- Asociaciones civiles ven de frente problemas de mujeres en comunidades y colonias
- Lucha de activistas es social no personal: Marcel Martínez Roaro
En los temas de defensa a la vida desde la concepción existe mucha manipulación aprovechando la ignorancia de las personas que no saben ni entienden de bien a bien de qué hablan, abusando de su fe, al ser evidente que “la mano que mece la cuna” del Frente Nacional por la Familia y de Provida es el obispo de la Diócesis de Aguascalientes, José María de la Torre.
Marcela Martínez Roaro, directora de Centro de Capacitación y Desarrollo Comunitario (Cecadec), acusó que desde el púlpito de los sacerdotes católicos se manejan las conciencias de las personas, y el obispo aprovecha esa situación para dirigir a los grupos conservadores que impulsan estas reformas que los diputados respaldan en el Congreso del Estado, sin importar que sus argumentos sean netamente confesionales.
Dijo que alienta que, a pesar del esfuerzo de los grupos conservadores, hay muchas mujeres jóvenes de Aguascalientes que están creando conciencia con base en la información científica y laica, al compartir que hace 30 años esta lucha de defensa a los derechos sexuales y reproductivos la enfrentaban una docena de activistas, y ahora en el Congreso del Estado, el pasado jueves, se reunieron muchas caras nuevas, al considerar que la razón y la justicia tiene que convencer a las personas: “Estamos abogando por un problema que puede no ser de quienes estamos aquí, pues la mayoría de nosotras seguramente no hemos tenido problemas en lo personal con el aborto y si lo han tenido han sabido solucionarlo; estamos aquí porque somos la voz del gran grueso de mujeres pobres que son las que padecen el tener que abortan de manera clandestina, con todos los riesgos que esto implica al ponerse en manos de inexpertos”.
Al referirse al trabajo que realizan los grupos y organizaciones de la sociedad civil, los cuales conocen cara a cara los problemas y necesidades de las personas de las colonias y comunidades más marginados, destacó que en ellas han visto a mujeres lastimadas y lesionadas por no tener acceso a un aborto digno en un hospital; por eso esta lucha es una causa social más que personal.
Destacó que el hablar del número de las mujeres que han practicado en el estado la interrupción del embarazo en lugares clandestinos o solas, y cuántas mueren en el intento resulta complejo, pues la gran cifra del aborto es negra; aunque en Cecadec mínimo atienden al año a una docena de mujeres que buscar practicarse un procedimiento, de las cuales algunas se canalizan al Fondo María (asociación civil que acompaña y apoya a mujeres en esta situación); mientras que otras desisten o no vuelven a saber de ellas: “En muchos temas como este y el de la violación, el grueso está en la sombra, está oculta, no podemos manejar cifras; pero cuando se despenaliza en la Ciudad de México, resultan que son miles de mujeres las que recurren a esta opción”.