- En su vida no hubiera tenido tantos logros, si no hubiera nacido con discapacidad, considera la Premio Estatal de la Juventud
- La velocista se prepara para los Panamericanos en Lima 2019 y está en la mira de Tokio 2020
No hay límites cuando la voluntad es más fuerte que una imposibilidad física; Daniela Sarahí Ramírez Ruteaga, a sus 23 años de edad ya ha trascendido como atleta de alto rendimiento; el 5 de octubre obtuvo el Premio Estatal de la Juventud en la categoría discapacidad, por su trayectoria como ciclista paraolímpica.
Como velocista adaptada ha ganado de forma consecutiva, en los últimos tres años, medallas de oro; detalló que su carrera deportiva inició cuando tenía 12 años en atletismo de campo y durante ocho años fue campeona, al obtener la presea dorada, rankeada como primer lugar de América en Lanzamiento de Disco y tercer lugar del mundo en la misma disciplina; agregó que de igual forma obtuvo el Premio Municipal del Deporte, el Premio Estatal de Deporte, el Premio a la Mujer Destacada y el último galardón fue el mencionado galardón que otorga el estado a jóvenes destacados.
“Mis próximas competencias, en las que me estoy preparando, es para ir a Juegos Panamericanos en Lima, Perú de 2019 y de resultados, para ir a Tokio 2020”, subrayó Daniela Ruteaga sobre las metas que tiene en el corto plazo, para seguir alcanzando sueños en el deporte, especialmente en ciclismo, que es su pasión.
Detalló que en 2015 inició su preparación para ser la mejor velocista, por lo cual dejó el atletismo, al sentirse cautivada por la sensación que este deporte le permitía, de sentir el aire en su rostro; la velocidad alcanzada en la bicicleta no sería posible en el atletismo, por la falta de su pierna izquierda.
“Hubo un mundial ese mismo año, en 2015, de Paraciclismo, y fui a verlo y vi a las personas, a los deportistas y me impactó ver a personas sin una pierna y un brazo, o sin dos brazos pedaleando y dije: ‘si ellos pueden, yo también puedo; yo que tengo mis dos brazos y una pierna’; fue ahí cuando me enamoré del ciclismo y dije: ‘no me voy a rendir, voy a luchar por este sueño y así empezó todo’”, precisó la velocista.
Pero su camino, aunque aún corto, al menos en el ciclismo, no ha sido fácil para Daniela Ruteaga; si bien ha vivido grandes hazañas y se ha envuelto de importantes logros, el camino ha sido tortuoso y pesado de transitar; reconoció que su principal reto ha sido vencer el miedo día con día, ya que inició en este deporte sin saber nada, nunca se había subido a una bicicleta, enfatizó. “Entonces era mi miedo a caerme, el miedo a competir; el ciclismo me gusta porque es constante vencer retos, de todo, clima, tus propios retos, y otro de mis retos, se podría decir, es ser estudiante y a la misma vez deportista porque es muy difícil”.
La atleta paraolímpica actualmente cursa la Licenciatura en Kinesiología, lo cual es una de sus mayores satisfacciones; en el ámbito deportivo, una de las que recuerda con especial alegría es que, al haber nacido con un muñón muy pequeño, era difícil que pudiera usar prótesis, y por ende correr; las disciplinas que ha practicado le han facilitado esto.
“Desde chiquita, yo siempre había querido sentir el aire en mi cara, con la bici puedo experimentar esa sensación y es de las cosas más satisfactorias; el ganar, subirme a un pódium, todo ese esfuerzo que hago, que se recompense también es muy bonito”, reconoció.
Enfatizó que su vida no ha sido fácil, pero desde que estaba en el seno materno ha recibido el apoyo de su madre, quien desde los cinco meses de embarazo sabía la discapacidad con que Daniela nacería, por lo cual, dijo, que le está muy agradecida; “aún sabiendo que corría peligro su vida, decidió tenerme.
Resaltó que en durante sus 23 años de vida lo más difícil que ha enfrentado son los constantes retos y adversidades que se le presentan; de niña fue víctima de bullying por su discapacidad, y el enfrentar su condición fue duro a esa edad.
“El ver que no soy igual a los demás, o sea, no es como igual pero sí aceptar que tengo una discapacidad, de chiquita, pues sí me costó por las burlas y eso, pero ahora me gusta, me gusta mucho; yo creo que sería mi vida diferente si no hubiera nacido con esa discapacidad”.