- Las carreras más tradicionales no están “dormidas”, sino en evolución y renovación, con procesos de acreditación que antes no existían
- La Academia de Artes fue creada por decreto presidencial del 12 de diciembre de 1966
La arquitectura es un arte porque es una forma de expresión. Una construcción puede ser una pieza artística cuando se conjugan la calidad del espacio y del objeto construido y transmite un mensaje, dijo Xavier Cortés Rocha, profesor emérito de la Facultad de Arquitectura (FA) de la UNAM.
El universitario ingresó recientemente a la Academia de Artes como académico de número en la sección de Arquitectura. En entrevista, comentó que fue motivo de satisfacción trabajar en el proyecto La recuperación de los anexos del Palacio de Medicina: “La restauración de esos espacios, los anexos de la calle de La Perpetua… son varios edificios que se han rehabilitado”.
Es una gran distinción, remarcó. “Es un aliento, algo que impulsa a abrir nuevas posibilidades, no sólo de lo que se hace, sino de lo que se emprende en nuestro país, de la relación entre la práctica profesional y la academia, para que nuestro trabajo esté alimentado por la innovación, por descubrimientos de arquitectura antigua”.
Cortés Rocha habló sobre sus entornos próximos, consideró a la zona metropolitana un fenómeno complejo, porque es una megalópolis, una gran red en donde la mayor cantidad de población se encuentra en el Estado de México: “Está en transformación, afortunadamente crece menos y eso le permite madurar; seguimos con grandes planes como la complementación del drenaje profundo y el gran proyecto de movilidad”.
Con su ingreso a la Academia de Artes, el profesor emérito, que cuenta con medio siglo en la formación de recursos humanos, se une a otros imprescindibles de la arquitectura que integraron en su momento esa entidad, como Teodoro González de León, Ricardo Legorreta, Enrique del Moral, Mario Pani y Pedro Ramírez Vázquez, quien fue uno de sus mentores.
Al referirse a la UNAM, consideró que se ha transformado, crecido y diversificado. Las carreras más tradicionales no están “dormidas”, sino en evolución y renovación, con procesos de acreditación que antes no existían. “La nación ha sido generosa con nuestra universidad, desde el momento en que nos dotó con un campus tan importante como CU, arquitectónicamente valiosísimo: “Estoy muy contento con lo que hago, tengo tutorías, cursos, alumnos de tesis de licenciatura, y ejerzo práctica profesional; me confían proyectos interesantes. En la enseñanza de la arquitectura el avance tecnológico en una generación ha sido brutal, por todo eso me considero privilegiado”.
La Academia de Artes fue creada por decreto presidencial del 12 de diciembre de 1966. Agrupa en un cuerpo colegiado a personalidades del ámbito de la creación artística, así como a teóricos de la historia y crítica del arte, para “honrar sus méritos y fomentar la labor individual y conjunta al servicio de la cultura de nuestro país”.
Está compuesta por varias disciplinas, cada una con cinco miembros, una de ellas es Arquitectura. “Cuando hay una vacante se hace una propuesta para ocuparla, y ése fue mi caso; recibí una invitación por conducto de Louise Noelle Gras, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE), que es integrante de otra de las secciones”, explicó.
El acto de recepción como académico de número tuvo lugar en el número 33 de la calle de Brasil, en el Centro Histórico, lugar idóneo para documentar su proyecto.
Con información de la UNAM