A los vatos no me interesa comentárselo, pero a las morras sí hay que hablarles para juntarnos y decir lo que pasó
Sofía Ponce, feminista ambientalista integrante del Colectivo Salvemos La Pona
A casi una semana de las 22 detenciones de activistas y vecinos afectados por la construcción del Paso Desnivel de Avenida Aguascalientes y Camino a San Ignacio hay voces necesarias que nos falta escuchar. Un movimiento social no es un grupo de manifestantes, mujeres y hombres aislados de la sociedad, sino una causa global conformada por cientos y miles de rostros y nombres que en distintas partes del mundo se organizan para no permitir que avance en este caso la destrucción del medio ambiente a cambio del supuesto progreso que daña e insulta a la sociedad de Aguascalientes con acciones improvisadas que surgen como respuesta a las ocurrencias del gobierno del estado en un franco desatino para gobernar.
Lo primero que necesita tener un movimiento es memoria
¿Qué ha representado para las mujeres activistas ambientalistas las detenciones? Podemos voltear a ver la historia para entender de qué hablamos y entonces pensar en el caso de las once mujeres torturadas y violadas en mayo de 2016, hace 12 años en la protesta contra la construcción del aeropuerto en San Salvador Atenco, El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra fue un actor principal en la represión que costó la muerte de integrantes de familias, la brutalidad policiaca y gubernamental que cumplió las órdenes del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Las mujeres que sobrevivieron a esta agresión feminicida sin duda enfrentan graves secuelas cotidianamente. A estos hechos se suman una serie larga de casos de violencia sexual y feminicidio que han realizado autoridades como el ejército mexicano, las policías municipales, estatales, federales, los grupos paramilitares y delincuenciales del crimen organizado, cuando las mujeres deciden defender el medio ambiente, sus recursos y la vida de todas las personas que sistemáticamente quedan sin voz ante la impresionante estructura empresarial y gubernamental que representan estos gigantescos intereses económicos dispuestos a arrebatar a los pueblos, comunidades y ciudades todo aquello que pueden vender y lo fundamental para vivir, los recursos naturales.
Voltear a ver a las ambientalistas e indigenistas de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, que han sido asesinadas con violencia sexual ha hecho que en el 2017 Amnistía Internacional hiciera en llamado urgente ante los más de 437 casos de ambientalistas que habían sido acosados y muertos en distintos países de la región. Las mujeres prácticamente en todos los estados del país han sido acosadas y perseguidas por distintos grupos con intereses económicos y políticos que las ven como un estorbo a sus ganancias mezquinas. En América Latina no cabe duda de lo tristemente emblemático que ha sido el caso de la ambientalista, indigenista y feminista Berta Cáceres de origen hondureño. Su asesinato además de no haber recibido justicia mantiene con un enorme velo de impunidad desplegado por el gobierno de aquel país la protección a los responsables oligarcas y políticos que se verían beneficiados de la transacción de la hidroeléctrica.
Los grupos de choque dentro del movimiento
Aquí en Aguascalientes el sábado pasado hubo compañeras que se arriesgaron, que decidieron participar en la resistencia que afecta la paz y el medio ambiente a cambio de la popularidad increíblemente baja del gobernador Martín Orozco. En los movimientos sociales siempre hay un riesgo, los infiltrados, los que ponen trampas para desestabilizar el movimiento para quebrarlo e inmovilizarlo, antes esa labor la hacían los agentes de gobernación, pero ahora no cabe duda que esa tarea la hacen actores de partidos políticos en la debacle, que arañan aquí y allá buscando no irse al precipicio o al menos llevarse a más gente con ellos. Por eso la participación de los priistas urgidos de colocarse y tener reflectores puso en un riesgo irresponsable a compañeras y compañeros al convocar un campamento sin ninguna seguridad sin las mínimas reglas de autocuidado y cuidado colectivo, sino claramente prendiendo una mecha en un conflicto donde quienes más tienen que perder son las mujeres, porque como dicen en su testimonio que circula por las redes sociales y en medios de comunicación, ellas en todo momento vivieron su detención con el peligro y la amenaza de que contra ellas se ejerciera otro tipo de violencia además de la detención arbitraria, desde luego el miedo real de ser víctimas de la desaparición o de la violencia sexual es más que latente en un país con los niveles de feminicidio que se padecen en México.
Organización, politización y sororidad
Es necesaria una reunión entre las mujeres ambientalistas, pensar una y otra vez cuál es el papel qué estamos jugando, por qué se dividen las tareas de esa forma donde ellos tienen los reflectores, presiden las organizaciones y nosotras hacemos todo el demás trabajo, incluyendo el tener que entrar a dinámicas desiguales amorosas o eróticas con los compañeros.
¿Por qué se arriesga a todo el movimiento sin tener conciencia del peligro real y fuerte que existe para las mujeres en resistencia, activistas, llegar a ser detenidas? ¿Por qué y cómo es que los reflectores giraron a la participación de los dos priistas que se han infiltrado en el movimiento ambientalista? ¿Qué va a ocurrir con las averiguaciones que llevan las compañeras, si se las confirman? ¿Quién las va a defender, el PRI? Las mujeres necesitamos aprender y dejar de ser escudo en las peleas entre machos, por eso urge la auto organización, politizar las decisiones y la forma en que se toman las decisiones, la sororidad, el cuidado mutuo, el ecofeminismo. Para no perpetuar la desigualdad, porque el silencio del gobierno solapa la conducta policiaca y ese es un mensaje claro, no habrá consecuencias para los responsables de la represión, las consecuencias serán para las personas que se manifiesten y en ese plano compañeras, las mujeres estamos ante un peligro inminente de violencia donde no vamos hallar justicia.
Diálogo feminista
El feminismo prioriza la vida de las mujeres, por eso decir que Nos queremos Vivas, va más allá de una frase, es una postura política, una apuesta por nosotras, a organizarnos entre nosotras mismas primero y quizá después salgamos a los espacios mixtos, pero desde una relación horizontal de poder y de toma de decisiones.
@Chuytinoco
Claroscuro: Agradezco a Sofía Ponce feminista ambientalista, sus ideas y aportaciones para reflexionar este texto y siempre nuestras complicidades feministas.