- Jennifer Patiño Aguilar
¿Usted conoce la historia que hay detrás de las cosas que tiene? Seguramente podrá decir que sí y hacer la referencia al primer libro que leyó porque se lo regaló su mamá, o al juguete que jamás tiró porque se lo regaló el abuelo, o aquel sombrero polveado arriba de su ropero porque su novia se le compró en la Feria Nacional de San Marcos. Historias de este tipo, de algunas de las cosas que tenemos son compartidas por la mayoría de las personas y, sin duda alguna, pueden ser apreciadas por nosotros, pero ¿qué pasaría si alguien nos contara la verdadera historia que existe detrás de todas esas cosas que tenemos en casa, no sólo del 1% que nos traen recuerdos, sino también del otro 99% sin historia?
En el documental La historia de las cosas (The Story of Stuff), que salió a la luz en Estados Unidos en el 2007 y fue dirigido por Louis Fox, se nos muestra cómo la historia de las cosas atraviesa distintos momentos, para ser más específicos son cinco: la extracción, la producción, la distribución, el consumo y el descarte. A este proceso se le conoce como la “economía de materiales”. Muchas de nosotros ignoramos cuatro de esa facetas, ya que activamente participamos solo en una: el consumismo.
Es importante resaltar que en cada fase de la economía de materiales existen problemas fundamentales. En la fase de extracción, la industria tala árboles, utiliza agua de forma excesiva y la devuelve contaminada a los cauces, sus contaminantes aeróbicos pueden producir la muerte de especies animales y vegetales, en suma, consumen y contaminan muchos recursos naturales. En la fase de producción, emplean energía y usan mezclas químicas creando nuevas sustancias tóxicas, mismas que son vertidas al ambiente sin ningún cuidado. En la fase de distribución, comercializan y tratan de vender todo lo que se ha manufacturado lo más rápido posible y en su traslado se genera un alto índice de contaminación producida por el CO2 de los transportes. La fase del consumo, es la parte en que todos participamos activamente, la regla es: consumir para que el sistema no se detenga, lo aberrante de éste es que el 99% de las cosas ha sido tirado a la basura antes de los seis meses en promedio, y esto es así porque los productos se fabrican con esa intención, que tengan poca durabilidad para que sigas comprando y mantener la economía de materiales. La quinta y última fase es el descarte, que es donde se produce basura a diario, la cual termina en enormes rellenos sanitarios, o en tiraderos a cielo abierto, o regada en las calles y el campo. En algunas partes del mundo esta basura se quemaba en hornos enormes, pero se descubrió que esto generaba dioxinas, es decir sustancias tóxicas mortales, así que se han ido eliminando y prohibiendo, y se ha optado por rellenos sanitarios en los que la basura es enterrada, es decir, no desaparece, sino que se queda con nosotros en algún lugar distante lejos de nuestra vista, pero estos residuos contaminan nuestro aire, tierra y agua de todos modos.
Este problema se genera por el deseo exagerado de comprar productos de cualquier índole, lo que cada vez nos hace más consumistas, dependientes, y obsesionados del consumismo. Éste suele asociarse con la tecnología, pero lo hacemos con todo: ropa, calzado, maquillaje, diversión, autos, etcétera. Probablemente consumimos porque, según este documental, estamos programados inconscientemente por los comerciales que nos “informan” cómo estar al día en moda y tecnología, así que cuando una persona no sigue esas tendencias, está off, o sea, fuera de moda. Este modo de consumo irracional es provocado, en primer lugar, por la obsolescencia programada, es decir, lo que los fabricantes programan en sus productos para que después de seis meses o un año, cuando mucho, ya no funcionen o presenten fallas, lo que obliga a descartarlos, en especial los tecnológicos. En segundo lugar está la obsolescencia percibida que es lo que hace la mercadotecnia para introducir modas y tendencias, de manera que hay cosas que, aunque estén bien, sirvan y sean funcionales, dejan de ser in, o sea, dejan de ser parte de la moda y ya no deben usarse para no verse anticuado.
Después de ver este documental pienso que el problema es que algunos de nosotros no estamos conscientes de la historia que tienen esa cosas cuando las compramos, no notamos que generan un daño a la comunidad y a la naturaleza, quizá sólo necesitamos involucrarnos de manera activa en las otras 4 fases, además de que en la fase que ya somos activos, que es el consumo, habría que ser más reflexivos en nuestras compras, ser más conscientes. ¿Realmente necesito un celular nuevo, si el mío aun funciona bien? ¿De verdad necesito comprar un vestido diferente para la graduación, para el bautizo, para la boda de mi amiga y que no volveré a usarlos? Son preguntas muy básicas, pero nunca nos las hacemos, también podríamos revisar si el producto que estamos consumiendo fue hecho de una forma en que no se dañará fauna y flora, no revisamos qué tipos de productos tóxicos estamos consumiendo, llevándolos a nuestras casas.
Es recomendable ver el documental La historia de las cosas para generar conciencia de esta economía de materiales y hacernos estas preguntas, revisar los productos, así como la necesidad que tenemos de ellos, además de usar las famosas 3 R (que parecen olvidadas) reducir, reutilizar y reciclar, suena trillado repetirlas, pero de que te sirven en tu mente si no las llevas a la práctica, aunque también es preciso saber que estas nunca serán suficientes si no empezamos a cambiar nuestros hábitos de consumir y tener un fuerte apego a las cosas materiales. Los buenos momentos no se guardan en los objetos, ni vales por lo que tienes materialmente, tampoco se va a acabar el mundo si no compras el celular con la mejor cámara. Los mejores momentos no se guardan en un celular, sino en la mente y el corazón. Si no piensas en la historia detrás de las cosas que consumes hoy, mañana no existirán más historias, porque habremos acabado con los recursos de nuestro gran escenario: la Tierra.
[email protected] | [email protected]