Dentro de 48 horas el plazo se habrá cumplido, nos quieren hacer creer que por fin la democracia llegó a este país, nos voltearon hacia una izquierda inexistente alimentada de la ignorancia y el hartazgo, los gobiernos emanados de la derecha y la ultra derecha hicieron de las suyas, logrando así que la propuesta de un hombre que desde mi humilde óptica carece de experiencia para gobernar un país como este y con mucho resentimiento hacia las administraciones anteriores se cristalizara. Ningún presidente electo había gobernado antes de la toma de posesión, los tiempos cambian, lo acabamos de ver, absurdamente se canceló un proyecto multimillonario so pretexto de consultarle al pueblo sobre su parecer, no más aeropuerto de Texcoco, 60 mil millones de pesos perdidos por el capricho del tabasqueño disfrazado de consulta ciudadana, vamos, ni siquiera tuvo el valor de decirlo de frente; es un capricho, es una venganza, es la manera de mostrar el músculo y dejar claro a sus detractores que el pueblo le respalda. Perdón que sea pesimista, estimado lector, pero nada bueno nos depara para este sexenio que desde hace cinco meses inició de manera informal, pero con todo el rigor de un gobierno constituido. Era más que clara la decisión de cancelar un proyecto que, aunque beneficiaría a más mexicanos de los que pudiera afectar, la visión de Andrés Manuel se nubla por la ira que le corroe hasta los huesos. Cuál fue el motivo de la cancelación, el impacto al medio ambiente, primera premisa, los costos tan altos del proyecto, segunda premisa e ignorar las repercusiones que esto conlleva desde el primer momento de soltar la noticia.
A partir de ese momento y a la fecha, la Bolsa Mexicana de Valores se tambalea todos los días por la incertidumbre que generan las decisiones y ocurrencias del presidente electo.
A 48 horas de iniciar (según Morena y sus secuaces) la cuarta transformación, yo veo un país dividido, con la incertidumbre del futuro, el miedo a retroceder y la sorpresa por cada declaración (por no decir ocurrencia) del futuro señor presidente. Tuvo y tendrá para todos, los temas son variados en su agenda pero el resultado es el mimo, imprecisión; el último mensaje antes de despachar desde Palacio Nacional, martes 27 de noviembre, a pedir confianza, solicitar el beneficio de la duda, por lo menos en temas económicos garantizó que respetará las inversiones y la propiedad privada… a ver cómo; dicen por ahí explicación no pedida, acusación manifiesta, el nerviosismo lo ha generado las declaraciones y las acciones que durante estos cinco meses han flotado en el ambiente mediático, la consulta popular para definir el proyecto del aeropuerto, las observaciones que le hizo a semanario Proceso, la consulta popular para concretar la construcción del Tren Maya, refinería y programas sociales; coincidencias ¿no cree, estimado lector?, lo que al futuro señor presidente le parece correcto al pueblo también, nunca de los nunca había existido tanta sintonía entre un gobernante y su pueblo, aeropuerto fifí no, proyecto para el sureste del país sí, excelente. Otras declaraciones como la militarización del país, y el ya clásico Vengo a pedirles su apoyo, no a imponerles nada al momento de hablar con la milicia de la nación, o que tal cuando a los cuatro vientos y sin responsabilidad alguna dijo que México estaba en bancarrota, en la quiebra, para después hacer temblar a la economía con la declaración de regular las comisiones bancarias, y así la hemos pasado, la más reciente, el caso de las afores, el regreso de la profesora Elba Esther a las andadas, pareciera que de la incertidumbre se alimenta este nuevo señor presidente.
La información y el manejo de los medios, tanto digitales como tradicionales debe ser precisa, puntual, un arte diría yo, la Secretaría de Gobernación a través de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía RTC, se encarga de regular el comportamiento de estos tres medios de información a lo largo y ancho de la República Mexicana, garantiza que las estaciones de radio y los canales de televisión cumplan con lo estipulado en la Ley y Reglamento Federal de Radio y Televisión, con la única finalidad de contar con medios plurales, comprometidos con las función social que les confiere su esencia, “educar, entretener e informar”, vela porque los mexicanos contemos con empresas privadas y dependencias públicas que nos garanticen información fidedigna e imparcial, supervisa que los tiempos destinados a la difusión de mensajes oficiales por parte de las dependencias de gobierno se transmitan en horarios con audiencia y que dichos spots lleguen a su público final, por eso escuchamos campañas de salud, información sobre obras de infraestructura carretera, construcción de presas, procesos electorales, temas de energía, de educación etc. También es chamba de RTC hacer monitoreo informativo por las mañanas para generar síntesis de medios con el fin de alimentar las direcciones de las dependencias de gobierno. La dirección de Cinematografía de RTC se encarga de darle seguimiento a la Ley y Reglamento, así como clasificar todas las películas independientemente su forma de proyección o transmisión, apoya a la incipiente industria nacional cinematográfica entre otras cosas.
RTC no es un sistema de radio y televisión, no es la red estatal de radio y televisión de la entidad que usted me diga, no produce mas que la hora nacional, no entiendo por qué el señor presidente quiere a un cineasta a la cabeza de esa dirección, dice que busca algo como la BBC de Londres o la Televisión Española, a caray… entonces a Luis Mandoki lo debería mandar al Canal 11, al 22 o crear un sistema nacional de Radio y Televisión. Se imagina a un director de cine, avecindado en Hollywood, sentado en las oficinas de Roma 41, colonia Juárez, Ciudad de México, a unos pasos de la esquina de Insurgentes y Paseo de la Reforma, es como enjaular a un pájaro silvestre, no va a funcionar, Luis, no aceptes la oferta de trabajo, deja que el señor presidente siga soñando con la expropiación de los medios tradicionales de información. Que nos agarren confesados, ahí viene la cuarta transformación, sí, señor presidente, lo que usted diga.
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