No era difícil intuir cómo terminaría el primer concierto de la tercera temporada del año de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, antes de comenzar lo comenté con mi esposa, le dije, “¿sabes cómo terminará el concierto?”, ella me respondió, “obvio, con La pelea de gallos”, 70 minutos más tarde nos dimos cuenta que no estábamos equivocados.
Fue un gran concierto, difícilmente podría encontrarse un programa más mexicano, es decir, con obras cortas y derramando un exquisito aroma nacionalista, si acaso habría que apuntar algo al excelente repertorio que diseñó el maestro José Areán, director titular de nuestra Sinfónica, es algo de Ponce, quizás “Chapultepec” o “Ferial”, poemas sinfónicos de breve duración y que tienen un intenso aroma a México y con las mismas características festivas que el resto del programa, sobre todo Ferial, que es la narración musical de una tarde de domingo en un pueblo cercano a Teotihuacán en el atrio del templo con toda esa festiva mexicanidad que le es característica a ese tipo de lugares. Pero bueno, esto no es más que una apreciación personal, en realidad, la selección de obras fue inmejorable y la ejecución de las mismas, como es común con nuestra máxima entidad musical, de primer nivel.
La noche del pasado viernes 14 de septiembre, en el primer concierto de la tercera temporada del año 2018 de la OSA, y con la cercanía del aniversario de la Independencia, el maestro José Areán nos presentó un programa que inició con “Janitzio” de Silvestre Revueltas, continuó con una soberbia interpretación de la “Sinfonía India” de Carlos Chávez, creo que a reserva de que tú me corrijas amigo melómano, fue lo mejor de la noche, una partitura impregnada de aires muy mexicanos que nuestra orquesta supo resolver muy bien. Después de esta obra de Chávez continuamos con la Suite 1910 de Manuel Esperón, me parece necesario que se le haga justicia a este gran compositor mexicano y fue algo muy afortunado que la Sinfónica tocara algo de él, es uno de esos casos curiosos en los que todo mundo conoce sus canciones, estoy seguro de ello, pero nadie, si acaso muy pocos, saben el nombre del compositor, no obstante es una de las vacas sagradas de la música mexicana, la Suite 1910 es una suerte de popurrí de algunas de sus más celebres canciones.
El concierto continuó con una de las obras más interpretadas, no solo en México, sino en todo el mundo, es Europa es una de las composiciones mexicanas más interpretadas y más reconocidas, lo importante es que se trata de un compositor que sigue entre nosotros y sigue trabajando, me refiero a Arturo Márquez quien hasta el momento ha compuesto 8 danzones, probablemente amplíe su ciclo, yo tuve la oportunidad de charlar con él hace como 4 años que visitó nuestra ciudad, nos quedamos de ver en el Centro de Estudios Musicales Manuel M. Ponce en donde amablemente me concedió una entrevista y justamente me decía eso, el ciclo de danzones de ninguna manera puede pensarse que está cerrado. Pues de él escuchamos el más conocido, el Danzón No.2, increíble la ejecución de la OSA, aunque en algunos fortes la acústica del Teatro Morelos no ayudó mucho, de hecho el sonido lo percibí un poco seco, como que le faltaba algo de reverberancia para que la música pudiera fluir más libremente, pero de cualquier manera fue una gran ejecución.
El concierto terminó con dos obras monumentales, de esas que tienen un sabor a México más definido incluso que el pozole, los tamales o las enchiladas. Si algún extranjero me pidiera en alguna ocasión que le explicara con ejemplos cuál es la verdadera música mexicana, no dudaría en proponerle los Sones de Mariachi de Blas Galindo y el Huapango de José Pablo Moncayo, este es el sonido de México, México se escucha así, no importa que muchos se rasguen las vestiduras defendiendo el mariachi como la máxima identidad musical mexicana, finalmente, el mariachi, como lo conocemos actualmente está muy lejano al concepto original, fue adulterado arteramente con fines comerciales por Emilio Azcárraga Milmo al agregarle las trompetas que originalmente no eran parte de la dotación instrumental de esta entidad musical que se presume, nació en Cocula, Jalisco, pero la extensa geografía de México hace que nuestra diversidad cultural sea inabarcable.
El concierto fluyó con un gran ritmo, creo que fue muy atinado del maestro Areán omitir el intermedio, de haberlo hecho habría roto con el ritmo del concierto, finalmente se trata de música que por su breve duración y por lo fácil de escuchar no necesitan de intermedio. Fue un concierto corto, un poco más de una hora, se completaron quizás 75 minutos con el encore de la Pelea de gallos del compositor chileno Juan S. Garrido que puso al teatro de pie.
Todo el mes de septiembre el maestro Areán programó música de compositores mexicanos, la próxima semana, en el segundo concierto de temporada escucharemos El laberinto de la Soledad de Juan Pablo Contreras, partitura basada en la obra de Octavio Paz. Concierto para piano y orquesta Celebración de Héctor Infanzón con él mismo como solista, una fortuna verlo otra vez en Aguascalientes, un músico que como Eugenio Toussaint (q.e.p.d.) oscila con libertad y solvencia entre el jazz y la gran música de concierto. Después del intermedio escucharemos uno de los grandes monumentos de la música mexicana, “La noche de los mayas” de Silvestre Revueltas, habrá que ver cómo se resuelve el problema de acomodar un ejército de 14 percusionistas en el reducido escenario del Teatro Morelos, recordemos que la casa de la sinfónica, el Teatro Aguascalientes está en remodelación. Nos vemos ahí el viernes 21 a las 20:00.