Estimado lector, tenemos que predicar con el ejemplo, ser humildes, benévolos, si nos abofetean la mejilla derecha poner la izquierda; la historia de nuestra amada tierra se ha dividido en dos grandes etapas con el fin de poder comprenderla mejor, AC y DC, Antes de Corrupción y Después de Corrupción. Cuenta la leyenda que un grupo de valerosos mexicas oriundos de Aztlán -que por cierto, a la fecha los expertos en el tema no dan con la ubicación geográfica exacta de dónde pudo haber estado ese mítico lugar-, recorrieron miles de kilómetros en búsqueda de la señal divina, se imagina, la responsabilidad de fundar un lugar, un pueblo, una ciudad, un imperio, una metrópoli, una nación. Lo demás ya se lo sabe, islote en el lago de Texcoco donde encontraron a Huitzilopochtli en la representación semiótica que a la fecha engalana nuestra bandera, la historia del nacimiento del imperio mesoamericano más poderoso de la época. Acamapichtli, el mismo Huitzilopochtli, Chimalpopoca, Itzcoatl, Moctezuma I, Axayácatl, Tizoc, Ahuizotl, entre otros gobernantes y claro Cuauhtémoc el último emperador de Tenochtitlan.
Hasta ahí todo bien, el mundo de ensueño sin invasores extraamericanos, si existe la palabra extraterrestre, ¿por qué no acuñar extraamericanos?; sólo que el imperio no era precisamente el más pacífico, se hicieron de fama bélica y enemigos de la mayoría de los pueblos de Mesoamérica. Toda esta remembranza histórica o relatoría con poco fundamento es para caer en la siguiente pregunta; entonces, ¿antes de los extraamericanos no existía la corrupción, ellos la trajeron junto con una serie de enfermedades o cómo?
El chiste es que hasta apenas poco más de 100 días atrás, vivíamos en la era de la corrupción, antes era un honor decir el que no tranza no avanza un halago para el mexicano, nuestra arraigada costumbre de ofrecer una compensación económica al oficial de tránsito que, en algunas ocasiones, sin pedirla nosotros ciudadanos ejemplares ofrecíamos ese apoyo de buena fe; para el refresco, la torta, el almuerzo completo, la comida, los tres alimentos del día, al colegiatura del hijo del tránsito…
Ahora todo cambió, estamos en proceso de reconciliación con el universo, sí, estimado lector con todos, hasta con diosito, si queremos acabar con el cáncer llamado corrupción comencemos por solicitar disculpas para aligerar la carga y conciencia de la contraparte y proceder a perdonarnos los unos a los otros. Por ejemplo, regresando a la historia, seamos parejos, entonces los mexicas tendrán que pedir perdón a los tlaxcaltecas por tantos años de dominio, por favor, estimado lector, si conoce a algún mexica o tlaxcalteca puro haga que se encuentren para que comiencen la sesión de disculpas y abrazos, mire que va de las dos partes, unos por someterlos al imperio y otros por traicionarlos y aliarse con los españoles. Y así se va haciendo la cadena de disculpas hasta llegar a la conciliación nacional e internacional, se imagina, estamos a dos usted disculpe de cambiar a México, después de la corrupción y finalmente erradicada de nuestras vidas nunca más será mal visto que uno de los neo emperadores azteca quiera perpetrarse en el poder, total, las disculpas están pedidas y dadas, el pueblo perdonará cualquier cosa, la reelección no será mal vista, de hecho no se llamará reelección la nombraremos “la continuidad de la Cuarta Transformación por el bien del pueblo mexicano”, qué belleza, estimado lector, ya me vi, mi vejez garantizada aunque no cotice en el IMSS.
Y mientras usted me lee y se distrae con mi versión ecléctica de la historia de nuestro país, en la realidad del día a día las cosas se ponen color de hormiga pero no quiero dar ni un solo motivo para el heredero de las glorias de Acamapichtli me tache de columnista fifí o por mi culpa señalen a este prestigioso diario de serlo, no, señor, estoy alineado al sistema, convencido de que las cosas están bien y no hay nada que criticar, ya me cansé de perder amistades con compañeros de la carrera por culpa del nuevo emperador azteca, así que hoy como ayer en la prensa nacional, si no estamos alineados al sistema somos fifís de lo peor, bueno, el término evolucionó, antes éramos golpeadores, integrantes del equipo del ahora rey mexica.
Dejemos que la historia fluya, que se escriban los renglones que se tengan que escribir, que la injusticia se disfrace de justicia, que la corrupción se transforme en neo-corrupción, que el odio y el rencor sean aceptados, que la última palabra la tenga el emperador azteca y que los sacrificios regresen para purificar el alma de Huitzilopochtli, aportaré para la reconstrucción de la nación, como ya lo escribí -no ante notario, pero vale- no criticaré más al gobierno en turno y mis columnas serán como esta, ecléctica, confusa y perfectas para distraer al lector de todo acontecer relevante.
El jueves 4 de abril nos encontramos, estimado lector, no más infamias ni noticias falsas… hasta ese día, claro está, mientras tanto veamos el espectáculo mediático de la coordinadora en Cámara de Diputados, esa es una buena historia para que Netflix prepare la serie, por cierto, vea la producción sobre el caso Colosio, haga palomitas, lo va a entretener un rato.