Cada uno de los ciclos en los que participamos en la vida, ya sea en el ámbito personal, familiar, laboral, social y demás, permite que al finalizar podamos realizar una evaluación para afrontar el siguiente, sea cual sea, con la experiencia adquirida, y así cada día tratar de ser mejor, y de hacer mejor cada cosa que nos propongamos. Viene esto a colación, porque justo estamos por terminar el proceso electoral por el que renovamos las diputaciones locales, amén de la elección federal, y casi de manera inmediata iniciaremos otro ciclo para culminar en 2019 con la renovación de ayuntamientos.
Me detengo un poco para explicar el porqué de esta situación. Como lo he platicado en otras ocasiones dentro de este mismo espacio, la reforma más reciente en la materia electoral nos dejó una serie de figuras y procedimientos novedosos para ser aplicados desde la entrada en vigor de la reforma a las disposiciones constitucionales, y otorgó un periodo de gracia a los órganos legislativos del país para que fueran adecuando la normatividad estatal para estar acorde con el nuevo marco legal.
Una de esas modificaciones fue que la fecha en que se realizaría la jornada electoral debería ser uniforme en todo el país, tanto para elecciones locales como federales, es decir, lo que conocemos comúnmente como “empatar las fechas”. Así en entidades como la nuestra en la que anteriormente teníamos proceso electoral local y al año siguiente el federal, se tuvo la necesidad de ajustar no solo el calendario de elecciones, sino que para que ello ocurriera, los periodos de duración de los cargos sufrieron modificaciones que se han estado atendiendo de manera puntual.
Por citar algunos ejemplos, el periodo del gobernador actualmente en funciones, concluirá en septiembre de 2022, luego de 5 años y 10 meses de mandato en lugar de los habituales 6; quien resulte electo para iniciar su periodo en 2022 durará solamente 5 años. Los diputados que se eligieron en 2016, concluyen el 14 de septiembre de 2018, luego de 1 año y 10 meses de gestión. El próximo año iniciará el periodo de los ayuntamientos que resulten electos en la jornada electoral del 2 de junio de 2019, y concluirán en 2021. Todo lo anterior con miras a empatar los procesos electorales, luego del referido 2018-2019 a punto de comenzar, a efecto de que la fecha de la elección local coincida con la federal en 2021, 2024 y 2027.
Definitivamente no es capricho el hecho de terminar un proceso electoral y empezar de manera inmediata otro. Son las condiciones establecidas en el párrafo anterior las que nos obligan a tener un periodo muy corto de tiempo para evaluar el proceso que concluye, a efecto de implementar mejoras en el que inicia, pues las actividades prácticamente no se van a detener.
Como todo producto humano, más que imperfecta, perfectible, las actividades dentro del proceso electoral se ven impactadas con mejoras, que permiten acercarnos a las metas institucionales de asegurar un proceso equitativo, con autoridades imparciales, y acceso a la ciudadanía a un voto efectivo y libre.
Al ser una cantidad muy grande de subprocesos, no está definido un instrumento único de evaluación de la elección, aunque se está trabajando en ello. Para que la evaluación del proceso nos sirva a todos los involucrados (ciudadanía, partidos políticos, candidatos, observadores) debe ser realizada de igual manera por todos ellos. Pero además debe atender a ciertos fines, tanto de cantidad como de calidad, y así no solamente poder presumir que la participación ciudadana fue de un determinado porcentaje, sino llegar al ideal de decir, además, que la ciudadanía votó con absoluto conocimiento de su obligación, sabiendo de la trascendencia de su decisión, de manera libre, informada y secreta.
El nuevo voto puede ser electrónico, postal, por Facebook o Whatsapp. En su caso, marcaremos la boleta con lápiz, pluma, plumón, crayón (o en una de esas hasta lápiz labial). Eso se determinará luego de que concluyan, la presente y futuras evaluaciones, necesarias todas y en todos los ámbitos, y nos acerquemos cada vez más a lo que queremos. Pero, insisto, de poco servirá tener instituciones confiables, con procedimientos a prueba de balas, urnas electrónicas y tintas indelebles, mientras no hagamos conciencia de la importancia de nuestra decisión. Vamos caminando hacia el mejoramiento de los procesos, no olvidemos también el proceso de ser ciudadanas y ciudadanos a carta cabal, conocedores de derechos y obligaciones y conscientes de nuestro valor y de lo que hacemos. Creo que para el nuevo voto, también tenemos que ejercerlo nuevos ciudadanos.
/LanderosIEE | @LanderosIEE