Me encanta esa frase, estimado lector, se escucha tan fifí que hasta los chairos la incluyen en su vocabulario, a mí en lo particular me hace pensar en un trabajo bien hecho, el experto que tiene todo bajo control, domina el tema y ejecuta a la perfección. El tejido fino en la política, tema delicado no cree, porque luego el entramado les queda tan sólido para un solo lado que parecieran ser ventajosos.
Este cierre de sexenio me ha parecido sui generis en todos los sentidos y lo he venido reflexionando con usted de tiempo atrás, las ansias de tomar el poder por parte de Andrés Manual, el ser protagónico no de ahora, de siempre, este personaje sabe cómo hacer voltear los reflectores hacia el escenario donde se siente cómodo, por otra parte la opaca presencia del gobierno que hasta el último día de este mes tiene las riendas de la nación, la infinidad de errores cometidos, la fallida guerra contra el crimen organizado, la inseguridad y la corrupción empañaron las cosas buenas que también cuentan y las pulverizaron de la conciencia colectiva de los mexicanos.
Los que ya se retiran dejaron de tejer fino, que le digo, ya ni están tejiendo, esperan la hora del fin de la jornada laboral como buen empleado atado a un checador para salir corriendo por el efímero sentimiento de libertad después de una larga faena de trabajo; pero y entonces, quién está haciendo esa chamba, es decir quienes van a bajar la cortina del local ¿Quiénes preparan el escenario para la cuarta transformación? La nueva mafia del poder, los nuevos fifís que aparentan ser del pueblo y para el pueblo, los que cancelaron la construcción de una obra monumental porque así lo decidió el pueblo, pero anuncian la creación del tren de la península de Yucatán.
Las cosas se tornan difíciles, no están siendo parejas ni democráticas, muchos menos hay trazas de que existirá una libertad de expresión garantizada para los próximos seis años.
Con riesgo de que las cosas se salgan de control cuando al líder supremo le molesten los medios; bueno, que le digan que no tiene un proyecto político seguramente debe incomodarlo y no precisamente le rompieron su corazoncito ni le sacaron la lágrima; como siempre le comento, estimado lector, sí hacemos una segunda lectura o un análisis hermenéutico del hecho, entonces es cuando más se tornan hostiles los derechos y los reveses del tejido en cuestión.
Primero, “sin proyecto político”, luego “el error de Texcoco puede marcar a AMLO” y, por si fuera poco, “la consulta deficiente pero legal”; amigos de Proceso, qué son esas groserías, no se lleven así con Andrés Manuel, ya saben como es el presidente electo, se les va a ir a la yugular o le va a dar un infarto y los van a acusar de atentado presidencial.
Y así fue, nuestro querido presidente electo vociferó a los cuatro vientos que la más reciente edición de la revista Proceso es amarillista y sensacionalista; don Andrés, no les diga eso a los herederos de las glorias del maestro Julio Scherer García, mire que ese semanario emanó de un conflicto entre medios de información y gobierno en turno, para qué quiere que la historia se repita, hablaría muy mal de usted y eso no queremos, verdad…
Antes de este escenario hubo otro momento que es relevante mencionar, aquella ocasión donde a través de un video, (por lo menos este no usa Twitter) pidió calma al sector de la población inquieta por la cancelación del aeropuerto de Texcoco, pero los expertos en análisis de mensajes subliminales y hechizos maléficos identificaron que en uno de los libros que estaba a cuadro se alcanzaba a leer “¿Quién manda aquí?”.
Dijo Don Andrés que aquí manda el pueblo, o por lo menos eso es lo que nos ha venido haciendo creer; la confusión que pareciera tener es de mera percepción, no todos vemos las cosas de la misma manera claro está, no solo el pueblo es el sector más vulnerable y olvidado del país, la clase media, la alta, todos somos México, los civiles y los políticos, los buenos e incluso los malos, los soldados y los cuerpos policiacos que se enfrentan con otros mexicanos, los nacidos en esta tierra, por lo tanto creo yo que debería pensar en todos y dejar de lado el discurso populista; de pronto me suena a que el próximo presidente será Robin Hood, o Juan Chávez para los oriundos de estas tierras.
Andrés mandará, no el pueblo (con todas las concepciones y definiciones que tenga el presidente electo de la palabra pueblo), será lo que siempre quiso ser, el gran dictador de una república latinoamericana, el responsable del tejido fino de todos los procesos y de la libertad de expresión.
Pueden ser varias las situaciones que están influyendo en las decisiones que toma nuestro futuro manda más, pero no perdamos de vista la variable que flota ahora en el ambiente, se llama MENSAJES una cosa es que mande a diestra y siniestra una serie de señales al confundido pueblo y otra es lo que realmente hará a partir del primero de diciembre; como ejemplo, el mensaje que les hizo llegar a los expresidentes con relación a la suspensión de la pensión por haber ostentado el cargo de máximo comandante de las fuerzas armadas, usted cree que es significativa la cifra que se va a ahorrar dejando de otorgar esa prestación, con esa lana le alcanzará para coadyuvar a bajar los índices de pobreza en el país, le ira a alcanzar para pagar las indemnizaciones a todos los contratistas, constructoras e inversionistas que le apostaron al aeropuerto de Texcoco.
Son mensajes para mostrar el músculo, aun no es el presidente constitucional y del plato a la boca se cae la sopa.
Por el bien de esta nación ojalá deje de comportarse como candidato opositor, como mandatario censor negativo de los medios de información, que deje el rencor que manda en sus mensajes y se ponga las pilas porque prometió hasta las perlas de la virgen y por si no se ha dado cuenta don Andrés, la Guadalupana no tiene perlas.
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