Cada inicio de nuevo ciclo escolar siempre se repiten las mismas y nocivas prácticas: aumento de precios de la lista de útiles escolares, abusos de las mesas directivas de padres de familia en el cobro de las cuotas escolares, y un rosario de penurias que las familias de la clase trabajadora, atraviesan con tal de dar educación a sus hijos.
¿Qué pasa en nuestra sociedad? Ver este tipo de abusos de forma reiterada no necesariamente tiene que ser parte de una normalidad económica, por ende, tampoco tiene que ser necesariamente correcto en función de lo reiterado con lo que sucede.
Hay autoridades que evidentemente no están haciendo bien su trabajo, de lo contrario, después de tantos años de repetirse estos abusos, las denuncias hubieran disminuido o desaparecido.
En el caso de los productos y servicios que detonan el regreso a las aulas, siempre se presentan incrementos, muchos de ellos naturales por un aumento de la demanda, pero no deberán sufrir aumentos y menos en proporciones que en ocasiones duplican su costo normal.
Es importante entender algo: la clase trabajadora formal, peor aún, la informal, enfrentan serios problemas para que sus hijos regresen a clases con todo lo que en las escuelas se les pide, aunque en la mayoría de los casos se les exige, porque las necesidades son muchas.
La lista de útiles, los materiales escolares, libros adicionales, zapatos y tenis específicos, uniformes, porque aunque el Gobierno del Estado aporta uno nuevo cada ciclo, en realidad los estudiantes demandan al menos otro más, lo que significa un desembolso importante para una economía familiar muy limitada.
No es gratuito que, las empresas que se dedican a prestar dinero, en esta temporada es una de las más fuertes para ellos por la gran cantidad de microcréditos que otorgan y que lo hacen con muy elevadas tasas de interés, con la complacencia de las autoridades que se encargan de regular a estas compañías.
En fin, todos hacen negocio del deteriorado bolsillo de las y los trabajadores, cuando si el comercio no abusara de las compras de la temporada, las autoridades hicieran bien su trabajo y las escuelas, sobre todo los maestros y los directores de escuelas, mostraran más sensibilidad y no exigieran gastos adicionales a los padres de familia, el regreso a clases no sería tan tortuoso.
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