Así es septiembre, ya ves, no hace mucho recordábamos algunos aniversarios, en el caso de Rick Wright de Pink Floyd, Jimi Hendrix y Rockdrigo González fueron luctuosos, pero también hay otros como el de el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro, que bien podría ser luctuoso porque de alguna manera sirvió para sepultar al rock en México, al menos por un tiempo, buena parte de los años 70 hasta su resurgimiento en los 80.
Pues bien, siguiendo con aniversarios de septiembre, lamentablemente luctuosos, no podríamos dejar de mencionar la muerte de John Bonham, el genial baterista de Led Zeppelin. Bonzo falleció de bronco aspiración el 25 de septiembre de 1980 en la casa de Jimmy Page, compañero de fórmula en Led Zeppelin y sin duda, uno de los mejores guitarristas en la historia del rock y que su perfil, como toda la propuesta musical de Zeppelin, se define por una intensa descarga de blues.
Ahora con el aniversario de la muerte de Bonham me entretuve viendo algunos comentarios en las redes sociales, específicamente en Facebook, en donde algunos lo señalaban como el mejor baterista, bueno, quizás lo sea, no sé, pero no me atrevería a hacer una afirmación tan temeraria, de lo que definitivamente no hay duda es que debe ser considerado entre los mejores, no sé, los 5 o los 10 más grandes bateristas en el rock. Sabemos que hay muchos muy buenos, mira, en lo personal me gusta mucho Neal Peart de Rush, no me atrevo a decir que es el mejor, pero sí puedo decir que es el que más me gusta, pero el tema no es excluyente, al contrario, además de Neal Peart me gusta mucho Ian Paice de Deep Purple, inolvidable su solo de “Th emule” en el disco Made in Japan 1972, por cierto, uno de los mejores discos en vivo para mi gusto. Me gusta mucho Andy Ward, el baterista de Camel, en mi opinión es el baterista más fino en el amplio horizonte del rock, y por supuesto Bill Bruford, héroe de mil batallas y las que faltan por luchar, Carl Palmer, excelso sobre todo con Emerson, Lake & Palmer, aunque su paso por Asia, siendo de menor estatura en las pretensiones musicales, siguió demostrando su incuestionable calidad, y algunos otros, Mitch Mitchell, Ginger Baker, Keith Moon, y la lista continúa.
Pero siguiendo con el tema de Bonzo, él era una de las piezas insustituibles de una fórmula que resultaba casi perfecta, un punto de equilibrio absoluto, total. Led Zeppelin es así, como The Beatles, como Rush, estos grupos son como una maquinaria perfecta, como un fino reloj en donde todos los engranajes hacen su parte y colaboran en conjunto, sólo así su funcionamiento será óptimo, de manera que si una de las piezas llegara a faltar, la maquinaria simplemente deja de hacer su trabajo. Ese tipo de agrupaciones me fascinan, que no cambien de elementos constantemente, me gusta la consistencia, la cohesión, que la esencia de la música se mantenga, puede haber diferentes propuestas, experimentar con otros lenguajes, pero con el mismo objetivo, sin desvirtuar la identidad, por eso me gustan Los Beatles, Pink Floyd que cuando se salió Roger Waters no buscaron otro bajista trabajaron con músicos de estudio o colaboradores externos, como es el caso de Guy Pratt que colaboró con ellos en Division Bell o el mismísimo Tony Levin en el disco A momentary lapse of reason, pero en ningún momento se nombró otro bajista que sustituyera a Waters, eso resultaría imposible, y claro, el cambio obligado de guitarrista por los excesos de Syd Barret que le imposibilitaron seguir trabajando. Y por supuesto Led Zeppelin, estos grupos funcionan así, prácticamente desde su gestación, cuando mucho se dan cambios en la alineación antes de alcanzar el éxito, antes de ser inmortales y estar destinados a la eternidad, una vez que las partes encajan, la fórmula es ya inamovible.
Cuando John Bonham murió el grupo decidió dejar de trabajar, eso resultaba imposible, Led Zeppelin no podía seguir funcionando ante la ausencia de uno de sus integrantes, y cosa curiosa, es uno de esos grupos cuya consistencia está a prueba de todo y que no obstante sus músicos son todos verdaderos virtuosos, me refiero a esto, el caso ya mencionado de los Beatles o Pink Floyd, ninguno de los elementos de estas agrupaciones son virtuosos, el secreto del éxito está en el funcionamiento en conjunto, pero con Led Zeppelin sí encontramos músicos virtuosos y sin embargo, contrario a lo que sucede cuando se juntan en un mismo espacio dos o más virtuosos que hay un insoportable choque de egos, aquí cada uno de los cuatro hacen su trabajo y colaboran para que el resultado final sea el esperado. Estarás de acuerdo conmigo en que Jimmy Page es uno de los mejores guitarristas que ha dado el rock, ¿verdad?, como lo estarás también en coincidir conmigo en el potencial de John Paul Jones como bajista, o que Robert Plant es un auténtico malabarista de la voz, por Dios, ¡nadie canta así! Y claro, dudar de que John Bonham sea uno de los mejores bateristas que ha dado el rock sería una falta imperdonable.
Sus baquetas eran más grande de lo normal, él les llamaba “my trees”, los parches de sus tambores también tenían una tensión diferente, simplemente es cosa de estilo, lo demás es talento puro, ¿cómo olvidar al buen Bonzo?
De acuerdo ¿quién podría asegurar cuál es el mejor instrumentista de todos los tiempos? Tal vez el más reconocido por los críticos (si es que se les puede llamar así) sea Jimi Hendrix. Entonces, los más justo sería nombrar no al mejor, sino a los mejores de cada instrumento, así, sin un número que los clasifique.En otro tema, desde mi punto de vista, el rock mexicano no murió, ni siquiera desapareció, después de Avándaro. La prohibición gubernamental para la organización de conciertos o festivales y su marginación de los medios de comunicación hicieron pensar a muchos que el rock mexicano había desapareciso. Sin embargo, las bandas de aquéllas épocas se refugiaron en grandes bodegas en barrios marginales, haciendo de las “tocadas” eventos clandestinos o semiclandestinos. Esos lugares como el Salón Petunias (después Salón Chicago) y Mandril, entre otros muchos, fueron bautizados por los roqueros mexicanos como hoyos funkies, los cuales sobrevivieron hasta principios de los años ochentas.