La Secretaría de Obras Públicas del Municipio de Aguascalientes inició hace algunos días la rehabilitación de la imagen exterior del Mercado Terán, la cual supuestamente consiste en reforzar la estructura, remodelar las fachadas, impermeabilizar la azotea, mejorar la iluminación, colocar rampas para personas con discapacidad y sustituir algunos tramos de piso (La Jornada Aguascalientes 20-03-2019). El presupuesto destinado para esta intervención es de 10.5 millones de pesos, misma que se prevé finalizar en el mes de mayo. Mientras algunos sugieren que esta intervención revalorizará el mercado, otros aseguran que no representa una rehabilitación integral sino una obra superficial que además contradice el valor arquitectónico, histórico y cultural del inmueble original. ¿Es adecuada la intervención en el Mercado Terán? ¿Existían otras alternativas al proyecto propuesto?
Por un lado, es positivo que el gobierno municipal pretenda mejorar las condiciones de un mercado municipal, pues, como un espacio público vital de la ciudad, históricamente ha contribuido no sólo a promover el comercio local, sino también a fomentar la cohesión e integración social. Por otro lado, en términos arquitectónicos el proyecto del gobierno municipal efectivamente se percibe cosmético o superficial, considerando que plantea principalmente la superposición de paneles para crear una falsa fachada que más que una imagen de “modernidad” darán al mercado un aspecto artificial, en desprecio de su valor histórico y arquitectónico.
En ese sentido, la intervención del Mercado Terán pudo haber sido una excelente oportunidad para convocar un concurso de diseño urbano y arquitectónico que permitiera al gobierno municipal obtener un proyecto de mayor calidad, integralidad e innovación en función de las bases o parámetros que el mismo gobierno pudo haber definido con antelación. Veamos.
Un concurso de diseño es un proceso competitivo abierto a firmas o individuos mediante el cual el organizador, por ejemplo, el gobierno municipal, solicita la recepción de diseños conceptuales de algún proyecto en cuestión -como la rehabilitación de un mercado municipal o el rediseño de algún inmueble histórico-, o bien, de anteproyectos arquitectónicos que permitan avanzar hacia la ejecución de una obra. A través de una convocatoria se establecen las bases de participación, y se indica con claridad el proceso mediante el cual se recibirán y evaluarán las propuestas y se seleccionará al ganador -se requiere conformar un jurado objetivo y profesional que garantice un proceso equitativo de selección-. El organizador debe promover la exhibición de los proyectos concursantes en lugares y eventos públicos, así como en redes sociales y otros medios electrónicos para permitir a la población conocer las propuestas elaboradas por los participantes. En ocasiones el premio puede incluir la ejecución del proyecto seleccionado -en el ámbito internacional, por ejemplo, la Casa Blanca, la Torre Eiffel y el Memorial 9/11 en Nueva York fueron seleccionados mediante concursos de diseños-.
¿Por qué un concurso de diseño pudo haber ayudado al gobierno municipal a obtener un proyecto de mayor calidad?
Primero, porque al crear un espacio competitivo estimula la creatividad e innovación mediante las cuales surgen más y mejores ideas, y soluciones de mayor valor agregado para alcanzar un objetivo determinado. Es decir, promover la participación abierta de profesionales en la materia pudo haber dado al gobierno municipal mejores insumos para definir una intervención más integral del mercado, e incluso pudo haber obtenido un proyecto implementable de más calidad apegado a los parámetros establecidos en la convocatoria, como el presupuesto máximo para la ejecución de la obra.
Segundo, porque un concurso crea una plataforma en la que se puede mostrar talento nuevo y emergente que en la actualidad puede no contar con visibilidad suficiente para competir en un proceso tradicional de contratación. Por lo tanto, un concurso puede ofrecer oportunidades de participación a jóvenes y firmas locales consolidadas o de reciente creación que requieren de espacios para demostrar su capacidad. Lo anterior puede además contribuir a fortalecer las disciplinas de diseño urbano y arquitectónico en proyectos públicos en la entidad.
Tercero, porque un proceso abierto y competitivo, y una evaluación y selección objetiva, profesional y transparente, pueden mejorar la credibilidad y la legitimidad del gobierno municipal para la ejecución de proyectos como la rehabilitación del Mercado Terán. Es decir, en un momento en que las contrataciones públicas constantemente se infiltran por la corrupción, un concurso puede garantizar mayor transparencia en la toma de decisiones al promover la evaluación de proyectos y soluciones con base en su mérito, calidad, creatividad e innovación.
¿Por qué no pensar en un concurso piloto de diseño urbano o arquitectónico que permita al gobierno municipal transitar de intervenciones tan limitadas a otras más creativas e integrales con mayor credibilidad y legitimidad? ¿Por qué no convocar un concurso para el rediseño de otro mercado municipal o algún espacio público de la ciudad?
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