A Gilberto Lozano,
fundador del Congreso Nacional Ciudadano
Ahogado el niño, ahora sí todos los medios publicaron pruebas irrebatibles de que el pozo estaba destapado… En la semana previa al cambio de gobierno, abundaron en revistas, portales y periódicos sendas evaluaciones objetivas, bien documentadas numeralias, lapidarias comparaciones, índices indiscutibles, cabales crónicas de la cadena de atrocidades… Por fin, en la mediósfera cundieron los juicios sumarios al sexenio de EPN…, ¡total!, el señor ya estaba a punto de irse muy lejos. Quienes quisieron entonces pudieron constatarlo. Que sí, que la mera verdad sí es cierto que el bienpeinado resultó un tremendo fiasco; que sí, que estaba plenamente justificada la condena generalizada a la gestión del atlacomulquense -la desaprobación llegó a niveles de 86%, según Reforma-; que no era mala onda que no le aplaudiéramos, y, para decirlo en corto, que el otrora ovacionado bombón mexiquense ha sido el peor presidente de la era moderna de este país. ¿Cómo? ¿Así de fuerte? ¿Y luego…, las once súper poderosas reformas estructurales que impulsaba la ola roja priísta no salvaron a México? FAIL!!!! FAIL!!!! TREMENDOUS FAIL!!!! -para dejarlo escrito como tweet trumpiano-. En contra de las albricias que en 2015 publicaba la OCDE -“México ha emprendido un audaz paquete de reformas estructurales con el que pone fin a tres décadas de lento crecimiento, baja productividad, informalidad generalizada en el mercado laboral y una elevada desigualdad en los ingresos”-, el crecimiento económico promedio anual no alcanzó ni la mitad del 5% prometido en campaña. En enero del año pasado, el estrepitoso fracaso de la Reforma Energética se mostró en todo su dramatismo en la furia que llevó a miles a participar en bloqueos carreteros, protestas y saqueos a locales y tiendas de autoservicio. Más allá del tortuguismo del PIB, la desigualdad sigue siendo lacerante: si de cada 100 hombres no indígenas nacidos en zonas urbanas, 37 son pobres; en cambio de cada 100 mujeres indígenas de origen rural, ¡85 son pobres! El origen sigue siendo el destino del cual prácticamente es imposible escapar. La pérdida de gobernabilidad se tradujo en peores condiciones de vida: en Veracruz, la gente que sufre condiciones de pobreza pasó del 52% del total en 2012, al 62% en 2016. Ok, se supone que el sexenio cierra con menos mexicanos y mexicanas que se van a dormir diariamente con hambre -que ya no son 27 millones, ya nomás son 23 millones-, pero el galán engomado había inundado el país con spots en los que prometió “erradicar la pobreza alimentaria”. Y además que la tan cacareada bonanza de empleos formales fue acompañada, si no es que impulsada, por una precarización terrible del trabajo remunerado: en nuestro país los salarios siguen sin poder recuperarse de la caída de 2008, y de acuerdo al Informe Mundial sobre Salarios de la OIT, en los cinco primeros años del sexenio, considerando la inflación, su caída ha sido de casi el 5% -México es el cuarto país de Latinoamérica donde más ha retrocedido el poder adquisitivo de los trabajadores, sólo superado por Jamaica, Trinidad y Tobago y Guatemala-. Y de la seguridad pública, ni falta recordar que la cosa terminó en peores condiciones respecto a como la había dejado Calderón: la tasa nacional de homicidios no solamente no disminuyó, ¡aumentó!, pasó de 22 a casi 26 por cada cien mil habitantes. Eso, sin traer a colación el tsunami de miles y miles de desaparecidos, el espectáculo macabro de las fosas, la yaga abierta de los feminicidios, el constante machacar a los derechos humanos por parte de las fuerzas del Estado -Ayotzinapa, Tlatlaya, Tanhuato, Ostula, Apatzingán, Nochixtlán…-. En fin, que el mexican moment fue en realidad un despeñadero en términos económicos y de seguridad.
En los últimos días se ha insistido también en que el diagnóstico con que el Peje abanderó su campaña a la Presidencia de la República era certero, es decir, que el peor de los males que aquejan a este país es la corrupción -y más allá de los casos emblemáticos como casa blanca, Grupo Higa, OHL y Odecbrecht, la podredumbre permeó todos los rincones de la vida pública cotidiana-. Sin embargo, poco o nada se ha puesto atención al lamentabilísimo legado que Enrique Peña Nieto deja en la autoestima nacional… Se dice fácil, pero tuvimos al frente del Estado mexicano a un personaje que pensaba y declaraba que todos los mexicanos somos una bola disfuncional de malas personas, comenzando por él…, y actuó en consecuencia. En septiembre del 2016 el presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, titular del Poder Ejecutivo, Jefe de Estado y de Gobierno, y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, declaró: “Porque este tema que tanto lacera, la corrupción, lo está en todos los órdenes de la sociedad y en todos los ámbitos. No hay alguien que pueda atreverse a arrojar la primera piedra, todos están, han sido parte de un modelo que hoy estamos… queriendo cambiar…” ¿Estamos queriendo cambiar? Claro, le resultó imposible escapar de la paradoja del mentiroso: ¿tú le crees al mentiroso que dice que es un mentiroso que está queriendo decir la verdad? Si le crees, no le crees; si no le crees, le crees.
Hasta el primero de julio no había mucho para dónde hacerse: México y su gente estaba condenado a seguir enfangándose. Cada denuncia, cada nueva prueba de que los gobernantes nos estaban timando se apostillaba igual:
– ¿Y qué? No va a pasar nada, en México nunca pasa nada.
¿Pero qué creen? Ya pasó, y pasó entre otras cosas porque la mayoría no estamos de acuerdo con el diagnóstico: no todos somos unos bribones.
@gcastroibarra
Excelente observación; realmente han sido pocos los que hemos en forma tenaz señalado ese sexenio de corrupción y violencia desde hace años:
1. Denuncia en la PGR por corrupción Grupo HIga /EPN expediente 10/ 2016
2. Solicitud de Juicio Político por traición a la Patria contra EPN, ante la cámara de diputados (Dic 23 del 2016)
3. Denuncia ante la Corte Internacional Penal de la HAYA por crimenes de lesa humanidad (Noviembre del 2017)
4. Aceptación de investigación previa por LA HAYA. (Diciembre 6 del 2018)
Gracias por su comentario y sobre todo por las acciones ejercidas. Saludos.