de los Precriterios 2020, y me refiero a aquello de la austeridad, honestidad, combate a la corrupción y equilibrios presupuestario, ja, López Obrador señala que le hacen falta otros 32 mil millones de pesos para fondear esos 86 programas sociales que se ha comprometido a impulsar para cimentar, su 4ta. Transformación.
Aparte del tema económico, también hemos observado con preocupación aquellas señales que justamente nos indican lo poco serio que es el presidente López Obrador, cuando de manera chusca, por decir lo menos, responde a una reportera de los medios de comunicación que él mismo convoca mañana a mañana para responder a sus cuestionamientos acerca del estado que guarda el país y sus instituciones, tanto de política interna como externa. La reportera lo cuestiona con relación a las declaraciones del expresidente norteamericano Barack Obama, al criticar la postura del actual mandatario Donald Trump, que insiste en la construcción del muro entre los dos países, a lo que López Obrador contesta con “lo que diga su dedito”, no, y haciendo referencia a esa misma negativa que en el argot beisbolero, del que se presume ducho el presidente, batea la respuesta, justificando ello como su derecho. Bah, él cita a las conferencias ¿no? Y son para responder lo que los medios de comunicación pregunten, pero, en fin. Ese es el presidente.
Asimismo, ya van varias semanas, y se avizoran algunas más, del bloqueo que los maestros de la CNTE han establecido en el Palacio Legislativo de San Lázaro, quienes, sin más argumento que su montonera actitud, están impidiendo el funcionamiento de la Cámara de Diputados, para que resuelva en torno al dictamen de lo que será una nueva reforma educativa para México. Quieren dinero y quieren poder. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación tiene una representación de 40 diputados federales agrupados en la mayoría compuesta por Morena, PT y PES, ante la LIV Legislatura, mismos que tienen un peso específico en la integración de esa fuerza política, y que saben que son determinantes para otros proyectos que el lopezobradorismo tiene en puerta y los necesita. Así que los bloqueos serán tolerados, hasta que les llenen sus bolsillos y el control de las plazas exigidas. Así el cambio verdadero.
Por si fuera poco, el material que nos debe tener atentos respecto a la salud de la República, en Morena se viene gestando lo que será una lucha intestina por el poder de esa fuerza política. Alejandro Rojas Díaz Durán, ex muchas cosas, desde el priismo, panismo, etcétera, su último ex corresponde a la Coordinación de Asesores del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Senadores, y seguidor del senador Ricardo Monreal.
Pues resulta que derivado del proceso de designación del candidato de ese partido político para el proceso electoral de Puebla, Alejandro Rojas, denunció a la Presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, de prepotente, autoritaria, izquierdista radical, dogmática, ah, y por supuesto, pupila de Raúl Salinas de Gortari, lo que, tras la renuncia a su cargo en el Senado, lo puso en el camino anticipado de buscar la Presidencia de Morena, y que dicho sea de paso, la renovación de la dirigencia morenista está programada para noviembre de este año. El morenismo debe mostrar fuerza interna porque en el recorrido hasta la renovación de noviembre hay un proceso electoral en al menos 6 entidades federativas, dos de ellas con renovación de gobernador.
Aguascalientes es parte de este proceso, aquí se renovarán las 11 alcaldías y apenas el viernes 5 pasado, se presentó la planilla que acompañará al candidato a la presidencia municipal de la capital, destacando en ella una fuerte presencia de “ex” priístas, hoy redimidos por la guinda mano.
Estas decisiones y contradicciones del responsable del timón de México, y su partido, nos deben poner, al menos nerviosos a los mexicanos, cuando aún ahora podemos ver la orilla segura, y nos damos cuenta que el país toma rumbo hacia mar abierto.