La premisa inicial puede sonar tonta pero necesito un salto de fe de los lectores. Recientemente hubo un tuit viral acerca de High School Musical, la película dosmilera de Disney, en el que se debatía si los protagonistas (una chica común y un deportista) en realidad son los villanos de la trama ya que su talento natural (y carisma) vuelve añicos los sueños de fama de los hermanos Evans, quienes desde pequeños han dedicado su vida al teatro musical. ¿Pueden un par de advenedizos tomar lo que por derechos corresponde a gente que toda su vida se ha preparado?
Al ver ese hilo de tuits no pude evitar pensar en la polémica más reciente alrededor de Roma, aquella en la que la agradable nominación de Yalitza Aparicio como Mejor Actriz en los Academy Awards fue criticada duramente por Patricia Reyes Espíndola, quien es más conocida como actriz de telenovelas, pero también es una especie de eminencia en la comunidad actoral mexicana debido a su trayectoria como profesora de actuación. Y es justo ese contexto en el que se lee el resentimiento de una mujer preparada en el ramo contra otra que ha tenido la oportunidad de su vida, reconocida por la prensa internacional como una de las mejores actrices del año.
Por un lado, lo que no entiende la señora Reyes Espíndola es que estamos en un momento cultural donde lo que ella representaba a la edad de Yalitza, una belleza convencional de tez clara, hoy en día no es el sabor más vendido. Es decir, por supuesto que el tema de Roma tiene un trasfondo de inclusión y empatía que le urge al mundo y más allá de sí es una tendencia o una teoría de conspiración, es importante la visibilización de todos los tipos de rostros y formas.
Al igual que en la trama de High School Musical, o si nos queremos ver más serios hablemos de Whiplash, en la vida real existe un gran debate en relación a disciplina contra talento nato. A nivel audiencia y aficionados, ni siquiera notamos la diferencia entre si un baterista de rock es más o menos talentoso que uno de conservatorio. ¿Importa? Es subjetivo. En el caso de las actuaciones, es relevante mencionar que hay intérpretes valiosísimos que se asumen como especialistas en villanos, viejitos, personas serias, mentores. Los famosos character actors. No todos pueden, ni deben, ser Meryl Streep. O un camaleón nivel Christian Bale.
Yalitza dio la mejor interpretación para el rol de Roma. No hubo nadie mejor que ella. El resultado es fantástico, y mejor, le ayuda el momento cultural. ¿Por qué el resentimiento? Nadie va a quitarle su trabajo a los intérpretes estudiados. El reto para la industria está en que la señorita Aparicio le quite los papeles a Karla Souza y Tessa Ía, o yendo más lejos, dé un crossover más digno que el Adriana Barraza, que siempre estuvo encasillada en mamá de chiquinarco.
Bocadillo: El caso Marina de Tavira es igual de interesante, porque para nada es una propuesta o hallazgo, pero también ofrece el mejor desempeño para su papel en Roma, desde la perspectiva de una actriz de carrera. Tal vez esto refuerza que los actores mexicanos que vemos en series del Once, películas románticas o telenovelas, necesitan mejores directores e historias. Ahora sí que hay vida más allá de la Roma.