- José de Jesús Gómez Serrano, historiador de la UAA, ofreció una conferencia en la que habló de la importancia del agua en la historia de la capital del estado
- Hace 100 años se proyectó traer agua a la capital del estado desde presas cercanas
José de Jesús Gómez Serrano, investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), afirmó que el gobernador Martín Orozco Sandoval no es el primer gobernador al que se le ha ocurrido abastecer de agua a la capital del estado, además que afirmó que como nunca, hoy en día los aguascalentenses tienen más agua a su disposición.
Ayer el investigador ofreció la conferencia Historias Escritas con Tinta de Agua, como parte de las actividades de la Décima Primera Semana de la Divulgación Científica 2018; el historiador se ha especializado en los temas relacionados con el agua y su distribución y por lo tanto la conferencia de ayer trató sobre este líquido y su importancia medular en la conformación e historia de la ciudad de Aguascalientes.
El historiador explicó que cuando se fundó la Villa de Aguascalientes en 1575, al asentarse en un semi desierto, prácticamente no tenía importancia para la Corona Española por su pobreza, salvo que era parte del paso del Camino Real Tierra Adentro; sin embargo el hallazgo de un manantial en lo que hoy se conoce como los Baños Termales del Ojocaliente, permitió que comenzara a consolidarse, “Sin esos manantiales no hubiera sido posible la fundación de la villa”.
El manantial y los cuerpos de agua que se abastecen del mismo y que irrigan agua por el Valle de Aguascalientes, agregó José Gómez, fueron utilizados para crear huertas en la población, con las cuales se produjeron granos, frutas y viñas, que servían para abastecer la ciudad de Zacatecas, de gran importancia para la Corona Española por su producción minera, “La historia de la villa está indisolublemente ligada a la historia de sus huertas y a la historia de la distribución del agua”.
Hasta bien entrado el Siglo XX, apuntó el investigador, el agua era utilizada en la ciudad de Aguascalientes principalmente para el riego de las huertas, sin embargo en el Porfiriato se buscó priorizar el aseo personal y público de las ciudades como ocurría en los países más industrializados del mundo y, desde entonces hasta ahora el agua es utilizada principalmente para a higiene personal, por lo menos en el municipio de Aguascalientes, “La industrialización y el cambio radical de los hábitos de higiene, sentenciaron a muerte a las huertas y propiciaron un cambio dramático en los usos del agua”.
Antes del Porfiriato, explicó el también miembro de la Academia Mexicana de la Ciencia, en México y en Aguascalientes no se tenía la importancia de la higiene personal que se tiene hoy en día porque prácticamente nadie tenían acceso al agua en sus viviendas, y solo las clases más privilegiadas podían bañarse algunas veces a la semana en baños públicos como los del Ojocaliente o Los Arquitos, aunque los más pobres de los pobres se tenían que conformar con bañarse pocas veces al mes en las acequias que había por toda la ciudad que eran usadas para el riego de las huertas, “Estos cambios son importados desde Europa y desde Estados Unidos a México a fines del Siglo XIX, en 1884 junto con el ferrocarril”.
Tras el Porfiriato, y pese a la resistencia de gran parte de la población, durante el Siglo XX y aproximadamente entre las décadas de 1950 y 1960, informó Gómez Serrano, se comenzó a instalar la red hidráulica de abastecimiento y desagüe, la población empezó a construir baños en sus casas y el agua fue usada de manera prioritaria en la ciudad para la higiene personal de sus habitantes y el aseo de las viviendas, “La Clausura de los Baños de Los Arquitos marca un momento muy importante, hacia 1960, es el triunfo de la higiene personal sobre los antiguos hábitos de higiene pública; ahora las casas todas tienen un cuarto de baño, tienen una ducha, tienen una cisterna, tienen un tinaco”.
El cambio en las necesidades de la población, agregó el catedrático de la UAA, repercutió en cambios en la forma en la que la población de Aguascalientes se abastece de este líquido, pues de comenzar a extraerla de los manantiales ríos y riachuelos, se canalizó por las acequias que iban hacia las huertas, pero con la necesidad de transportar el agua a las viviendas también se entubaron los ríos, lo que imposibilitó de una vez por todas a los ciudadanos para poder extraer agua de los ríos abiertos.
Después para finales del Siglo XIX, el agua de los riachuelos dejó de ser suficiente para el abastecimiento de la población por lo cual, señaló José Gómez, la extracción del líquido comenzó a ser extraída del subsuelo a través de los pozos artesianos y luego, más recientemente de los mantos acuíferos, de donde se extrae en la actualidad.
A raíz de la sobreexplotación de los mantos, el gobernador Orozco Sandoval ha propuesto que dado el buen rendimiento de la Presa Plutarco Elías Calles, la capital del estado pueda ser abastecida de ese cuerpo de agua abierta.
La propuesta además aparentemente fue retomada por el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien en un adelanto de su Presupuesto de Egresos para 2019, previó en un vídeo difundido en sus redes sociales presupuestos para obras hidráulicas en Aguascalientes entre las que se espera una modificación para la red de abasto de agua para la ciudad, “En el caso de Aguascalientes, me piden la modernización de un sistema de riego para utilizar mejor el agua para que se ahorre, que se libera, para utilizarla para el abasto de agua en la ciudad de Aguascalientes que tiene un problema de desabasto”.
Sin embargo, como apuntó Gómez Serrano, la propuesta de traer agua desde las presas cercanas no es nueva pues data de hace más de 100 años, pues en 1900 se construyó por primera vez un sistema de abasto en red hidráulica de la ciudad y después se planeó la construcción de una presa en el Arroyo del Morcinique de la cual se iba a obtener agua suficiente para abastecer la ciudad, proyecto que no se concretó pero que terminó en transformarse en la Presa Abelardo Rodríguez de donde no se obtiene agua.
Después, otra administración estatal valoró construir otra presa que se abasteciera del Río Santiago, que terminó en transformarse en 1928 en la Presa del Jocoqui, una presa derivada de la Presa Plutarco Elías Calles, “Es muy curioso pensar en la ignorancia de los gobernadores y de las gentes que toman decisiones (…) esta idea de traer el agua de las faldas de la Sierra Fría desde presas que antes no había y que ahora sí existen, es una idea que ya tiene más de 100 años de historia”.
Además, el investigador afirmó que desde el comienzo, Aguascalientes ha tenido un problema de abastecimiento de agua, “Cuando se estudia la historia del agua, una de las primeras sorpresas que nos llevamos es constatar que las quejas sobre la falta de agua, su escasez, su contaminación, sobre uso inapropiado y acaparamiento son tan antiguas como el lugar mismo”.
Se suele hablar de la carencia como algo que parece propio de la actualidad y de la ciudad de más de un millón de habitantes, continuó Gómez Serrano, pero en 1644 vino un juez visitador de la Audiencia de la Nueva Galicia y el principal problema que encontró en la Villa de Aguascalientes era la falta de agua y las dificultades en su reparto, “Dictó una serie de providencias, de ordenanzas muy minuciosas que iban a regular el uso del agua de la acequia que bajaba del Ojocaliente y el acceso preferente que tendrían a esta agua los dueños de huertas que pagaron por esta agua”.
De hecho, agregó el historiador, los aguascalentenses tienen más acceso al agua que nunca, “Esta ciudad tiene mucha más agua que la Villa de 800 personas que visitó este juez en 1644 (…) hay más agua en términos cuantitativos o en términos cualitativos (…) actualmente gracias a los grandes avances de la ciencia de la tecnología es posible obtener, gestionar, cantidades infinitamente mayores de agua, la respuesta es muy clara y muy contundente aunque pueda parecer un poquito extraña, se tiene muchísima más agua, más agua de la que era imposible imaginar en el Siglo XVII”.