“Detrás de la economía también debe haber poder, dado que solamente el poder garantiza la economía”.
La economía es una ciencia verdaderamente compleja, tiene una estrecha relación con la condición humana y su comportamiento. La economía refiere en gran medida cómo somos los seres humanos y del mismo modo cómo interactuamos de manera progresiva.
La macroeconomía es una esfera que tarde o temprano tiene su impacto en la vida de las personas, con elementos verdaderamente tangibles, se traduce en posibilidades o en limitaciones. Es profundamente sensible a lo que sucede en el entorno político. Del mismo modo, está constantemente expuesta a las variables internacionales, ya que el sistema neoliberal entrelaza las interacciones de un modo globalizado.
México no está exento de lo referido, existe una gran incertidumbre ante las posibles medidas económicas que tome el nuevo gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador. En días pasados, se ha logrado apreciar que distintas calificadores norteamericanas como Fitch y HR Ratings han puesto en un contexto de debilidad la confianza de los posibles inversionistas tras el anuncio de la cancelación del NAIM en Texcoco.
Existen diversos escenarios en donde se anticipan crecientes riesgos en los pasivos de Pemex. Por otro lado ante panoramas internacionales, las distintas naciones han optado por invertir en energías renovables, ya que esto conlleva dos sentidos esencialmente básicos, el primero: la conciencia de Estado en correlación con el medio ambiente, la segunda; la necesidad latente de las tendencias mundiales. De manera directa estas son algunas situaciones que han tenido su impacto en el valor del peso mexicano frente a otras monedas. Los síntomas se están comenzando a dar, las preocupaciones comienzan a incrementarse.
“Los mercados están diseñados para permitir a las personas cuidar sus necesidades particulares y obtener beneficios. Son realmente un gran invento y no debemos menospreciarlos, pero no están diseñados para atender las necesidades sociales” George Soros.
Cuando se comienza a percibir inestabilidad en la cuestión política, es muy natural que exista una mayor volatilidad en mercado, incremento en las tasas de interés de largo plazo. El peso perdió 3.6 % en los últimos 21 días, y en la mayoría de los medios locales y nacionales se expresa un panorama con varios puntos en donde se podría presentar inestabilidad y desequilibrio.
Andrés Oppenheimer en su libro Crear o Morir; comienza a referir que en las próximas décadas, las sociedades se enfrentarán a nuevos modelos de producción, y del mismo modo se enfrentará a ante una realidad en donde las máquinas y la tecnología comenzarán a desplazar a los humanos. A esto se le llama de cierto modo efecto disruptivo, básicamente es donde se presenta un elemento que rompe con las estructuras establecidas y genera un nuevo contexto. En México, un gran porcentaje de la población pertenece al sector obrero, es precisamente este sector el que encontrará mayores dificultades ante los panoramas económicos y los efectos disruptivos que avecinan y acechan a las naciones. Si no se cuentan con medidas y estrategias sólidas ante esos escenarios, seguramente las afectaciones serán mayores y las posibilidades reducidas.
Después del resultado electoral, se puede inferir que existió un despertar de conciencia, lo cual debe extender nuevas posibilidades sociales, sin embargo, se pretende dar un nuevo esquema a los programas sociales. Por muchos años los programas sociales, han funcionado con esquemas paternalistas y no solidarios ni subsidiarios. El simple hecho de que el gobierno entrante pretenda concentrar con una auténtica verticalidad la ejecución de los programas sociales, se puede aseverar que posiblemente se seguirá optando con la esencia paternalista, y sobre esta posibilidad definitivamente no se puede aspirar a un progreso y a una mayor estabilidad económica.
La gran mayoría de las naciones democráticas, se encuentran inmersas en las cuestiones macroeconómicas. México no es la excepción, y los ciudadanos no podemos ser ajenos ante las posibilidades que pueden llegar a convertirse en la realidad de todos y cada una de los mismos. Independientemente de los factores económicos y de que estas líneas estén consideradas con referentes, no deja de ser un plano hipotético, pero tampoco quita la gran responsabilidad que tiene el próximo gobierno.
Si el panorama se presenta y se ostenta con gran incertidumbre, entonces es menester y deber de los ciudadanos anticipar y ser precavidos con las finanzas personales. La sociedad no puede recargar la responsabilidad absoluta en el gobierno, y no debe seguir culpando la existencia misma por los impactos económicos.
En la historia de nuestro país y a pesar de los vaivenes del poder, el ciudadano debe despertar y ser más que la circunstancia, solo así la fortaleza de nuestra sociedad podrá enfrentar cualquier panorama, podrá salir a flote, podrá ser mejor.
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