Bibliotecario / La escuela de los opiliones - LJA Aguascalientes
03/12/2024

La nave eterna de Efraím Blanco (Acá las letras ediciones, 2017): relatos breves que nacen de los arquetipos de la ciencia ficción y la fantasía, los turistas han llenado las naves para recorrer mundos oníricos, espaciales, cuánticos. Es un libro de brevedades placentero y un culto a lo extraño. Cuentos que no exceden las cinco páginas pero dejan o sugieren situaciones que competen, desarrollan o cancelan a los otros cuentos, como rumores, un pasillo fantástico de pinturas para reencontrarse con una realidad torcida o miradas divergentes. Bestiario de personajes: contadores, payasos, niñas siniestras, degenerados, creyentes de que la verdad está allá afuera, zombies o cuerpos que dudan de su situación física en el mundo. De una prosa concisa y ágil, recomiendo su lectura especialmente en plataformas móviles: un auto, el microbús, un avión, un yate de lujo o, si es posible, una nave espacial o un plataforma petrolera. Por cierto, el autor del libro juega Pokémon Go, así que indudablemente le sabe a los pikachus y las transformaciones.

La pulga de Satán de Mariana Orantes (FETA, 2017): un libro de ensayos que explora inicios e inquietudes literarias de la autora. De rescoldos y comezones, también progresa a cierta iluminación para llevarnos de la mano a los inicios de sus pasiones gatunas. Bestiario de personajes: Satanás, navíos, gatos, asesinos, sabios chinos y compañeros de infancia. Este libro es el más fácil de encontrar de Mariana Orantes, gracias a Tierra Adentro, por si busca algo que leer en su Educal preferida. Vale la pena acercarse al mundo de Orantes y anticiparse a los temas que manejará en otros libros, otras propuestas.

Los caballeros se quedan a descansar de Mariana Orantes (Instituto sinaloense de cultura, 2018): si acaso tiene la fortuna de encontrarse con este libro, pida diez copias, regale a sus amigos y después devórelo. Ensayos sobre asesinatos, cadáveres, almas oscuras, la nota roja, cómo los medios manejan a los muertos. Orantes maneja con puntualidad, un estilo crítico y sagaz, la oscuridad de las almas después del ritual del asesinato. Bestiario de personajes: enanos, locas, adolescentes frustradas por vivir en estados panistas, justicieras anónimas que tuiteaban sobre el narco. Una mirada razonable y muy necesaria para los tiempos violentos en los que vivimos, Orantes nos hace preguntarnos una y otra vez cuál es nuestra parte en este teatro rojo. Puede conseguirlo en su kickstarter y los pesos serían bien invertidos; la autora se nos va a Barcelona gracias a una bien merecida beca: https://bit.ly/2UkKqEd.

Esquirlas de Carlos Francisco Gallardo Sánchez, ilustraciones de Amira Aranda (Acá las letras ediciones, 2018): un libro pequeñito de microficción y unas ilustraciones encantadoras, el autor explora cuatro estados que van de lo personal, los lugares, la escritura, la escritura y la lectura. Las ilustraciones de Aranda son encantadoras y revelan variantes humorísticas en algunos de los aforismos de Gallardo, lo cual complementan el pequeño libro joya que tengo en las manos. Bestiario de personajes: gordos, cerveceros, perros, bibliotecarios y buenas intenciones. Si tiene como propósito de este año leerse unos 20, 30, 40 o 50 libros, podría empezar con este para arrancar el ratoncito literario y no sólo eso, podría repetir su lectura dos o tres veces para anotarse unas cuantas rayas en el contador. La generosidad de Gallardo, en ese sentido, no tiene límites. No le tenga miedo al título, no lastima pero nos descubre.

Final Fantasy V de Chris Kohler (Boss Fight Books, 2017): un libro documental que cuenta la historia de cómo crearon uno de los juegos más entrañables que jamás llegó, en su momento, a América. Narra las obsesiones de un puñado de creadores por robarse la infancia de algunos niños japoneses mientras tratan de vencer al jefe mayor de aquel entonces: Dragon Quest. También cuentan la historia de cómo creaban escenarios, empujaban los límites de las consolas, para tratar de presentar una historia que fuera una experiencia memorable, casi cinematográfica, con pixeles de 16 bits y música de chiptune. Bestiario de personajes: japoneses, Ted Woolsey, dragones que enferman con veneno, piratas mujeres que se disfrazan de hombres para que las respeten, otosamas. Este libro sólo se consigue por internet. Un momento para dar las gracias a Google, a los lectores electrónicos, a los japoneses obsesivos, a que uno alza una piedra y salen chingos de escritores gringos dispuestos a contarnos historias raras.


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