En la semana escuché una entrevista radiofónica que le hicieron a Felipe Calderón donde el conductor del espacio noticioso, mal intencionado por cierto, con el evidente interés de generar polémica y con ello conservar su audiencia y patrocinadores, soltó preguntas incómodas como para acorralar al expresidente; de plano al más puro estilo amarra-navajas le trató de echar a andar a Andrés Manuel con el tema del robo de combustible y su supuesta falta de atención al tema, además de acusarlo de estar coludido con los delincuentes. Al principio debo admitir que el morbo hizo que no le cambiara de estación, después, cuando Felipe comenzó a responder, me pude percatar de la habilidad del exmandatario para no enredarse en la polémica y salir bien librado de la entrevista. Traigo a colación el tema porque me pareció un punto de comparación interesante, habilidad y estilo retórico entre presidente y expresidente. Más tarde a la hora de la comida me topé con las imágenes en vivo del señor presidente en un evento en el Estado de México donde, por cierto, el anfitrión fue Alfredo del Mazo. Que alguien le diga, por favor, ya no está en campaña, ya no es necesario ganarse al pueblo hablando de lo mal que estábamos con la antigua mafia del poder y que, al más puro estilo de Robin Hood ahora los pobres son la prioridad; esa combinación retórica con la comunicación no verbal hace una verdadera bomba populista, por cierto, desgastada por los años y que sólo en Venezuela quedan ecos del estilo. Irremediablemente y sin resistencia me dejé llevar por las ganas de comparar estilos, si, entre Felipe y Andrés aclarando que no estoy cotejando administraciones públicas ni estilos de gobernar, simplemente la manera en que ambos se comunican con la gente y sus interlocutores mediáticos. Definitivamente yo creo que nadie desea que le vaya mal al presidente en turno, sería un efecto en cascada donde nos veríamos afectados todos los mexicanos; que le vaya bien, que todo lo que está proponiendo le salga, que lleve a buen puerto su llamada cuarta transformación, total los que están formados en las estaciones de servicio siguen con buen ánimo, entre otros problemas de menor envergadura verdad.
Regresando al tema, no estoy afirmando que Felipe haya sido un buen presidente, simplemente que al escucharlo le entendí, no fue necesario que gritara ni terminara las frases como si estuviera cantando la cumbia del cucu, o cambiara la d por la t al final de una palabra, y creo que en esa chamba, la de presidente, es requisito básico la comunicación verbal y la no verbal; en fin, cuídenle la comunicación a don Andrés porque seis años así va a desgastar a la audiencia… bueno no, y menos con ofertas de trabajo como la de operador de camión cisterna de combustible, entiéndase chofer de pipa por casi 30 mil pesos, creo que voy a cambiar de trabajo, lo más grande que he manejado es una Combi, pero no creo que haya mucha diferencia, además los riesgos de ser asaltado, asesinado en el trayecto, desaparecido con todo y vehículo, lo vale, ya lo dijo el mesías, estamos en una misión, debemos entrarle todos.
Pero ahora sí, y en otras noticias, le digo que da gusto ver cuando uno de nosotros sale avante en su trabajo, me refiero al ya consagrado Alfonso Cuarón y sus diez nominaciones al Oscar por la película Roma, es un fenómeno de identidad, de sentirse orgulloso de ser mexicano como el director, y seguramente más identificados los habitantes de la colonia Roma en la Ciudad de México. Es un filme muy “doméstico” hecho para toda la audiencia, pero sobre todo para la generación de Alfonso y su vecindad en la metrópoli más poblada del país; es como sentarse con los cuates de la infancia y recordar (en blanco y negro) las cosas buenas de la niñez y la ingenuidad o la inocencia de toparse con fenómenos sociales tan desafortunados como el llamado halconazo. En el chat de mis compañeros de la generación de la universidad, leía sin participar (nunca participo) las criticas al filme; lenta, predecible, la academia de Artes y Ciencias Cinematográficas tiene que reinventarse; en fin, una serie de párrafos que respeté y no comenté porque considero que para poder emitir un juicio de valor, como simple espectador adelante pero como profesional del tema, por lo menos yo debería tener un filme realizado y proyectado en pantalla grande o bien tener una columna especializada en cine como para aventurarme a sacar el bisturí. Esto es más sencillo de lo que parece, le gustó o no le gustó y por qué, porque le recuerda su infancia, porque estéticamente le parece bonita, porque como dijo Martín Navarrete actor profesional en una charla que tuvimos respecto a la película, “sí nosotros hubiéramos planteado la historia y realizado la película no hubiera pasado nada, es Alfonso”, exacto, es Alfonso, con la libertad que ahora tiene para contarnos historias de tarde de amigos de la infancia.
Juan Pablo Chalkovich me dijo “Roma es para todos, no sólo para los habitantes de la Ciudad de México que vivieron su infancia a principios de los 70” y tiene razón, tan es así que la academia gringa la reconoce como una obra artística y obviamente comercial.
Este director mexicano sigue haciendo historia en la industria del cine, no sólo la de los vecinos del norte, en Europa y por supuesto en nuestro país.
Mentes brillantes y talento natural, así como el coach McVay que a sus 33 años de edad y en su segundo año como entrenador en jefe llevará a mis amados Rams de Los Ángeles a disputar su cuarto Súper Tazón; antes de su arribo, por muchos años la franquicia no figuró en ningún departamento y siempre estaba en el sótano de la tabla.
Mentes brillantes y talento natural, esperemos que nuestro Tlatoani pertenezca a ese selecto grupo (por el bien de todos).
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