La Cenicienta del grupo / El banquete de los pordioseros - LJA Aguascalientes
22/11/2024

No hace mucho estaba conversando por el Messenger con una alumna del diplomado sabatino de la Escuela Diocesana de Música Sacra, ella quería conocer mi opinión acerca de los bajistas, específicamente en el rock -a ella le gusta mucho el rock- y esto me dejó pensando y de hecho me sugirió la idea de escribir lo que generosamente estás ahora leyendo.

Ella me preguntaba que cuál era mi opinión respecto al hecho de que muchas personas, casi siempre sin un conocimiento, ya no digo erudito, por lo menos mediano o hasta superficial sobre la música, pensaban que el bajista es el “guitarrista que si se equivoca no se nota”, y bueno, mucho hay de cierto con esta situación, el bajo no es exactamente el gran protagonista en una banda de rock, aunque el comentario, por supuesto, se hace extensivo a otros géneros musicales, por ejemplo en el caso del jazz, del blues e incluso en la gran música de concierto.

Ahora que hago mención de la gran música de concierto recuerdo aquel libro que leí hace unos años, ya muchos, imagínate, antes del cambio de aquellos viejos pesos por los llamados nuevos pesos, tengo esa referencia porque busqué mi libro para consultarlo al escribir las presentes líneas y me sorprendió ver el precio, 2.500 viejos pesotes, en fin, el libro se llama El Contrabajo y el escritor es Patrick Süskind, ¿lo recuerdas?, se hizo famoso por aquella novela llamada El Perfume, sin duda, uno de los mejores libros, qué te digo, de los últimos 50 años, como lo calificó mi buen amigo Juan Manuel Cardona productor y conductor del programa de radio La Tinta Invisible que se transmite por 92.7 Tu Estación de Radio y Televisión de Aguascalientes. Pues bien, motivado por la lectura de tan convincente novela, vi en alguna librería otro título de este mismo escritor, el título, además, claro, por el autor, me invitó a comprarlo, un libro que se llame El Contrabajo necesariamente llama mi atención, así que me lo llevé a casa y empecé su lectura casi de inmediato.

Es el testimonio de un músico perteneciente a la sección de contrabajos de la Orquesta Sinfónica Nacional, según recuerdo, no especifica de dónde. Se trata de un monólogo muy interesante en donde el protagonista habla con un invitado que no interviene en absoluto en el desarrollo de la historia y le explica la participación de los contrabajos en el repertorio que ellos ejecutan, en ese momento se escucha la Sinfonía N0.2 de Johannes Brahms, pero durante el monólogo echa mano de otras grandes obras sinfónicas, entre ellas algo de Schubert, Mozart, Richard Strauss, Tchaikovsky y otros más.

Lo interesante es la explicación llena de entusiasmo que da a su mudo interlocutor casi al inicio del relato, le dice lo siguiente con respecto al número de contrabajos que hicieron aquella grabación de la Segunda Sinfonía de Brahms: “En aquella ocasión éramos seis, un conjunto de fuerza mediana. En total somos ocho. De vez encunado vienen de fuera y llegamos a diez. Incluso hemos llegado a ser doce, lo cual es muy fuerte, se lo aseguro, muy fuerte. A doce contrabajos, si ellos quieren -en teoría, claro- no se les puede mantener a raya, ni con toda una orquesta” y a esto añade algunas particularidades igualmente interesantes sobre el uso del arco o bien, amplía más sus comentarios sobre el repertorio orquestal y el papel del contrabajo en una orquesta, me parece muy interesante la analogía que plantea entre la estructura de una orquesta y la sociedad en la que vivimos, en donde por supuesto, hay clases privilegiadas y otras menos desfavorecidas, dice, por ejemplo, que las clases altas son los violines y las bajas son los contrabajos, no obstante, es ahí que reside la fuerza laboral sin la cual es imposible el desarrollo por lo que plantea en el número de contrabajos de una orquesta su potencia o debilidad.

No me quiero entretener mucho en el libro de Süskind pero sí te recomiendo que lo leas, sobre todo si te gusta la música.

Volviendo al tema del bajista en el terreno del jazz, del rock o del blues, debemos de entender algo que casi resulta evidente, bueno, así me parece a mí, en una banda  de rock, por ejemplo, el gran protagonista suele ser el cantante, el guitarrista, el tecladista o el baterista, ellos son los grandes héroes que conquistan la atención de sus seguidores, difícilmente sería el bajista el centro de atención, sin embargo, ahí tenemos a grandes bajistas que han depurado el sonido o incluso han dado identidad al perfil de una agrupación, estarás de acuerdo conmigo de que Led Zeppelin no sería sin la potencia demoledora de John Paul Jones, o Deep Purple sin Roger Glover, no obstante que tuvo otros bajistas, Yes sin Chris Squire, Rush es un equilibrio de fuerzas entre sus tres grandes instrumentistas y sin duda Geddy Lee debe ser considerado uno de los más grandes bajistas en la historia del rock y si continuamos la lista puede ser interminable.

Definitivamente el bajo no debe ser considerado como la Cenicienta de la agrupación, es ahí justamente en donde se sostiene la fuerza, muy frecuentemente incontenible de una banda. Lo mismo sucede con el jazz y prácticamente con todos los lenguajes serios en el contexto de la música popular. Definitivamente no, el bajo no es el de la guitarra cuyos errores pasan desapercibidos, tampoco es, claro que no, la Cenicienta de la banda, nunca jamás.

 



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