Estimado lector, qué pasaría sí en la empresa para la que usted trabaja de pronto hay cambios administrativos, renuncia su gerente general, le dan las gracias, decide separarse de la empresa o como dicen, cumplió su ciclo. Seguramente se presentará el efecto cascada, es decir, sus allegados también se irán, o experimentarán algún cambio en el organigrama. Sí la empresa por un momento se queda sin cabeza, que en algunas ocasiones se presenta el caso, entonces un interino tomará la batuta o bien el jefe del gerente general se hará cargo de manera temporal con el fin de garantizar la estabilidad y rentabilidad del negocio. Es un hecho que la incertidumbre flotará por los pasillos de las oficinas y la especulación comenzará a carcomer la cabeza de cada uno de los trabajadores, incluso de los contratistas de las empresas proveedoras y sí no se pone especial atención puede verse afectada la percepción que el cliente tiene del negocio.
Finalmente llega el nuevo gerente general, con entusiasmo, pero con un pasado que no a muchos convence, cola que pisar como se dice, o bien inexperiencia para tomar las riendas y dar resultados. El reto es mayúsculo pues se tienen que llenar los zapatos de quien dejo el puesto, superarlo, sacar lo mejor de los colaboradores, armar un equipo sólido, ser estratega, crear ambientes de trabajo sanos, erradicar los vicios de oficina, los rumores, los grupos de intriga, las malas prácticas, anteponer ante todo la comunicación efectiva.
Ahora hagamos la analogía con el Gobierno Federal, tenemos un cambio de estafeta, pero no es menor el hecho, pues esta transición implica e implicará un cambio de paradigma para todos los que habitamos esta nación. Por tal motivo me atrevo a enumerar una serie de consejos para sobrevivir al sexenio.
Quiero creer que el pasado proceso electoral de verdad fue un ejercicio democrático y que la mayoría de nosotros eligió libremente al presidente de la República, de ser así entonces podemos afirmar que en México existe la democracia; eso conlleva a que no todos estemos de acuerdo con la decisión, es aquí donde tenemos que ser civilizados y recordar nuestras clases de civismo o bien los valores básicos del comportamiento humano, tolerancia, respeto y hasta paciencia, sí la mayoría así lo decidió, entonces acatemos con reserva si usted quiere, pero acatemos. Así que primer consejo, demostremos nuestra civilidad.
Y qué pasa después, cuando la nueva administración toma las riendas del país, o de la empresa según sea el caso, es un hecho que se le comparará con el equipo anterior, si la actuación del pasado gobierno dejó mucho que desear, entonces puede ser, sólo puede ser, que los que releven tengan un paso de ventaja, pero si algunas cosas fueron ejecutadas correctamente y pusieron al país en números negros, entonces el reto se pone interesante, la nueva administración tendrá que demostrar que puede darle continuidad a los procesos bien ejecutados y corregir lo que no esté funcionando, nunca subestimar al que se retira, porque seguramente algo hizo bien. Pasa lo mismo en la empresa, estimado lector, nunca es bueno comparar con las anteriores administraciones, dejemos que las acciones tomen su cause. El segundo consejo es no comparar sin fundamento, sin números reales, mejor observemos y apliquemos esquemas de análisis.
La sociedad en este momento puede estar divida, como una empresa con un nuevo líder, identificamos a los que le creen, a los que no le cree, a los que están resentidos con la persona, a los que no lo conocen, pero se resisten al cambio, apelando a la naturaleza humana, esa básica donde claramente los cambios nos cuestan trabajo asimilarlos. Viene el proceso más delicado creo yo, el nuevo gobierno no puede complacernos a todos, pero si está obligado a cumplir con lo que ofreció, las propuestas reales, las sensatas no las ocurrencias ni las ideas atrabancadas que venden bien y que tiñen de populismo al personaje. En este momento lo más importante es buscar fuentes de información confiables, fidedignas, tal vez las conferencias matutinas sean una opción, pero nunca los medios tendenciosos a favor o en contra de la administración. No podemos guiarnos por la especulación ni por los líderes de opinión; ahora, creo yo que la opinión se la debe formar cada uno de nosotros con base en la información neutra. El consejo entonces es, consuma medios electrónicos, impresos o digitales, pero investigue la fuente, analice la tendencia de esta, recuerde que los gobiernos pagan por espacios para la difusión de sus avances; recurra a la fuente de origen, en este sexenio va a estar súper fácil, se lo puede encontrar en el aeropuerto o si vive en la Ciudad de México, en el trayecto de Tlalpan a Palacio de Gobierno lo puede interceptar.
¿Qué pasa cuando el jefe no le simpatiza?, en ese momento se aplica la clásica frase, yo vengo a trabajar no a hacer amigos, y con eso nos lavamos las manos para evitar la interacción excesiva del jefe con nosotros. Lo mismo sucede cuando traslada el caso al nuevo gobierno, nos podrá caer bien o mal la persona, pero antes de ser presidente tiene un nombre de pila y apellido, la mayoría de los mexicanos no lo conocemos como para poder afirmar con toda seguridad la clase de persona que es.
De pronto uno amanece incluido en grupos de WhatsApp donde viejos amigos se apasionan y arremeten a favor o en contra de la figura presidencial o del sistema mismo, del anterior o del nuevo y acusan al pueblo mexicano de no estar informado o de no leer y crean una tendencia a polémica donde pareciera que los poseedores de la verdad absoluta son ellos.
Último consejo, no se apropie de la verdad, es mejor buscar la información tal cual es y de ahí formarse su propio criterio, el cual, sin duda lo puede compartir, pero no imponer.
Sobreviviremos, si nosotros lo permitimos.
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