El maestro Román Revueltas volvió a pararse frente a la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes después de haberla dirigido por 12 años, el director con mayor longevidad que ha tenido nuestra máxima entidad musical. Hasta el año 2017 él estuvo al frente de la OSA, cuando él terminó su ciclo, tuvimos una temporada sin una batuta titular hasta que fue nombrado como interino el maestro Iván López Reynoso, que por cierto, viene la próxima semana, y para la primera temporada el año en curso se le dio el nombramiento oficialmente al maestro José Areán.
El programa para este sexto concierto de la segunda temporada del año inició con una obra compuesta por el propio Román Revueltas, ya le conocemos sus habilidades como compositor y de verdad que las encuentro muy convincentes, lo primero que le escuché, en su propia interpretación fue un ricercare y de esto ya han pasado algunos años. La obra con la que se inició el concierto del pasado viernes 29 de junio es Dona nobis pacem. El jueves por la mañana coincidí con uno de los músicos de la sección de primero violines de la Sinfónica y comentando rápidamente este sexto programa, me hizo el señalamiento de que la obra del maestro Revueltas era muy buena, cierto es que no me extrañó su comentario, tengo en un gran concepto al maestro, lo considero un músico completo: violinista primero, y después director y compositor, y sus obras siempre me han dejado un buen sabor de boca, de cualquier manera intenté que el comentario de mi buen amigo no fuera una influencia en mi apreciación de la partitura con la que se abría el concierto y que de ninguna manera condicionara mi juicio musical, así que puse mi mente en blanco me acomodé en mi butaca y me dispuse a escuchar.
Por Dios, cómo disfruto de una obra musical que no conozco, lógicamente me fascina escuchar obras de repertorio que son las que finalmente llenan los teatros y salas de concierto, pero cuando está programada una obra que me es desconocida es como un valor agregado al concierto y mi entusiasmo aumenta en grado superlativo.
La obra del maestro Revueltas resultó mucho más de lo que yo suponía, una orquestación generosa y robusta, con matices impresionantes que van de la más sutil y elocuente suavidad a los fortes más descarados. Una obra que no entiende de timidez, su lenguaje es fluido y extremadamente innovador, no busca el facilismo de líneas melódicas muy cantables y fáciles de recordar, y no pretendo decir con esto que quienes busquen esas melodías fácilmente entonables esté mal, no, por supuesto que no, solo quiero señalar la voluntaria renuncia a transitar por el camino, si no fácil, sí de menos riesgos, el maestro Revueltas se sumerge en los insondables abismos de las inagotables posibilidades de la creatividad musical.
¿Sabes qué me gustó, mucho amigo melómano?, el tratamiento de esta breve partitura en el sentido de buscar un protagonismo para cada sección o incluso para instrumentos específicos, no siguiendo el modelo del Concierto para orquesta de Bartók, en todo caso encontré esta Dona nobis pacem como una suerte de pequeña sinfonía concertante, impresionante la voz del violín a cargo del concertino de la Sinfónica, pero lo que me hizo caer en una especie de ensueño fue el violoncello en manos del maestro Ildefonso Cedillo, principal de sección, qué manera de hacer cantar al instrumento, breve su intervención pero muy convincente, sin ánimos de menospreciar la voz de otros instrumentos que también tuvieron su pequeño papel protagónico en esta bella partitura del maestro Román Revueltas.
Un concierto inusual compuesto por tres obras para orquesta sin la participación específica de un instrumento solista. Después de la Dona nobis pacem del maestro Revueltas escuchamos la deliciosa Sinfonía No.94 en sol mayor que conocemos con el nombre de La sorpresa del padre de la sinfonía, Franz Joseph Haydn. Después del intermedio vino una poderosa al mismo tiempo que exquisita ejecución de la Sinfonía No.1 en fa menor, Op.10 del atormentado y fiscalizado Dmitri Shostakovich. Un pequeño, casi imperceptible paso en falso al final del Adagio con espressione que fue rápidamente corregido para continuar con el flujo de la obra que resultó de verdad fascinante, flujo que lamentablemente era constantemente interrumpido por los molestos e inoportunos aplausos de una parte del público que seguramente ignora que el aplauso puede y debe venir al finalizar la obra completa y no al concluir cada uno de los movimientos.
La próxima semana el séptimo concierto tendrá como escenario el segundo patio de Palacio de Gobierno con entrada libre y es un gran programa, inicia con la Obertura de Mendelssohn Sueño de una noche de verano, continúa con El preludio y muerte de Tristán e Isolda de Richard Wagner, y después del intermedio tendremos uno de los grandes colosos del sinfonismo universal, la Sinfonía No.4 en fa menor, Op.36 de Tchaikovsky. El director para este concierto séptimo de la segunda temporada es el maestro Iván López Reynoso, siempre un placer verlo en nuestra ciudad. Queda pendiente la hora, ésta será confirmada en las redes sociales del Instituto Cultural de Aguascalientes y de la propia Orquesta Sinfónica. Hasta el próximo concierto, si Dios no dispone lo contrario.