Llegó la época donde nos preocuparnos si el bolsillo cubrirá todos los regalos o bien qué ofreceremos a nuestros seres queridos.
Recuerda, usted, aquellos años dorados en los que el niño dios o santa Claus traían cubetas de carbón a los niños en navidad, bueno pues eso se acabó y ahora los padres de familia se preocupan por cumplir todos los caprichos de sus hijos, aunque empeñen la casa por ello.
Actualmente no importa si el hijito se llevó 4 materias a extraordinario, no apoya en casa, es contestón e irrespetuoso, lo más seguro es que tendrá lo que pidió pues en estos días son pocos los que se animan a hacer madurar a los hijos enseñando que la frustración es parte de la vida y se puede sacar algo positivo de ello.
Por ejemplo, se puede tener lo que se pide o su equivalente; es decir, el chico pide que se le regale un teléfono celular de alta tecnología de 20 mil pesos y en lugar de ello recibe uno de tres mil o cinco mil, el trabajo no es convencerlo de que lo acepte sino de que valore el esfuerzo y reconozca lo que cuesta ganar dinero.
En el juego de ganar- ganar los jóvenes aprenden a partir de la manera en la que ellos observan el como nosotros llevamos la frustración cuando tenemos una situación donde se presente.
Diciembre y enero se tornan pesados en cuanto a dinerito se refiere pues tenemos que pagar gastos anuales y corrientes como la tenencia, el alto predial, las reinscripciones. Así pues, aun recibiendo el bono navideño debemos tener especial cuidado en los gastos para no tener cruda económica después.
Grandes y pequeños somos presos de la mercadotecnia, ella provoca que nuestras emociones se desborden y sean quienes decidan lo que haremos con nuestro dinero.
Es como hacer compras de pánico sólo que en navidad están veladas por buenos deseos para nuestros seres queridos.
Yo este año establecí un presupuesto para regalos, me parece que es la acción más lógica para no desequilibrar la economía, después de todo no sabremos cómo estará todo a partir de enero, por aquello de las locuras del nuevo presidente.
Es un experimento que espero tenga frutos positivos. Si bien es cierto en muchas familias se usan los intercambios, mas fuera de ellos también se regalan una y mil cosas que empeoran el presupuesto.
Recuerdo a una conferencista de los noventa, quisiera recordar su nombre más la lejanía de la fecha no me lo permite, en fin, ella decía que la navidad no tenía que ser sólo en diciembre sino que podía ser cualquier día del año, pues para regalar y estar unidos hay 364 días, me impactó muchísimo pues tiene razón; durante el año no necesitamos una fecha especial para ofrecer amor, compañía y una cena a nuestros seres queridos. Desde ese día mamá institucionalizó las cenas de 2 de noviembre y de 14 de febrero familiares lo que para mí es genial.
Para este año también con material de reúso comencé a hacer regalos para la familia y mi personal, así cuidamos al medio ambiente y ofreceremos desde casa algo de corazón.
Hacer regalos manuales personalizados es un detalle que se comparte con mucha preparación y apoyo familiar, todo para que antes de la fecha tengamos listo el costalito para dejar bajo el árbol algo único y muy personal.
Los regalos elaborados en casa también ayudan al presupuesto familiar y si en casa, cuando los hijos tienen edad, nos ayudan entonces trabajamos la generosidad.
La tecnología es muy atractiva para chicos y grandes, pero volver a las tradiciones de los regalos elaborados en casa es rescatar las tradiciones.
Una manera de también agasajar a la familia, cuando el recurso es poco, es hacer una cena deliciosa que siempre recordarán. El estómago se enamora fácilmente y así será una navidad inolvidable de la que todos pudieron disfrutar sin que faltara ninguno.
Hacer partícipes a los hijos en la cena de año nuevo y nochebuena también es importante para que aprendan a compartir y hacer trabajo colaborativo. Recordar el cómo fuimos educados y aplicarlo en el presente es favorable si lo hacemos positivamente.
No es importante el costo del regalo sino lo que ofrecemos en él, por ello es que una planeación estratégica nos ayudará a tener un balance que antes y después nos hará felices.
Tener los pies en la tierra y las tarjetas guardadas auguran un buen enero sin una cuesta tan pesada.
Los regalos navideños es cuestión de elección, cuánto gastamos, qué compramos, por qué lo compramos y cómo lo vamos a pagar.
Indudablemente poder planear cómo equilibrar las fiestas, hacer prueba y error, aprender del pasado para tener un 2019 sin crudas económicas y mucha energía para iniciar el nuevo año.
Laus Deo
@paulanajber