Estimado lector, estamos ante los primeros 100 días de la llamada cuarta transformación, por el presidente Andrés Manuel y sus seguidores, en los cuales, han quedado a deber sobre lo que ellos prometieron en campaña, y, por otro lado, está dando de qué hablar debido a que el rumbo de la economía y del país no se ve claro del todo.
En estos 100 días, la llamada cuarta transformación ha:
- Cancelado la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, además de liquidar los bonos que se habían emitido para su construcción, haciendo que la pérdida para los inversores sea mínima. Esta fue una promesa de campaña, y, además, fue enfático en que dará mayor fuerza al aeropuerto de Toluca, y construirá más pistas en Santa Lucía, para que entre los tres aeropuerto, den adecuadamente el servicio aéreo que necesita el país. La primera parte la cumplió, pero seguimos sin ver claro la adecuación de Toluca, la construcción de Santa Lucía o como dijo últimamente, la creación de una tercera terminal en el Aeropuerto de la Ciudad de México. Se le ha olvidado decir, que, gracias a la cancelación de los bonos, se utilizaron 34 mil millones de pesos, que fueron a final de cuentas quitados de otros programas. Equivale a un Fobaproa de 1994, un instrumento que tanto criticó el mismo Andrés Manuel. El impacto económico todavía no se ve en las finanzas públicas, es reciente y el mismo NAIM todavía no estaba en condiciones de operar, pero en un año más tardar, el efecto de esta política impactará fuertemente las finanzas del gobierno.
- Dijo que iría fuertemente contra la corrupción. Fue una de las promesas que más votos le dio, porque la mayoría de la población tuvo la esperanza de ver a los grandes defraudadores del erario tras las rejas. Después, habló del “borrón y cuenta nueva” que pensaba mejor aplicar. Y allí fue donde se confrontó por primera vez con una población que no estuvo de acuerdo en su totalidad. Después se retractó, y dijo que contra la corrupción él iba porque iba, “me canso ganso” la frase del sexenio. Nadie pudo prever que la forma de atacar la corrupción fue mediante la cancelación unilateral de programas sociales que tienen que ver, sobre todo, con apoyos a las mujeres. La cancelación de los programas para la detección temprana del cáncer tanto de mama como cervicouterino, de las guarderías, de los albergues para las mujeres golpeadas y violentadas. Todo esto bajo el lema de: “Allí hay mucha corrupción, por eso se cancela”, además de reformular totalmente los programas económicos tendientes a la generación de nuevas empresas (inadem), de la generación de exportaciones (pro-México) y de la investigación (Conacyt), cancelando algunos y otros dejándolos en el “limbo” económico y presupuestal. No quiere decir que no existiera algún tipo de corrupción en esos programas, me parece que la forma en que lo hizo ha sido más perjudicial que benéfico, y también estoy seguro de que no hemos visto los efectos totales que se tendrán derivado de esta forma nueva de hacer política (que nueva no es, es hijo putativo de Echeverría, tal cual).
- La promesa de un crecimiento del 4%, que dijo, gracias a la cuarta transformación se podría lograr ha sido una falsa promesa. El crecimiento económico para este año será cuando mucho del 1%. La falsa promesa de que él sí sabía hacerlo porque los “neoliberales” no, es totalmente irrelevante. El cambio debe ir hacia el empuje de la productividad, de la elevación de los salarios a través de la generación de valor hacia el cliente, no del paternalismo o de la maquila. No veo, en ningún lado, programas que vayan en ese sentido. Es más, el secretario de Economía ha sido, en estos 100 días, un fantasma. Nadie lo ha visto y sus declaraciones son más bien escuetas. Si es cierto que los 100 días es un preámbulo de lo que se verá en los siguientes seis años, pues no veo el crecimiento al 4% sin políticas tendientes a hacer crecer el país de forma sostenida.
- Sus grandes obras, que se harían en lugar del NAICM están en complicaciones. Si bien es cierto el tren maya va hacia delante, su refinería, y la termoeléctrica, tiene una oposición férrea por parte de la población directamente afectada. En tiempos de su papel como oposición, era el defensor de esos pueblos. Actualmente, ya no los toma en cuenta. ¿Se harán esas obras? Y si es así, ¿a qué precio?
En fin, 100 días donde la popularidad es mucha, pero la efectividad es poca. Cuidado con los populistas, mucho cuidado.