Aguascapuentes / Esencias viajeras - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Regresé a la ciudad de Aguascalientes por unos cuantos días a inicios de año, es una ciudad que conozco a la perfección en la cual he vivido gran parte de mi vida -habrá otro momento para escribir de ella y de todo lo que me ha dado- sin embargo en esta ocasión y después de varios trotes por el mundo me encontré ahora en mayor medida que en otros años con una ciudad miope, ensimismada en su provincianismo, burdamente clasista y destinada a ser una copia acomplejada de cualquier metrópoli. Tal vez todo lo anterior comience a caracterizar su nueva esencia, no lo sé, solo lo supongo.

Me encuentro con una capital en su sentido urbano que en los últimos años a priorizado hasta el grado del fetiche la proliferación de puentes y pasos a desnivel, un tema que tiene tantas aristas como puentes hay en la ciudad. La postura de este texto no es antipuentes o antiprogreso, aunque no todo progreso es desarrollo y no todos los puentes nos conectan.

La política de obra publica ha focalizado y alentado el uso del automóvil particular por encima de una Red de Transporte Publico -sí, con mayúsculas- dando gusto a un segmento de lo población mirado mas como votante ocasional que como ciudadano permanente. No es de extrañar, el auto en la sociedad aguascalentense es el triunfo sobre la masa, salir de la ignominia del insufrible transporte publico y hacerse de un lugar en la sociedad, alienarse de una vez por todas dócilmente a la clase media o en el mejor de los casos y en cuotas hacer muestra del recién estrenado status económico; en algunos casos -no pocos- el tamaño del vehículo tiene una proporción inversa al miembro viril de su conductor, esto se omite para las mujeres quienes generalmente en una sociedad patriarcal como la hidrocálida son protegidas-sometidas por el conyugue mediante la adquisición de la flamante gran camioneta familiar que le da el alta en sociedad como una mujer de familia, respetable, cristiana y autosuficiente -autosuficiente para hacer las compras en el súper, llevar a los niños al colegio, pasear al perro y asistir a eventos sociales- la exhibición del éxito económico del marido y/o el compromiso de la mujer con su familia esta simbolizado en la anhelada camioneta.

Así el auto es la inscripción para alzar la voz -argumentando el pago de impuestos- para demandar mas puentes y mas vías rápidas y menos baches y quitar foto multas y controles de alcoholemia y mas vías rápidas y mas puentes,  para un conductor de Aguascalientes es su etiqueta a la conformidad ciudadana, lo aleja para siempre de la pesadilla del pésimo sistema de transporte urbano el cual ansía nunca volver a utilizar -la vuelta a este sería un fracaso económico devenido en su mentalidad como fracaso de vida- por supuesto a ese ciudadano automotor no le faltan motivos aunque si razones. Desde hace años la principal deuda social y colectiva de los gobiernos del estado es el transporte publico, mas allá de los ítems básicos por lo que se vota a cualquier gobierno; empleo, educación, salud, cultura, vivienda, seguridad, el transporte urbano ha sido sistemáticamente un tema de abandono y cachondeo para las autoridades locales que forman comisión tras comisión para presentar resultados opacos y nulamente resolutivos, con presidentes municipales con poca talla para enfrentar el tema este queda en manos del gobernador en turno -también de poca talla- pero con más margen de acción, sin embargo a falta de perspectiva de ciudad global y de compromiso colectivo se enfrascan en contubernios no siempre claros con los grupos de transportistas que parecen mas caciques charros que concesionarios. A estas alturas la palabra “concesionario” es un eufemismo neoliberal para designar a empresas privadas con altos interés y ganancias económicas que cumplen labores que deberían ser abastecidas por el gobierno, así el gobierno sólo norma, sólo regula pero no cumple o se aleja de su verdadera función; procurar el bienestar y el interés de la población.

La proliferación de puentes casi al nivel de pandemia da muestra de nuevas tensiones en la ciudad y en sus habitantes, el desplazamiento podrá ser mas rápido en vehículo mientras en transporte publico los tiempos se vuelven mayores, la ciudad esta experimentado desde hace años dicotomías ya se habla de “Norte” y de “Sur” con asignación de valores y adjetivos para cada lugar -en otra ocasión podre detallarlos- brotan nuevos “fraccionamientos” en la periferias de la ciudad que han nacido muertos y cuyo destino será la marginalidad y la exclusión versus “cotos” cerrados y urbanizaciones que detrás de sus muros electrificados ofertan sueños de elite y seguridad que se venden como pan caliente a una sociedad deseosa de alejarse de lo colectivo y encerrase en su individualidad, creyendo que los graves problemas sociales se quedan detrás del muro y no accederán al coto por falta de tarjeta de residente. Estos fenómenos complejos originados por la sobredemanda de vivienda, terrenos, de bienes raíces, de gobiernos en relación directa con empresarios que han especulado y utilizado el influyentísimo el nepotismo para expandir sin control una ciudad sin sentido urbano profundo tarde o temprano pasara factura a todos en el impacto del medio ambiente en redes de agua, luz, servicios, transporte, basura, abastecimiento, etc. sin sumar la marginación de las periferias, el alejamiento de los servicios básicos, la expansión urbana, el gasto publico para fraccionar, la extensión de los círculos de seguridad y una lista que excedería el texto.

Debe ser dicho; los académicos también juegan un papel fundamental en esta visión de ciudad, alarmante es la escasa participación activa, critica y contestataria de docentes y alumnos de la U(A)A -Universidad de Aguascalientes, omito la Autonomía- aparentara que sus integrantes destinados a pensar la ciudad; la construcción, el urbanismo, el diseño y la obra civil estan mas preocupados de colarse en contratos público-privados o hacerse un huequito en el gobierno que de ser una verdadera voz critica y propositiva con respecto a tener una ciudad con un crecimiento equilibrado, que proponga un transporte eficiente, seguro, autosustentable y lo primordial, colectivo.

Cualquier miembro de la ciudad debe tener derecho al disfrute de la misma, a la movilidad colectiva y asequible a sus centros de trabajo, de estudio, de esparcimiento, esto es el generador de empleos, de desarrollo, de sostenibilidad que estan implementado desde décadas atrás las grandes ciudades del mundo donde se prioriza la creación de espacios públicos verdes, ordenados y de alta participación cívica contra planchas de cemento hidráulico indiscriminado y campañas nocturnas de bacheo. La próxima vez que usted pase por un puente replánteese en que ciudad pretende vivir para el futuro, pero por unos instantes deje su orgullo chovinista, su comodidad y su individualidad para pensar en una ciudad global, equitativa y colectiva que en vez de excluir, integre, y en lugar de promover el automóvil promueva a las personas y su colectividad. Construir puentes nunca será lo mismo que tender puentes.


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