Era el segundo semestre del 2000 o los comienzos del 2001 y estaba en Aguascalientes, por alguna razón ya hacía frío, así lo recuerdo. Como corresponsal asistí a una rueda de prensa de la intérprete argentina Mercedes Sosa en el Hotel Fiesta Americana. La entrevista colectiva no fue especialmente buena, pero daba para una nota que enviaría horas más tarde para el diario en el que entonces trabajaba.
Sin embargo, al terminar el encuentro con los medios de comunicación me acerqué a conversar con ella sobre su relación con cantautores como Atahualpa Yupanqui, hablamos también de un par de poetas de su país. Al saber mi nombre me comentó que así se llamaba su hijo y me contó de cómo ella estaba saliendo de un difícil periodo de depresión y de problemas de salud, me habló del gran apoyo que le había dado Fabián, su hijo, de su larga y difícil recuperación, me sentí halagado por su confianza. Ella entonces estaba subida de peso y caminaba con dificultad, se veía frágil a pesar de su complexión.
Me causó ternura verla andar así, despacio, casi vulnerable por uno de los pasillos del hotel con una sencillez ejemplar en el trato que me hacía sentir que nos conociéramos de toda la vida. Casi al final de la conversación le obsequié un ejemplar de mi entonces más reciente libro de poemas y ella me ofreció de regalo a cambio el disco “Misa Criolla”, un disco compacto que sabía que había ganado un Grammy Latino como el mejor álbum folklórico del año 2000.
Lo recibí agradecido y nos despedimos. No la volví a ver, por supuesto que de vez en vez escuchaba su voz a través de sus grabaciones, luego al paso de los años me enteré al leer un diario a comienzos de octubre de 2009 que ella había fallecido.
Fueron unos ocho años después que adquirí el DVD con el estupendo documental “Mercedes Sosa. La voz de Latinoamérica”, producido creo que en 2012 y realizado por Rodrigo H. Vila sobre una idea del hijo de Mercedes Sosa, Fabián Matus. Al ver el documental me estremeció escucharla a ella contar en tono muy íntimo parte de esa etapa difícil que ella me había comentado. Fue volver a verla con esa actitud de trato casi familiar, fue un buen reencuentro de alguna manera.
Al paso de los años, de ese primer encuentro quedó en mis manos el disco “Misa Criolla” que ahora escucho. En su primera parte contiene las piezas de esa obra compuestas por Ariel Ramírez, con arreglos y dirección general de Ricardo Hagman con las piezas Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus y Agnus Dei.
Como segunda parte de la producción está la obra “Navidad Nuestra” compuesta por Félix Luna y Ariel Ramírez. Esta sección está conformada por las piezas La Anunciación, La Peregrinación, El Nacimiento, Los Pastores, Los Reyes Magos y La Huida.
Las piezas tienen un inconfundible estilo de la música popular argentina, una impecable ejecución musical y coros que crean una atmósfera con la exacta intención de la obra.
En ella, la voz de Mercedes Sosa es especialmente alegre y vibrante, plena de energía, en otros momentos logra llevarnos a las más diversas emociones gracias a su impecable calidad interpretativa.
Más allá de los aciertos en la producción, la pieza “Navidad Nuestra” nos da una lectura Latinoamericana de la natividad de Jesús y de lo que representa desde nuestra espiritualidad mestiza. Es emotiva, lleva a la reflexión y en gran medida a la alegre melancolía, esa extraña sensación que estoy cierto que también es posible que exista.
Sería arriesgado de mi parte reflexionar a profundidad en este espacio sobre lo que representa para muchos hombres y mujeres comunes la Navidad desde nuestra actual América Latina, lo que es la esperanza, el amor colectivo y el anhelo de la liberación, sin embargo pienso que muchas de esas sensaciones están en la memoria de un pueblo que ha sobrevivido en la periferia de un imperio voraz, como seguramente también lo vivió el pueblo en el que nació Jesús.
Escuchar “Navidad Nuestra” en voz de Mercedes Sosa nos puede llevar a las más diversas lecturas, escucharla en estas fechas nos da ese placer reflexivo y nos invita a comentarlo. De hecho, escuchar a Mercedes Sosa es en lo personal siempre un disfrute y de alguna manera me da la oportunidad de recordar a esa mujer sencilla con la que conversé hace ya muchos años después de una impersonal rueda de prensa.
No está de más expresar mi deseo de que disfruten estas fiestas decembrinas.