Circula en las redes sociales una imagen donde se observan aquellos grupos de choque que apenas hace dos meses atrás amedrentaban a la sociedad y hacían ver cualquier iniciativa del gobierno en turno como una amenaza a la sociedad; dicha imagen va acompañada por la pregunta ¿dónde están esos angelitos ahora? Dándonos a entender que eran contratados y controlados por la nueva mafia del poder. No hay nada que lo confirme o que lo haga oficial, alguna evidencia que deje en claro que estas peligrosas células tengan algo que ver con el gobierno de Andrés Manuel, sin embargo, y así como el supuesto accidente en Puebla para deshacerse de la pareja de políticos que estaban entorpeciendo el camino a ya saben quién, son suposiciones alimentadas por los hechos, declaraciones desafortunadas, algunas evidencias sueltas, rumores que meten en jaque a la sociedad y que nos dividen.
De alguna manera es sana esa división, sería absurdo pensar que todos estamos de acuerdo con lo que piensa dice y ejecuta Andrés Manual, sin duda un personaje polémico que en momentos pareciera su proceder como buscando venganza del sistema que no lo dejo llegar al poder por muchos años, hasta que por supuesto, encontró la fórmula, las alianzas necesarias, los acuerdos off the record para despachar desde Palacio Nacional.
No es verdad que la izquierda haya llegado por fin a nuestras vidas, que México se haya contagiado de los sistemas latinoamericanos que parecieron ser efectivos en otras latitudes del continente; de 1998 a 2011 se presentó una tendencia histórica donde gobiernos de izquierda estuvieron al frente en países como Brasil, Chile, Argentina, Bolivia, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Perú, Paraguay, Uruguay y por supuesto Venezuela.
Un gobierno de izquierda es producto de una revolución, de la toma del poder para cambiar algo, de las necesidades de la sociedad que no son atendidas, el abuso de autoridad y poder, de hecho así surge el gobierno después de la Revolución Mexicana, el Partido Nacional Revolucionario fundado por Plutarco Elías Calles, buscó ser un partido del pueblo, salvaguardar los derechos de los trabajadores, intentó involucrar a grupos populares en la participación política, en los asuntos del Estado y si, la distribución equitativa de la riqueza; llegó Tata Cárdenas y cambió el nombre a Partido de la Revolución Mexicana con mayor participación de centrales obreras del país, hasta que en 1946 oficialmente se convierte en lo que hoy conocemos con el PRI; por qué el recuento histórico, querido lector, para darnos cuenta que el génesis de esta agrupación política fue la izquierda y que su evolución no favoreció al pueblo, perdieron el rumbo y la dirección, tal vez se dieron cuenta que el negocio de la política es tan jugoso como el de la compra-venta ilegal de hidrocarburos.
Este gobierno dice ser producto de una revolución pacífica, es la cuarta transformación del país, y las otras tres ¿fueron reales, de verdad favorecieron a la sociedad como lo hacen ver los libros de historia? Le recomiendo Antihistoria de México: ¿Un pasado sin héroes, nación ni bandera? del Dr. Raúl Bringas Nostti.
Hoy por hoy no estamos alineados hacia la izquierda política, estamos atorados en el radicalismo y el populismo que nos deslumbra como los espejos españoles a los nativos pobladores americanos.
El Dr. Jorge Orlando Melo dice que la “izquierda política se refiere a un segmento político que considera prioritario el progresismo y la consecución de la igualdad social por medio de los derechos colectivos sociales”.
La consecución de la igualdad social en un sistema más alineado al capitalismo, por cierto, mal copiado del vecino de arriba, cuando parece que están fumigando el país para terminar con nuestro cáncer nacional, la corrupción; caiga quien caiga, se queje quien se queje, nos quedemos sin gasolina y todo lo que repercute en la economía nacional, la cual es obvio que no está detenida por alfileres, es robusta pero únicamente enfocada hacia ciertos segmentos de la sociedad.
Al parecer el grueso de la sociedad avala la medida de terminar con esta pesadilla del robo de hidrocarburos a la paraestatal estrella, a la que después de la bandera y la Guadalupana es lo que representa a México en el mundo, como sea, el caso es que existe una real división, del norte, del sur, del centro, la fractura en la percepción cada día se agudiza más, afortunadamente los grupos de choque están guardados pero no es garantía la paciencia por no decir pasividad de la sociedad ante situaciones contingentes como esta.
Pareciera que en Morena lo importante es el cambio radical y no la línea democrática que favorezca a toda la sociedad.
La prensa fifí, los chairos, palabras del presidente, las lecturas obligadas que él mismo orilla, la interpretación, el análisis a los hechos y las frases, no hay incongruencia entre lo que dice, cómo lo dice, su comunicación no verbal y sus hechos, no la hay.
Lo más delicado es este fenómeno al cual nos estamos enfrentando, y no me refiero al desabasto de la gasolina con tal de acabar con la corrupción en Pemex, sino al constante choque de opiniones, que, si bien pudieran ser síntomas de una democracia en franca evolución, por nuestra forma de ser se queda atorada en el fanatismo.
Dale Andrés, hasta donde tope, nada más no te vayas a llevar de corbata a tu pueblo, el que voto por ti y los que estamos esperando que nos demuestres lo equivocados que estamos ante tu postura.
[email protected] | @ericazocar