La única manera mantener el populismo es teniendo pueblos pobres, el populismo a su vez mantiene a líderes autoritarios que realizan ocurrencias y caprichos personales justificando el bien de la patria. Poco les importa realmente el pueblo, pues lo engañan y lo usan para sus fines mezquinos, al igual que lo hacen las oligarquías, a las que tanto critican. Aún no inicia el nuevo gobierno y ya han echado abajo aquellas promesas con las que ganaron el voto de que pusieron su esperanza en alguien que finalmente los decepciona sin aun haber iniciado su administración.
Solo en estas últimas dos semanas en las cámaras legislativas dan muestra del autoritarismo de su amado líder; primero, desmienten que sea una propuesta morenista la iniciativa presentada por el senador Ricardo Monreal para disminuir las comisiones bancarias (lo que provocó también una caída de la Bolsa Mexicana de Valores) quien salió a declarar que en el senado no aceptan regaños de nadie; luego en la cámara baja la mayoría morenista aprobó una reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal en la que la secretaría de gobernación sería la encargada de proveer el servicio de radiodifusión pública en el ámbito nacional, sin embargo en un acto de redención el senado donde también Morena tiene mayoría decidió echarla abajo, digo acto no como la acción sino como parte de una obra de teatro.
La última discusión en el senado que terminó en la aprobación de una serie de reformas a la misma ley orgánica en materia de la creación de comisiones presidenciales con facultades que ya tienen otros poderes o dependencias como la fiscalización o la investigación, no importando que transgrede varios artículos de la constitución, las mayoritearon los morenistas.
Los virreyes (coordinadores estatales) que controlarán los programas sociales en las entidades federativas, ahora también supervisarán policías, como lo proponen en el Plan de Paz y Seguridad; ahora mancillando las autonomía de los estados consagrada en el pacto federal que nos rige.
Y aun no empieza el sexenio…
Ante este tipo de conductas antidemocráticas, los partidos políticos existentes deben de adoptar una posición seria que abone realmente a la vida social y económica del país (no como lo habían venido haciendo cuando fueron gobierno) se requiere que vayan por temas básicos que realmente cambien la vida de los que menos tienen, porque quienes ahora son gobierno incumplirán las promesas que hicieron durante la campaña electoral y para no perder capital político mantendrán jodidos a los jodidos y querrán joder a la de por sí ya en extinción clase media.
Pero también se requiere una oposición aún más real, más auténtica, realmente legítima que es la de la ciudadanía, la única manera de que las cambios realmente se transformen en este país se dará cuando nos involucremos en actividades que sumen a la sociedad. La participación ciudadana es la única herramienta que realmente puede asegurar un Estado democrático, por medio del involucramiento en la discusión pública, la participación en organizaciones de la sociedad civil y el ejercicio pleno de derechos y obligaciones que para cumplirlas primero hay que conocerlas. Debemos dejar ser revolucionarios de redes sociales para convertirnos en actores de cambio profundos en nuestro país.
No podemos esperar una cuarta transformación que contradice a las tres primeras, que pretenden quitarnos la soberanía para vivir de un tirano, que pretende que la única ley que se respete sea la que a sus fines convenga y que privilegie a individuos sobre las instituciones.
Solamente la oposición (política y ciudadana) firme y propositiva podrán hacer realidad el México que todos soñamos, pero que poco hacemos para tenerlo.