A continuación, se mencionan temas que podrían formar parte de la agenda urbana del país para el próximo año:
En el ámbito nacional, esperemos que el nuevo presidente plantee una agenda sólida y coherente en términos de política urbana. Actualmente, poco ha mencionado sobre el México urbano, ése en el que habitan casi ocho de cada 10 mexicanos; en el que 33 ciudades de más de 500 mil habitantes generan cuando menos el 67 por ciento del PIB (OCDE 2015); y en el que vive alrededor del 69 por ciento de la población en pobreza del país (Coneval 2012). Más allá de mencionar en contadas ocasiones el Programa de Mejoramiento Urbano que pretende promover desde la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano -enfocado en quince ciudades fronterizas que concentran aproximadamente 7 por ciento de la población del país (Conapo 2015)- prácticamente ha omitido su visión del desarrollo urbano.
Por ejemplo, ¿qué propone el presidente para revertir la construcción de vivienda de interés social distante, dispersa y desconectada, de manera que la población de menores ingresos cuente con mayor acceso a servicios básicos, equipamientos y oportunidades de empleo, educación, salud o recreación? ¿Qué propone como política de suelo nacional para acceder o liberar suelo intraurbano subutilizado para el desarrollo de vivienda? En campaña, su documento titulado Amlópolis proponía la conformación de un banco de suelo desde el Gobierno Federal para la promoción de vivienda en mejores ubicaciones: ¿en qué consiste ese banco o cómo lo pretende integrar? El mismo documento sugería incluso la creación de agencias metropolitanas para mejorar la gobernanza de ciudades que trascienden límites municipales: ¿en qué consistirían esas agencias y cuáles serían sus competencias? ¿Qué modificaciones constitucionales serían necesarias para introducir agencias que eventualmente podrían absorber competencias que actualmente recaen en los gobiernos estatales y municipales? Similarmente, más allá de un tren turístico, ¿qué propone para mejorar el transporte urbano desde el Gobierno Federal, especialmente en términos de financiamiento? Si bien diversas competencias de política urbana corresponden al nivel subnacional, a través de sus instituciones el Gobierno Federal debe establecer la visión integral del desarrollo urbano del país, y promover planes, políticas, programas, acciones, recursos e incentivos adecuados para encaminar a las ciudades hacia una mayor inclusión, competitividad y sostenibilidad. El México rural es importante, pero también el México altamente urbanizado en el que vive la mayoría de la población.
En el ámbito estatal, esperemos que el Gobierno del Estado vea más alto y más lejos en materia de movilidad, de manera que supere el paradigma de la infraestructura vehicular como única supuesta solución al tráfico, el cual ha demostrado, tanto en México como en el mundo, contribuir en el mediano y largo plazos precisamente a aumentar las mismas externalidades que el gobierno pretende reducir: tráfico, accidentes y contaminación. Esperemos entonces que el gobierno impulse decididamente la prometida transformación del transporte urbano con suficiente presupuesto, capacidad técnica, capital político y una estrategia sólida de implementación. Esperemos, pues, que se decida a entrar al tema con determinación, de manera que alcance resultados o ganancias rápidas que generen legitimidad para escalar gradualmente las acciones de mejora del transporte público. Igualmente, esperemos que, en coordinación con los gobiernos municipales, el gobernador promueve ahora sí acciones ambiciosas para promover la movilidad ciclista; es decir, que se decida a avanzar con mayor velocidad hacia su compromiso de construir 290 kilómetros de ciclovías en el sexenio, y que éstas sean de alta calidad. Finalmente, esperemos que, en conjunto con las alcaldías, presente propuestas claras para reducir los accidentes viales que no pocas muertes causan cada año en la entidad; de seguir con su intención de transformar el Segundo Anillo en una autopista urbana, está obligado a proponer medidas para reducir la velocidad, más allá de pregonar la educación vial.
En el ámbito municipal, esperemos que la alcaldía de Aguascalientes transite de la publicidad y propaganda a la toma de decisiones responsables para hacer más eficiente la gestión de la ciudad. Por ejemplo, esperemos que impulse acciones decididas para disminuir los accidentes viales, no sólo repintando algunos cruces peatonales, sino través del rediseño vial para inducir una menor velocidad vehicular y asegurar el cumplimiento de la ley. Más aún, ojalá el próximo año la alcaldía promueva una política más amplia e innovadora para la creación de espacios públicos de calidad; que avance de lo decorativo a un diseño urbano estratégico que amplíe los beneficios del espacio público en la ciudad. Igualmente, esperemos que implemente las medidas necesarias para hacer cada vez más eficiente la prestación de los servicios en el ámbito local, especialmente en términos de la gestión del agua; por ejemplo, para reducir el riesgo por inundaciones como las de este año. Por último, el próximo año esperemos presenciar campañas a la alcaldía de alto nivel, con candidatos competentes, profesionales, honestos y capacitados, y propuestas sólidas, coherentes, responsables e innovadoras para hacer de Aguascalientes una mejor ciudad.
Esperemos, pues, que, en los ámbitos nacional, estatal y municipal, el 2019 sea un año positivo para las ciudades del país, incluyendo la Ciudad de Aguascalientes.
Esta columna se reanudará el jueves 10 de enero de 2019.
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