Esta vida llena de ciclos, nos lleva en estos días al inicio de uno más: El pasado miércoles 10, en uso de sus atribuciones legales, el Consejo General del Instituto Estatal Electoral declaró iniciado el Proceso Electoral, cuyo punto culminante es la Jornada Electoral del 2 de junio de 2019 y por el que renovaremos a los once Ayuntamientos del Estado de Aguascalientes.
Varias reflexiones se hacen necesarias alrededor de este tema. La primera es, quizá, la inmediatez con la que se inicia este proceso, a menos de dos semanas de haber concluido el proceso electoral anterior. Cabe hacer mención que ello estaba previsto por calendario, definido constitucionalmente puesto que se había estipulado que la duración de los Ayuntamientos electos en 2016, concluirían su labor por única vez antes de los tres años tradicionales. Esta situación se repetirá en 2022 cuando se renueve el poder ejecutivo estatal.
Ello no impacta en gran medida en el desarrollo del proceso, pues en esencia si bien todos los procesos son similares, también es cierto que no hay dos iguales. Venimos de un proceso que en todos sentidos fue enorme, lo cual no quiere decir que este que comenzamos no represente un desafío.
Una de las situaciones que lo hacen único en lo local, radica en que solamente se elegirán ayuntamientos, cuando tradicionalmente en las elecciones intermedias se elegían también diputaciones. Claro, en el proceso anterior localmente se eligieron solamente diputados, pero con el plus de la elección federal completa, que además es un fenómeno inédito en cuanto a la participación se refiere. Ello hace que el elector acuda a las elecciones del próximo 2 de junio a encontrar solamente una urna. Digno de análisis será, pues, la participación ciudadana en una elección intermedia, cuando históricamente, el índice es claramente inferior a cualquier otra completa en donde se elige gubernatura.
Otro aspecto inédito, que se relaciona con lo anteriormente expuesto, tiene que ver con la participación, por vez primera en la historia moderna, de dos partidos políticos locales. Durante mucho tiempo, Aguascalientes fue la única entidad federativa de la república que no preveía legalmente la conformación de partidos locales, situación que se modificó al regular jurídicamente a los entes de interés público por antonomasia la nueva Ley General de Partidos Políticos.
Ambas situaciones se correlacionan en el ciudadano, origen y destino del proceso electoral. Las actividades que señala el código para la renovación de los cargos públicos tienen como eje al votante. La premisa fundamental de la democracia electiva la podemos resumir en “una boleta para cada ciudadano, un voto en cada boleta” por lo que la ubicación e integración de casillas, así como el manejo y distribución de las boletas y posterior cómputo de los votos, se basa en ese aforismo. Por ello, la participación de los ciudadanos resulta esencial.
Y no me refiero al ciudadano votante. La participación comienza desde hoy, pues la Agenda Electoral previamente aprobada, señala que la primera actividad a realizar en el proceso es convocar a los observadores electorales. Las elecciones se hacen a ojos vistas de los ciudadanos que, interesados, participan en las actividades. A finales de este año se lanzará la convocatoria para integrar los Consejos Municipales, luego vendrán las respectivas para reclutar al ejército de Capacitadores, que a su vez, trabajarán con los Funcionarios de Casilla, quienes son el ejemplo vivo de que, como decía, la elección es del ciudadano para el ciudadano. En una nuez, la elección es cien por ciento ciudadana.
De nada servirá lo anterior si, como actores del proceso, partidos políticos (nuevos o con dilatada trayectoria) y autoridades electorales, no somos capaces de convocar a los votantes el primer domingo de junio. Habremos de utilizar todos los medios a nuestra disposición para provocar esa participación, difundiendo ideas, actos, hechos, volviendo ciudadano el proceso electoral.
Gran reto se presenta. Ahora la molestia y el fastidio pueden ser lo cercano de los procesos electorales, el que el elector termine por aburrirse luego de las campañas electorales que, en la entidad, ya son costumbre anual. El fin es que después ya no sea pretexto, cuando la elección (sea cual sea) se lleve a cabo cada tres años. Por ahora la reflexión es: ¿cuál será el pretexto para no participar?
/LanderosIEE | @LanderosIEE