- Las grandes granjas crecen desmedidamente mientras que las medianas y pequeñas luchan por subsistir
- Aguascalientes es la cuarta cuenca lechera más importante del país
- 80 por ciento de los pequeños productores están por debajo de la línea de rendimiento
Carlos Urban Haubi Segura, presidente de la Asociación Hidrocálida de Médicos Veterinarios Especialistas en Bovinos (AHMVEB), reveló que pese a ser la cuarta cuenca lechera más importante del país, Aguascalientes tiene un problema grave de desaparición de granjas medianas porque no tienen apropiadas tasas de rendimiento, problema que puede solucionarse mediante la adecuada nutrición de cada espécimen para hacerla productiva en lugar de adquirir más ejemplares.
Aguascalientes es la cuarta cuenca lechera más importante del país, sin embargo como lo señaló Carlos Haubi, los beneficios de la bonanza de este sector económico se quedan en pocas manos presentándose un fenómeno en el que cada vez hay más establos pequeños cuyas vacas son absorbidas por los grandes establos.
Esto se debe, explicó el presidente de la AHMVEB, a que resulta muy complicado para los pequeños productores crecer pues si bien sus terrenos son capaces de dar cabida a 20 animales, cuando quieren crecer no tienen el espacio para nuevos animales.
Cuando entró en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC), luego de la reforma agraria, puntualizó Haubi Segura, hubo un crecimiento enorme de los grandes agropecuarios quienes ante este vertiginoso ascenso compraron los terrenos a sus vecinos quienes no pudieron agarrar el ritmo, siendo sus tierras reducidas hasta las cinco hectáreas que, como mucho, dan cabida a diez vacas.
De hecho, puntualizó el investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), el crecimiento de 20 a 60 vacas no es tan complicado, sin embargo pasar a las 200 resulta muy difícil y casi imposible superar las 500, sin embargo pasando este límite, las empresas lecheras solamente crecen en Aguascalientes a un ritmo de 10 por ciento anual: “Hay una economía a escala donde el rancho crece hasta que se tiene que estabilizar, pero el siguiente brinco es enorme pues para crecer de 200 a 500 vacas se necesitan salas de ordeña nuevas, corrales nuevos, asesoría, más personal para las nuevas 300 vacas”.
Aunque para crecer resulta necesaria la contratación de personal, esto también se ha convertido en un problema para las granjas lecheras pues, como lo señaló Haubi Segura, cada vez es más difícil encontrar personal ya que las zonas agrícolas paulatinamente se han ido llenando de maquiladoras que contratan a los pobladores que antes se dedicaban a la agricultura.
Además, al ver las dificultades por las que pasan sus padres, los hijos de los pequeños lecheros han decidido dedicarse a otras cosas y no al negocio familiar, según el presidente de AHMVEB: “Aquí decimos mucho que ellos no traen sangre en las venas, traen leche, pero los hijos ya no, los hijos ya traen celular en la mente, ¿qué va a pasar? Necesitamos hacer que otra vez que los hijos vean el beneficio económico que es tener un rancho”.
En Aguascalientes hay tres modelos de granjas lecheras: las de traspatio, que son pequeños establos familiares de subsistencia; el semi intensivo, donde las vacas son sacadas a pastorear a ratos pero luego son reingresadas a la sala de ordeña que en su mayoría también son negocios familiares pero con personas externas contratadas; y los sistemas intensivos, con salas de ordeña, corrales, sistemas computarizados y muy tecnificados.
La distribución de estos tres sistemas en el estado, explicó Carlos Haubi, es como una pirámide, cuya base está en los pequeños lecheros de traspatio con hasta 15 vacas, seguida de las granjas semi intensivas que son las que están quebrando al no poder crecer y tener importante gastos y en la punta los grandes ranchos altamente tecnificados.
Según el investigador, en el estado el promedio de producción de leche por año es de diez mil litros por vaca, habiendo vacas que producen hasta trece mil litros en algunas granjas, sin embargo este promedio se eleva mucho sobre la realidad de los pequeños lecheros quienes están incapacitados para dar alimento suficiente para tener una buena producción, llegando a los seis mil y siete mil litros anuales como máximo.
Sin embargo, detalló Haubi Segura, para que una vaca tenga rendimiento debe producir al menos siete mil 500 litros de leche anuales, pues con esto el animal es capaz de pagar su alimento y el resto se convierten utilidad para el lechero.
El 80 por ciento de los productores en Aguascalientes con hasta 20 vacas, lamentó el titular de AHMVEB, se encuentran por debajo de la línea de rentabilidad debido al bajo nivel de energía que aportan las dietas de sus animales, mientras que las grandes granjas lecheras con más de 500 vacas duplican cada siete años su cifra de ganancia.
Como los productores con menos de 20 vacas no tienen rendimiento, cada determinado tiempo deben vender a algunos de sus animales para poder alimentar al resto y aunque siguen reponiendo los becerros, se genera un círculo del que no pueden salir.
Haubi Segura explicó que aunque los pequeños productores fueran más eficientes al producir leche por vaca que los grandes, no tienen las suficientes como para poder mejorar su economía siendo en viven en promedio con ganancias de cinco mil pesos mensuales.
Pero el docente de la UAA aclaró que hay soluciones, como un sistema que está normalizado en Suiza, el cual estudió durante su estancia en dicho país, en el que se tienen 24 vacas por cada 24 hectáreas, que no requieren de mucha tecnificación, con lo que resulta suficiente para que las vacas produzcan mil pesos de ganancia cada una, es decir, 24 mil pesos, cifra que podría sacar de la pobreza a un lechero, que además se puede aumentar si se procesa la materia prima para aumentar el valor del producto o si se realizan actividades diferentes como ofrecer talleres artesanales de queso.
Para lograr este tipo de esquema es necesaria la asesoría de expertos veterinarios, por lo que Haubi Segura sugirió que desde la AHMVEB se pueden organizar brigadas de nutriólogos en aprendizaje, que acudan a los ranchos a cambio de un pago subsidiado por el Gobierno Federal o Estatal, que vaya reduciendo su aportación estatal al pasar los años para que los ganaderos valoren el trabajo de los profesionales: “Esos programas tienen que ser co-participativos, que no sea nada más que el gobierno regala, regala y regala, el ganadero tiene que ver que sí funciona la asesoría”.
Estos asesores no sólo instruirían sobre este modelo de granja, sino que apoyarían en la nutrición de las vacas a fin de que fueran más productivas, pues la alimentación representa el 80 por ciento del gasto en la industria lechera, como lo comentó el investigador: “Les llamamos vacas y no bocas, porque una vaca es un sistema que transforma alimento en leche, a mayor alimento mayor producción de leche”.
Comentó que desafortunadamente los productores que están en las peores condiciones no tienen el dinero suficiente para comprar alimento de mejor calidad, por lo que de entrada tendrían que vender algunas vacas a fin de comprar mejor alimento con asesoría de los nutriólogos, el cual sería ofrecido a los animales para que fuesen más productivos.
Otra de las mejoras que pueden realizar los productores para ahorrar costos, añadió el presidente de la AHMVEB, es que se organicen en cooperativas de consumo a fin de que compren alimentos en mayores cantidades y se abaraten los costos y en una segunda fase cooperativas de función y venta: “Pero las cooperativas de consumo no cuesta mucho hacerlo, pero hay que organizarlos y se requiere organizar desde afuera porque el ganadero no lo va a hacer, no tienen tiempo ni capacidad para hacerlo”.
Lo anterior, afirmó Haubi Segura, no puede tener un buen fin para la industria lechera si de entrada el Gobierno Federal no toma medidas para aumentar el valor de la leche como, por ejemplo, dejar de importar más leche de la que realmente se necesita, ya que en pasadas administraciones se importó hasta un 60 por ciento más de la requerida, abaratando el precio de esta materia prima.
México, continuó el presidente de la AHMVEB, es el mayor importador de leche del mundo: “Les bajaron el precio a los productores y prácticamente quebraron a los productores de aquí, los que sobrevivieron es porque vendieron sus vacas y vendieron tantas que de repente ya sólo tenían las vacas buenas y se volvieron súper eficientes”.