Hay frases que ya forman parte de la historia y de la población en general, perpetuándose en la memoria de ésta, así como también los hechos suscitados en el presente año que determinaron un cambio en el rumbo de nuestra patria México.
La ciudadanía decidió con su voto de participación y se manifestó como un inesperado tsunami, haciendo acto de presencia en la política actual y esperando respeto y respuestas que den salida a situaciones añejas que permanecen en todo el territorio nacional: la injusticia, la corrupción y la desigualdad económica, entre otros aspectos que son parte de este flagelo y que deberán atenderse para la reconstrucción de nuestra nueva república. Aun cuando las dudas prevalezcan y sigan latentes tanto las especulaciones como la incertidumbre, lo que sí tenemos claro es el cambio real en lo que esperamos, que nos dé seguridad y confianza el nuevo gobierno a pesar de las malas costumbres y prácticas ancestrales.
Es por todo lo anterior que con algo de sentido común, nuestra participación informada, contribuya y adquiera el compromiso de poner en alto el valor real de la democracia, donde el panorama que se vislumbre sea más claro, si no para todos, sí para la gran mayoría de la población.
Hay mucho por hacer, la expectativa es muy amplia y el reto mucho mayor, el 1 de diciembre, la sociedad deberá de asumir el papel que le corresponde de una manera activa y consciente, que ayude a la construcción y el desarrollo de la ya tan mencionada cuarta transformación, en donde la justicia sea el principal valor con el que se fortalezca la grandeza de la que somos y de lo que es México.