- Los ciudadanos mexicanos están hartos de la prepotencia, el influyentismo, la deshonestidad y la ineficiencia, y desean con toda el alma poner fin a la corrupción y a la impunidad
- El Ejecutivo no será más el poder de los poderes, ni buscará someter a los otros
Andrés Manuel López Obrador recibió del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) la constancia de mayoría que lo acredita como presidente electo de México. Los siete magistrados validaron el resultado de las elecciones y detallaron que el candidato de coalición Juntos Haremos Historia obtuvo un total de 30 millones 110 mil 327 votos, equivalentes al 53.2% de la votación total emitida, en las elecciones del 1 de julio la participación ciudadana fue del 63.4% de la lista nominal de electores, las 156 mil 792 casillas que se instalaron en todo el territorio nacional recibieron 56.6 millones de sufragios.
La magistrada presidente de la Sala Superior del TEPJF, Janine Otálora Malassis, informó en la sesión solemne que López Obrador cumple con los requisitos, por lo que se concluye que es elegible para el cargo de presidente de los Estados Unidos Mexicanos, por lo que entregó la constancia de Presidente Electo al candidato que obtuvo el mayor número de votos en las elecciones del 1 de julio y que desempeñará su cargo a partir del 1 de diciembre.
En sus intervenciones, los magistrados calificaron como históricas las elecciones y felicitaron a los millones de mexicanos que participaron en ellas.
La magistrada Mónica Aralí Soto Fregoso, indicó: “Cuando un proceso electoral ha sido ejemplar, como el que nos ocupa, ello sólo supone refrendar jurídicamente aquello que las ciudadanas y los ciudadanos decidieron libre y auténticamente mediante su voto. Como integrante del Pleno de esta Sala Superior quiero reconocer a todas las mexicanas y mexicanos que con su esfuerzo y participación como funcionarios de casilla y electores hicieron posible la realización del proceso electoral más grande en la historia de México; al Instituto Nacional Electoral por su profesionalismo en la compleja organización, a las Salas Regionales de este Tribunal y a todo el personal que labora en él por su dedicación y empeño. A los partidos políticos, candidatas y candidatos por las muestras de civilidad y compromiso democrático, y a todas las autoridades electorales, locales, administrativas y jurisdiccionales porque su esfuerzo y ejemplar desempeño contribuye al fortalecimiento del federalismo mexicano”.
La transición a la democracia generó esperanza y expectativas, además de una serie trascendente de reformas institucionales para modernizar el país como hoja de ruta hacia la globalización y la defensa y garantía de los derechos humanos, señaló el magistrado Reyes Rodríguez Mondragón: “Transitamos de un presidencialismo acotado por un gobierno dividido a la alternancia de partidos en el gobierno, al sistema de partidos se añadió la postulación de candidaturas independientes, las cuales participaron por primera vez en la contienda por la Presidencia de la República, la implementación de esta figura planteó dilemas a la cultura política y la cultura legal durante este proceso electoral. Con las recientes elecciones llegamos a la tercera alternancia partidista en la Presidencia de la República y a una nueva conformación del Congreso de la Unión, con un realineamiento del sistema de partidos políticos”.
El magistrado Indalfer Infante González caracterizó el proceso comicial como ejemplar y que obliga a continuar fortaleciendo la pluralidad política, el respeto a la disidencia y dar efectividad a las leyes que determinan su lugar en los órganos de representación: “Dos factores fueron determinantes. El primero, la afluente participación política de los ciudadanos; y el segundo, la responsabilidad de los candidatos de las diferentes fuerzas políticas quienes, en un acto democrático y de civilidad, reconocieron que no fueron favorecidos en las urnas, aceptando el triunfo del candidato Andrés Manuel López Obrador”, e hizo un llamado a dejar atrás las divergencias de la contienda electoral, para que todos los mexicanos, sin excepción, transitemos rumbo al progreso, al fortalecimiento de las instituciones, a los valores democráticos y a la cultura cívica.
El magistrado Felipe Alfredo Fuentes Barrera destacó el trabajo realizado por el Tribunal Electoral y tras felicitar a López Obrador, concluyó señalando que no hay democracia sin participación ciudadana, “No hay democracia sin ejercicio de libertades. No hay democracia sin instituciones sólidas. No hay democracia sin actores políticos ajustados a las reglas del juego y la democracia se defiende con jueces autónomos e imparciales que la garantizan”.
El magistrado Felipe de la Mata señaló que a pesar de que se presentaron 286 impugnaciones, por primera vez en la historia no se anuló ni una sola casilla de los comicios presidenciales: “Los Tribunales refrendan únicamente la voluntad de las mayorías, pero sin abdicar de su compromiso de defensa de los derechos de las minorías y de los grupos en situación de desventaja. En esta elección ganó la oposición, ganó el licenciado Andrés Manuel López Obrador, ganó la izquierda. No hay duda, ganó con votos ciertos y su triunfo fue tan legítimo que fue reconocido por todos los actores políticos. El Tribunal Electoral históricamente ha cumplido el papel de garante en la voluntad popular a lo largo de 30 años de historia; hoy lo vuelve a hacer y lo seguirá cumpliendo a cabalidad en las elecciones por venir”.
El sistema electoral mexicano está diseñado para garantizar gobernabilidad y estabilidad democrática, así como equidad en la contienda y en sus resultados a través de una actuación imparcial independiente, subrayó el magistrado José Luis Vargas Valdez, “A pesar de un difícil contexto político y social, las instituciones electorales mexicanas demostraron una vez más su solidez y compromiso con la Constitución. Los resultados hablan por sí mismos, hoy somos testigos de la tercera alternancia democrática pacífica en la historia de nuestro país, eso es, sin duda, el resultado de nuestra creciente madurez política, nuestro fortalecimiento institucional y de un profundo respeto por las leyes que hacen posible nuestra democracia. Es un paso más en la dirección correcta, la de un México que puede elegir y cambiar en paz la de un país que transita sus transformaciones por las vías institucionales que los mexicanos nos hemos dado”.
La magistrada presidente señaló que la entrega de constancia, realizada ya por cuarta ocasión por la Sala Superior del TEPJF, refleja la consolidación del régimen democrático y del auténtico compromiso de la ciudadanía mexicana con los valores constitucionales y del Estado de Derecho, como mecanismos idóneos para el respeto pleno de la soberanía popular y para dotar de legitimidad a las autoridades electas: “Esta sesión solemne tiene un valor especial, como un momento simbólico, que encarna los principios fundamentales en los que construimos nuestra democracia. Además de su efecto práctico de reconocimiento del Presidente Electo, refleja los equilibrios y contrapesos que determinan la relación entre los poderes dentro de un Estado democrático”, afirmó momentos antes de entregar la constancia de presidente electo a Andrés Manuel López Obrador.
“Los jueces debemos fungir como contrapesos a las decisiones tomadas por las mayorías, para asegurarnos que estas no impliquen afectación indebida o excesiva a los derechos de las minorías o a los principios fundamentales de una democracia”, destacó la magistrada presidente, señalando que solamente las elecciones democráticas -libres, competidos y justos, que se apegan a los principios que determina la Constitución- garantizan la inclusión y representación igualitaria de todas las personas.
“La función de este Tribunal Electoral es velar por la efectividad del sistema y para que la decisión de las y los ciudadanos tenga la envergadura y el peso que corresponde. Nuestro deber es hacer realidad las aspiraciones de democracia, de igualdad y libertad que justifican la existencia de este órgano judicial electoral”, para generar un entorno de paz social, indispensable para que todas las personas estén en condiciones de diseñar y ejecutar un proyecto de vida digna, aseveró Otálora Malassis.
Luego de recibir la constancia de mayoría que lo acredita como Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que, en su carácter de titular del Ejecutivo federal actuará con rectitud y con respeto a las potestades y a la soberanía de los otros poderes legalmente constituidos: “Ofrezco a ustedes, señoras y señores magistrados, así como al resto del Poder Judicial, a los legisladores y a todos los integrantes de las entidades autónomas del Estado, que no habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen”, indicó.
En el nuevo gobierno, agregó López Obrador, “el Presidente de la República no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes. Ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones ni de peticiones ilegítimas cuando esté trabajando en el análisis, elaboración o ejecución de sus dictámenes, y habrá respeto absoluto por sus veredictos”.
El Ejecutivo no será más el poder de los poderes, ni buscará someter a los otros. Cada quien, puntualizó, actuará en el ámbito de su competencia y la suma de los trabajos respetuosos e independientes fortalecerá a la República, y el Estado democrático de derecho transitará del ideal a la realidad.
A la sesión solemne asistieron el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, ministro José María Aguilar Morales, así como ministras, ministros y consejeros de ambos órganos; el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova Vianello; los presidentes de las Mesas Directivas de las Cámaras de Diputados y de Senadores, Edgar Romo García y Ernesto Javier Cordero Arroyo, respectivamente; el comisionado presidente del Instituto Nacional de Acceso a la Información, Francisco Acuña Llamas; así como los integrantes del próximo gabinete.
También estuvieron presentes los dirigentes partidistas Claudia Ruiz Massieu, lideresa del PRI; Manuel Granados, del PRD; por Nueva Alianza; Luis Castro Obregón; Hugo Eric Flores del Partido Encuentro Social; y por el Partido del Trabajo, Alberto Anaya.
Entre las ausencias destacaron las del presidente del PAN, Damián Zepeda; Dante Delgado, dirigente de Movimiento Ciudadano; y el del Partido Verde Ecologista de México, Carlos Puente Salas. A la entrega de la constancia que lo acredita como presidente electo, no acompañaron a Andrés Manuel López Obrador, su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, ni sus hijos José Ramón y Jesús Ernesto.
Palabras de Andrés Manuel López Obrador en la entrega de su constancia como Presidente Electo
Magistradas y magistrados,
Dirigentes de los partidos de la Coalición Juntos Haremos Historia,
Amigas y amigos, todos,
Participo con entusiasmo y solemnidad en este importante acto, en el cual, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, me ha entregado la constancia que me acredita como Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos.
Antes que nada, rindo homenaje al Pueblo de México por su evidente vocación democrática. Agradezco a los ciudadanos que depositaron en mí su confianza y reconozco la madurez política de quienes aceptaron los resultados electorales.
No cabe duda de que vivimos momentos realmente históricos. Muchas han sido las enseñanzas del pasado proceso electoral, pero considero que su saldo más importante fue la demostración de la elevada conciencia cívica y la sólida dignidad republicana que hemos alcanzado los mexicanos.
Ha sido sorprendente y ejemplar lo acontecido el 1 de julio; nuestra sociedad manifestó su entereza y su talento, y así lo han reconocido otros pueblos, países y gobiernos del mundo.
Ahora nos corresponde asimilar correctamente los sentimientos expresados por el pueblo al emitir el sufragio y ser ejecutores escrupulosos y fieles de ese mandato.
Considero que la gente votó por un gobierno honrado y justo. En mi interpretación, la mayoría de los ciudadanos mexicanos están hartos de la prepotencia, el influyentismo, la deshonestidad y la ineficiencia, y desean con toda el alma poner fin a la corrupción y a la impunidad.
Millones de compatriotas aspiran vivir en una sociedad mejor, sin la monstruosa desigualdad económica y social que padecemos. Ha sido muy satisfactorio constatar que incluso los sectores de clase media y no pocos de los más acaudalados manifestaran con su voto el deseo de mejorar la situación del prójimo y su acuerdo en el principio de que el gobierno ha de representar a todos, pero que debe dar preferencia a los olvidados y a los más pobres de México.
Considero que otro de los mandatos de la mayoría es el evitar la violencia, atendiendo para ello las causas que la originan y reformular la política de seguridad, hoy centrada casi exclusivamente en el uso de la fuerza, a fin de construir la reconciliación nacional en el bienestar y en la justicia.
Entre las muchas lecciones del 1 de julio debo destacar también una que tiene como destinatarios a los dirigentes políticos y a los servidores públicos; es decir, a nosotros mismos: la gente votó para que exista en México un verdadero Estado de Derecho; el pueblo quiere legalidad, no la simulación que en la aplicación de la ley ha persistido desde el Porfiriato.
Los mexicanos votaron también para que se ponga fin a las imposiciones y los fraudes electorales. Quieren castigo por igual para políticos corruptos y para delincuentes comunes o de cuello blanco.
La ciudadanía plasmó en su sufragio el anhelo de que los encargados de impartir justicia no actúen por consigna y que tengan el arrojo de sentirse libres para aplicar sin cortapisas ni servilismos el principio de que al margen de la ley, nada, y por encima de la ley, nadie.
En lo que a mí corresponde, en mi carácter de titular del Ejecutivo federal actuaré con rectitud y con respeto a las potestades y la soberanía de los otros poderes legalmente constituidos; ofrezco a ustedes, señoras y señores magistrados, así como al resto del Poder Judicial, a los legisladores y a todos los integrantes de las entidades autónomas del Estado, que no habré de entrometerme de manera alguna en las resoluciones que únicamente a ustedes competen.
En el nuevo gobierno, el Presidente de la República no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes; ninguna autoridad encargada de impartir justicia será objeto de presiones ni de peticiones ilegítimas cuando esté trabajando en el análisis, elaboración o ejecución de sus dictámenes y habrá absoluto respeto por sus veredictos.
El Ejecutivo no será más el poder de los poderes ni buscará someter a los otros. Cada quien actuará en el ámbito de su competencia y la suma de los trabajos respetuosos e independientes fortalecerá a la República y el Estado Democrático de Derecho transitará del ideal a la realidad.
No olvidemos nunca que debemos la apertura de estos nuevos horizontes al pueblo, al pueblo soberano que está por encima de individuos, grupos o facciones, por poderosos que sean o que parezcan.
En la elección del 1 de julio quedó demostrado que así como el autoritarismo y la abyección envilecen y desprestigian a las instituciones, la voluntad democrática de la ciudadanía puede renovarlas y fortalecerlas.
No desaprovechemos o desperdiciemos este momento de condiciones políticas inmejorables para llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública de México. El pueblo ha conquistado con energía y dignidad su derecho indiscutible e indiscutido de regir sus propios destinos y de ser gobierno.
Contamos con amplias bases de legitimidad para hacer realidad el deseo colectivo de vivir en paz, con justicia y libertad.
Sólo me resta decir que actúo guiado por principios y soy perseverante. Ninguna tentación me quitará la autenticidad o desviará mí camino en la búsqueda del humanismo y la fraternidad.
Reitero: voy a cumplir todos los compromisos de campaña, no le voy a fallar a los ciudadanos y habré de ser fiel en todos mis actos al interés, la voluntad y el bienestar del único que manda en este país: el pueblo de México.
¡Qué viva la cuarta transformación del país!
¡Qué viva la nueva República!
¡Qué viva la voluntad soberana del pueblo!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!