Un hombre que trascendió por su espíritu de lucha y entrega por el teatro social fue, sin duda, Enrique Cisneros, quien nació en el Distrito Federal en 1948. Director, dramaturgo y promotor indiscutible del teatro callejero. En su carrera profesional era conocido como El llanero solitito o El llanero solitario, sin embargo, paradójicamente, nunca estaba solo, al contrario, reunía un nutrido grupo de espectadores en cada función que presentaba. Tuvo como maestros a Enrique Ballestés, Sergio García, Enrique Buenaventura, Augusto Boal y Luis Valdez.
Su concepto de teatro independiente era muy claro: “El concepto de teatro independiente o el concepto de teatro popular son conceptos que están muy desprestigiados. Nosotros somos independientes del Estado y de la burguesía, pero somos dependientes de las organizaciones de trabajadores, de las organizaciones de campesinos”.
Cisneros intervino en las dos expresiones de estudiantes que marcaron un parteaguas, en una opresión estudiantil y trabajadora ante el sistema capitalista: “Estuvo presente en las manifestaciones que se llevaron a cabo en 1968 y también la rebelión de 1971, estos fueron los dos detonantes que lo llevaron a ser activista y promover un movimiento que llevará a la destrucción del sistema capitalista (un sistema de explotación del hombre por el hombre) y en pro a la construcción de un mundo socialista”.
Se inicia como dramaturgo con Pinches estudiantes y poco después figuran El chocolate, La represión infantil, Buscando al pueblo, La fábrica de los pilletes, Nacionalismo revolucionario, ¡Ay, calacas! y El campeón.
Sus procesos de aprendizaje iban más allá de un aula, no se daba en una escuela, sino a través de funciones: “Nuestros detractores nos atacan sin haber visto siquiera media docena de las obras que hacemos. (…) Nosotros sabemos con quién es nuestro compromiso y eso es suficiente”.
En 1974 forma el grupo Poca Madre en el Barrio de Tepito y tiempo después crea otros grupos La Biznaga, y Positivo y Negativo: “Somos un movimiento cultural con posiciones definidas”. Funda los periódicos: El chido y El machete, y es autor del libro testimonial Si me permiten actuar.
Con sus proyectos artísticos callejeros impulsó el Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística de la UNAM (CLETA), colectivo cuyo objetivo era fomentar el arte y la promoción cultural alternativa: “Cuando se integra en el CLETA (Centro de Experimentación Teatral y Artística) en 1973. En ese tiempo no se permitía las expresiones que cuestionarán al régimen”, señala uno de sus alumnos Rogelio Guerra Espinoza.
Su quehacer escénico lo llevó a realizar huelgas de trabajadores, en escuelas, pueblos y barrios, de acuerdo con la problemática de estas huelgas. La Casa de Lago fue un motor para realizar sus trabajos escénicos, comprometidos siempre por la sociedad marginada. En su andar llegó a los 50 años de lucha incansable en su labor de teatrista callejero.
El maestro llevó su trabajo por todo el país, y Aguascalientes no fue la excepción, siendo invitado, en su última visita, por el promotor y fundador del Centro Cultural Tercera Llamada, Jaime Muñoz, en octubre de 2015, fecha en que se le rindió un homenaje, después de su presentación con la obra de Darío Fo: Una mujer sola. Asimismo, en el 2015, por parte de la compañía Utopía Urbana de la Ciudad de México, llevaron a escena La represión infantil, de su autoría, cumpliendo más de 3,000 representaciones de la obra y se develó placa en Tercera Llamada. .
Descanse en paz, maestro Enrique Cisneros, El llanero solitito.
Fuentes consultadas:
Diccionario mexicano de teatro Siglo XX, Edgar Ceballos, Escenología, 2013. p.115
Archivo A Escena.