La Tierra plana / Disenso - LJA Aguascalientes
21/11/2024

Por estos días se estrenó en Netflix Behind the Curve, un documental que aborda la comunidad de los llamados “terraplanistas”, una comunidad que ha crecido vigorosamente los últimos años, basados en la surrealista premisa de que por siglos nos han mentido sobre el hecho de que la Tierra es redonda. Resulta que no: que hay una conspiración de proporciones incalculables que entre “los hombres detrás de la cortina” que han construido un gran set para engañarnos a todas y todos. El planeta es un disco plano bordeado por una pared de hielo (lo que nosotros “falsamente” consideramos los polos) y los continentes se distribuyen sobre ese disco. Hay también un domo y dentro de ese domo una luna y un sol, que, como lámparas, van iluminando distintas partes del disco.

Es harto interesante observar tres características recurrentes en la comunidad terraplanista, que, por cierto, por autoconfesión se descubre conspiracionista a tope: creen que el 9/11 fue auto-ataque, buena parte de la comunidad es antivacunas, creen en los reptilianos y creen que incluso algunos miembros de la comunidad participan como infiltrados también de una conspiración. La primera de las características es el negacionismo: es interesante, a poco que se vea, la disposición que tienen para negar hasta lo más evidente: las imágenes de la Tierra, los eclipses, los vuelos que precisan la esfericidad del planeta, todas las evidencias son para los terraplanistas insuficientes, y cada una es una nueva prueba de un ingenioso sistema de engaño ¿los eclipses? Cómo no: un efecto de Hollywood para probar su punto. Hay quienes incluso creen que el domo funciona como una pantalla gigante para mostrar todos los efectos necesarios para que creamos en la esfericidad de la Tierra. Por más extraño que parezca, este negacionismo convive de manera perversa con un escepticismo casi pirrónico que, sorpresivamente, lleva a los terraplanistas a tener cierto nivel de sofisticación e incluso razonamiento de alguna manera lógico (pero subordinado a sus creencias): las proto-matemáticas y explicaciones alternativas demuestran una gran creatividad y también una solvencia racional: no estamos frente a personas discapacitadas intelectualmente. Las dos características anteriores, en su improbable maridaje, provocan cosas bastante sorpresivas: uno de los líderes ha gastado doscientos mil dólares en un giroscopio láser para probar que la Tierra era plana, de ser redonda, el giroscopio tendría una deriva esperada de 15°; cuando hicieron la medición la deriva apareció y entonces pensaron que estaba defectuoso; o que había algo interfiriendo, alguna “onda” que lo confundía; decidieron aislarlo con diversos materiales, en todos los casos el giroscopio siguió mostrando su deriva. Evidentemente podrán no parar hasta que encuentren las circunstancias atípicas en que muestren lo que buscaban desde el principio y lo generalicen. Si bien es cierto que intentan probar con métodos considerados científicos sus premisas, el error radica justo en que las premisas son las que guían y califican al experimento, en la ciencia bien ejecutada, los experimentos (o falsaciones) guían y califican la premisa.

Una tercera categoría es su obsesión por encontrar “la verdad”, o al menos eso describen sentir. El fraseo es equivocado, porque ya han elegido su verdad y están buscando cómo probarla, cómo soportarla, cómo fortalecerla, a costa de todo, son más corroboracionistas. Algunos han perdido trabajo, relaciones, han cometido suicidio social al creer en algo tan extraño, pero su comunidad crece, y al parecer se debe a varios factores: la sensación de que con la democratización de los espacios toda la información vale igual: “investigar” algo en youtube o doña wiki es igual de sensato que ir a la universidad a estudiar física. Además, como lo he analizado en otros espacios, está el fenómeno de la estructuración: los algoritmos de búsqueda (igual que los de entretenimiento) van captando nuestras preferencias y a partir de ahí se establece un patrón de resultados: no solamente tendrán más feedback terraplanista conforme más lean al respecto, encontrarán más noticias, con mayor facilidad y frecuencia, sino que sus búsquedas por conceptos neutrales ya estará condicionado por su predilección, así que una búsqueda de “Tierra redonda” dará como resultado entradas del tipo “el gran engaño en que nos han mantenido”, y cosas de la calaña, en vez de, no sé, lo que estudiamos en la primaria.

En algunos momentos del documental parece haber quien duda de lo que está sucediendo, incluso a través de sus propios experimentos, pero se dan cuenta que hay un costo enorme en reconocer que se habían equivocado y prefieren seguir más profundo en el agujero de conejo. ¿Cuántas veces nos pasará esto? ¿Cuántas creencias mantenemos por un dolor emocional a perder algo que defendimos por años? ¿Cuántas de nuestras búsquedas están ya contaminadas por nuestra propia creencia? ¿Cuántas de nuestras opiniones no están fortalecidas en leer los medios que opinan como nosotros? ¿Con qué herramientas enfrentamos nuestra búsqueda de información para no hundirnos más profundo en nuestros propios prejuicios? No estaría mal que nos preguntáramos con frecuencia cuál es nuestra propia Tierra plana.

 

Pensamiento Público TT | /Aguascalientesplural | @alexvzuniga


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