Parecía que ningún alcalde tomaría al toro por los cuernos, como coloquialmente se dice, y finalmente resultó que fue una alcaldesa, Tere Jiménez, la que se fajó los pantalones y determinó decirle NO a la Concesionaria de Aguas de Aguascalientes, CAASA, que los aguascalentenses no la queremos más.
El anuncio, que fue bastante sonado, causó beneplácito por parte de la gran mayoría de los ciudadanos, usuarios de los servicios, y despertó dudas y suspicacias en el llamado círculo rojo, en donde el anuncio se tomó más como un tema electorero, que lo que en realidad es: cerrarle el paso a la empresa que esquilmó por muchos años la economía de los aguascalentenses con precios muy elevados y una pésima calidad en su servicio.
Aunque había sido una de sus promesas de campaña, quizás la más sonada, a la alcaldesa le llevó 20 meses luego de asumir el cargo, hasta anunciar finalmente un paso determinante para que en verdad CAASA se vaya a su casa.
En realidad no sé si es mucho tiempo o poco, lo que es evidente es que la sola noticia abrió la esperanza de muchos usuarios para que, de una vez por todas, la empresa francesa deje de hacer negocios con el bolsillo de las familias aguascalentenses.
Desde otro ángulo, es importante que esta determinación esté sustentada en fundamentos jurídicos sólidos, estudios técnicos bien soportados y que la autoridad municipal aproveche, en el mejor sentido de la expresión, las muestras de respaldo que le están dando a la alcaldesa en esta determinación.
Sus bonos políticos sin duda subieron como la espuma.
Y justamente es este ingrediente el que se tiene que cuidar mucho para que no quede solo en un anuncio estéril y propagandístico, y se dé paso a preparar todo para que la empresa verdaderamente deje de prestar el servicio de agua potable y alcantarillado en la ciudad y zonas rurales del municipio.
La alcaldesa es hoy una carta natural para aspirar a la reelección como ella misma lo ha expresado, sin embargo, es importante que no pierda la institucionalidad, que no mezcle su proyecto político con la tarea de gobernar y que en el caso concreto del tema del agua, lleve a buen puerto la parte que a ella le tocó atender como presidenta municipal, porque es claro que CAASA hará efectivo su derecho expresado en el título de concesión para terminar hasta el 2023 la prestación del servicio.
Resta ahora conocer a detalle la estrategia del ayuntamiento para dar continuidad al anuncio y que los aguascalentenses estemos bien informados sobre los pasos que se van a dar en este proceso de mandar a CAASA a su CASA.
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