- Cualquiera podemos donar nuestro cerebro a la ciencia
- Enfermedad de Alzheimer inicia hasta 20 años antes de que se manifieste
Carolina Bernal López, vicepresidente de la mesa directiva de la Fundación Familiares de Alzheimer, detalló la manera en la que se llevó a cabo el procedimiento de extracción y preservación del cerebro donado desde Aguascalientes para el Banco Nacional de Cerebros.
La también médico, manifestó que el 19 de agosto queda como una fecha trascendental para el punto de vista social y de la medicina, al ser la primera ocasión que se da una donación de cerebro post mortem con Alzheimer.
Detalló que la primera parte del proceso fue el sensibilizar sobre el trabajo que realiza el Banco Nacional de Cerebros, que la familia manifestará su deseo de realizar la donación y posteriormente el realizar las gestiones con las instituciones para que se llevara a cabo.
Externó que una vez que la familia firma la autorización o consentimiento informado para que el cerebro del fallecido sea dado en donación, se procede a que el cuerpo sea trasladado a un lugar especial, en este caso fue al Hospital Hidalgo, el cual cuenta con la certificación para realizar esta labor. Ahí se llevó a cabo la extracción del cerebro por parte de un patólogo de nombre Antonio Rolón.
La también médica destacó que el corte que se realiza para este procedimiento no es notorio en el cuerpo, ya que el corte se realiza en la parte posterior de la cabeza, en el área del crecimiento del pelo, por lo que al suturarse no hay señales visibles; por ello la familia puede estar tranquila de que se realice el servicio funerario sin problema.
“Se extrae el cerebro, que normalmente pesa de un kilo a kilo y medio y se extrae cuidadosamente, ya que es muy delicado en las primeras horas del fallecimiento del paciente, entonces puede tener fácilmente descomposición si no se maneja de manera adecuada. Se coloca en un recipiente con la formalina o formaldehído, lo que logra un estado de conservación de los tejidos y se pueda trasladar y manipular posteriormente”, explicó Bernal López.
Una vez que llegue el cerebro al laboratorio especializado del Banco Nacional, ahí será posible realizar cortes especiales y se hacen ciertos elementos químicos que permiten que los tejidos se puedan observar en un microscopio, y a la vez todas las alteraciones.
De esta forma, los investigadores con el acervo que han logrado en el Banco a través de la donación han logrado deducir las diferencias de los cerebros de Alzheimer con relación a los sanos; esto con el fin de ofrecer tratamientos específicos a través de la información relevante que surgen de los análisis, por ello la relevancia de este tipo de donaciones.
Cabe destacar que el cerebro donado por la familia del profesor Francisco Javier Aguilar Domínguez aún se encuentra en Aguascalientes, en espera de ser enviado a través de un servicio especializado de paquetería luego de que se expida un último documento para que finalmente llegue al Banco Nacional de Cerebros en la Ciudad de México.
Donación como un acto de amor
La vicepresidente de la Fundación Familiares de Alzheimer externó que, a diferencia de los donantes de órganos para trasplante, cuyos cadáveres tienen que contar con ciertas características y nivel de salud para que sea posible que sirva a otra persona, en el caso de los cerebros para investigación no es necesario más que expresar este deseo con su familia de que su cuerpo sea de beneficio para la ciencia.
“Debemos entender que la información que proporciona un cerebro, enfermos o no, proporciona información muy relevante, pues a diferencia de la investigación que se realiza en animales, el comportamiento es muy diferente en el ser humano”, subrayó Carolina Bernal.
Detalló que dado que el Alzheimer inicia hasta 20 años antes de se manifieste, de tal forma que comienzan a darse cambios a nivel del cerebro, por el cúmulo de proteínas anormales como amiloide beta (Ab) que se deposita también en las paredes de las arteriolas, venas y capilares del cerebro y que provoca la muerte de las neuronas, y al acumularse provoca que se vayan perdiendo funciones cognitivas.
Incluso, cuando el paciente comienza con los síntomas todavía hay un retraso en el diagnóstico a pesar de las primeras señales, las cuales normalmente son muy leves; especialmente en cuanto a la memoria en corto plazo, hasta que estos se vuelven más graves, a tal grado que se olvidan de comer, desconocen a los mismos familiares, se enojan con facilidad y se desubican a tal grado que olvidan dónde está su casa; luego en las etapas severas ya les es imposible moverse sin ayuda, les cuesta trabajo pasar los alimentos y ya no pueden comunicar fácilmente.
Subrayó la necesidad de que los médicos se capaciten adecuadamente a fin de emitir un diagnóstico de forma oportuna y canalizar al paciente al especialista, ya que son constantes los diagnósticos tardíos que impiden que los enfermos reciban la atención que requieren.