Un extraño enemigo a unos les recuerda al himno nacional. Tradición rancia que en algunos llegó a evocar emoción al cantarla en la primaria, realizando el inútil paso redoblado. Y es que, al que escribe, le molestan ese tipo de simbolismos en pro del civismo, cuando ves que tus representantes son [generalmente] unos orates. Para otros, un extraño enemigo les trae a la mente el nombre de un oscuro bloggero de los dosmiles (Masiosare). Y hoy en día, si lo ves mencionado en Twitter, te refiere a la serie de ficción histórica de Amazon Prime Video y Televisa, sobre el 2 de Octubre de 1968.
La expectativa por los cincuenta años del acontecimiento me hicieron darle una oportunidad a Un extraño enemigo, sumado a que sí había pagado mi cuenta de Prime Video y la de Netflix no. La sobreinformación de las redes sociales y el que Verano del 68 en TV UNAM saliera casi al mismo tiempo me hicieron confundirme en algo fundamental: el actor detrás de Díaz Ordaz. Pensé que era Roberto Sosa (quien lo interpreta en Verano) pero en realidad es Hernán Del Riego, quien tiene una gran interpretación como el, hasta ahora, tranquilo pero inseguro presidente. Prime tiene una peculiaridad, que es que cuando se pone pausa puedes ver los créditos de todos los actores en escena. Y hay algo curioso: los directores de casting de Enemigo asaltaron al elenco de Club de Cuervos.
¿Se acuerdan de Tony, el jugador joven de los Cuervos? Sale en el papel de un líder estudiantil. Daniel Giménez Cacho, el protagonista, tuvo un paso regular en historias desconectadas de la trama principal en las primeras temporadas de Cuervos y usualmente comparte escena con un excelso Antonio de la Vega como Luis Echeverría, quien en la otra serie es el director deportivo de los Cuervos y esposo de Isabel Iglesias. Además, hay otros roles por más miembros de dicho elenco, y otros destacados del cine o teatro nacional. Muchos, como el caso de Ximena Romo o Mauricio Isaac, podría decirse que son cameos o una especie de favor al director Gabriel Ripstein. Y la verdad eso está muy bien, ya que los pequeños guiños o referencias son tratadas con respeto con actores del calibre.
Esto nos lleva a uno de los principales problemas de la tele mexicana, que es la existencia de buenos intérpretes, pero pésimos directores en telenovelas o narcoseries. Primero Luis Miguel y ahora Un extraño enemigo refuerzan una verdad escondida: los actores trabajan en tele vespertina porque de-algo-hay-que-tragar pero la mala fama de muchos se debe a que están mal dirigidos. Por ejemplo, Ernesto Laguardia mostró potencial en la enorme Principio y Fin (de Arturo Ripstein), porque siempre ha sido producto de realizadores chafas en televisión. Había un buen actor, insisto, con pésimos directores en la pantalla chica.
Hay una cuestión alrededor de Un extraño enemigo: nos sitúa a la mitad del camino de la madurez de las series mexicanas ya que luego de este serial (¿tendrá más temporadas?) se empezará a agotar la vaca de la nostalgia. Y es que Enemigo triunfa por lo mismo que Luis Miguel, nos refiere con guiños a la historia nacional y ciertos elementos reconocibles como presidentes o figuras públicas. Ojo, eso no es lo que sostiene la serie ya que -por ejemplo- José José: el príncipe de la canción mama de los recuerdos y es una basura mal ejecutada si bien nunca tuvo la intención de ser televisión de calidad. Pero, ¿hasta cuándo se podrá sostener una racha de guiones sostenidos en los recuerdos de la historia y la cultura popular de manera tan directa?
Bocadillo: Cuando me ganó la serie fue el momento en que sale el avatar de Luis González de Alba. Wow, los realizadores de Un extraño enemigo no se fueron por medias tintas.
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