Estimado lector, el día de hoy haremos una pausa a los temas nacionales para ocuparnos de la empresa familiar. En tiempos turbulentos, puede ser que sea la empresa familiar la más golpeada, debido a que tiene deficiencias desde la perspectiva de la profesionalización e institucionalización de otras empresas más grandes, pero también es cierto que esa debilidad puede convertirse en su gran fortaleza.
La empresa familiar atraviesa siete grandes etapas para poder salir adelante de forma adecuada, y el paso entre una y otra etapa marca las grandes crisis que tiene que sortear la empresa familiar.
Las siete grandes etapas que tiene que atravesar la empresa familiar son:
- Claridad
- Compañía.
- Competencia y Cliente
- Comunicación.
- Cash Flow. Generación de efectivo.
- Continuidad.
- suCesión.
Podríamos decir, que son las 7 c’s de la empresa familiar.
Las grandes crisis que debe sortear la empresa familiar son:
- Destino
- Estructura
- Flujo
- Equipo listo
- Regreso al principio.
Trataremos de explicar rápidamente cada una de las etapas y las crisis que hacen el enlace entre una y otra etapa.
La primera etapa, Claridad, indica que el empresario familiar, el fundador, debe tener una claridad sobre lo que quiere hacer, cómo lo quiere hacer, y con base en ello, avanzar hacia los objetivos planteados. La claridad puede ser que quiere ser empresario, tener una empresa, o bien, que el sustento de sus hijos será a través del negocio que se está emprendiendo en esos momentos. No puede titubear, el empresario, la claridad es muy necesaria para poder comenzar de manera adecuada. La clave es SER LÍDER. Si el emprendedor, empresario familiar delega el liderazgo en alguien más deja de tener relevancia el mismo negocio.
Ser líder implica tener integridad entre cuatro grandes ejes que van aumentando dicha integridad y son el motor del empresario, la imaginación, la iniciativa, la influencia y la intención, basado en eso, la idea del empresario (que es un resultado de su imaginación), va a la acción por medio de una iniciativa, y a través de la influencia que pueda ejercer su liderazgo, tendrá seguidores que entonces dependiendo de la intención que tenga el líder, generen resultados adecuados para todos que entonces, podrán convertirse en una preocupación para entonces generar más ideas.
Antes de poder pasar a la segunda etapa, debe sortear la primera crisis, que es la del destino, ¿a dónde ir? El negocio probablemente ya está creciendo, y es aquí donde es necesario de forma importante que se pueda tener claro el destino que tiene el negocio, su posible crecimiento, hacia dónde irá el producto o servicio, que necesitará para llegar hasta allá, y si está dispuesto de forma real, a asumir los costos, riesgos y beneficios para lograr esos objetivos.
Una vez sorteada esta crisis, la segunda etapa de la empresa familiar es crear formalmente una Compañía, a través de tres grandes factores que son, las utilidades, el producto-servicio (el entregable al cliente), y el problema que resuelve al cliente-consumidor. Si no tiene claro cómo genera utilidades, que es lo que le crea valor al cliente sobre la oferta que hace la empresa, y si tampoco sabe que está resolviendo al cliente (puede que no sea un problema, puede ser una necesidad o bien un deseo, para generalizar decimos problema), está condenado al fracaso empresarial.
El paso de la etapa dos a la etapa tres, es la estructura. Es decir, es importante que en ese momento el empresario le dé una estructura real a la empresa, que dicha estructura pueda ser adecuada para conseguir el destino que ya se había generado en la etapa anterior, y que las personas que llenen dicha estructura estén comprometidas para lograr esos objetivos. Sin una estructura adecuada, también se está condenado al fracaso, se podrá tener éxito de forma temporal, pero no de manera para perpetuar la empresa familiar. El principal problema de hacer una estructura es que el empresario tiene que, forzosamente, empezar a “soltar” el negocio a otros, no ser el que dependa y sepa hacer todo. Los empresarios familiares tienden a desconfiar de todos, en ocasiones, hasta de la propia familia. Eso no es nada bueno, porque por más que quiera hacer todo el mismo, enterarse de absolutamente todo, y también si quisiera decidir hasta el más mínimo detalle, la empresa perderá su gran fortaleza, que es el poder moverse rápidamente hacia otros mercados, clientes y productos.
El espacio se agotó por esta semana, pero continuaremos con las etapas de la empresa familiar la próxima semana, hasta entonces.