Era Gastón Billetes el personaje que creó el Maestro Abel Quezada para caricaturizar la aristocracia mexicana allá por el 56 y publicado constantemente en el Excélsior de don Julio Scherer. Un personaje que hacía mofa de los nuevos ricos del país, en especial de los del norte, un mexicano que le había hecho justicia la Revolución y que gracias al movimiento se había beneficiado a tal grado que pensaba no sólo en el dinero sino también en la injerencia que podía tener en la vida política y del jet-set del milagro mexicano.
Siempre bien vestido, con un anillo de diamante en la nariz, pero con los rasgos que a todos nos caracterizan, nada fuera de lugar, sin duda uno de nosotros, para no ser clasistas, a propósito de la columna anterior.
Y así Gastón Billetes sobrevivió al paso de los años, no envejeció, su creador lo mantuvo fresco e inmerso en el día a día de esta nación; conforme pasaban los años este nuevo rico se afinaba y ganaba espacios en las decisiones políticas y de dinero que marcaban la pauta a seguir en su contexto. Entonces llegó el momento en que el personaje se materializó, no es uno sino en varios mexicanos, no muchos, pero sí los necesarios para comenzar a perjudicar las nunca finanzas sanas de nuestro pedazo de tierra; se apoderó de lo inmediato, de los medios electrónicos, de la opinión pública, marcó agenda sobre todos los temas y controló, maduró la idea, supo cómo de manera paternalista podía controlar a la borregada.
Los que saben dicen que se murió, y con eso queda más que evidente que nada es para siempre, otros comentan que sus hijos, los Gastoncitos se encargaron de derrochar la fortuna del padre y que no les interesó seguir con la hegemonía y el control. La caída, desaparición, el fallecimiento no tomó por sorpresa a todos, algunos lo esperaban, otros no lo anhelaban; si me lo pregunta a mí, yo me declaro escéptico, estimado lector, el que tiene poder lo ostentará hasta que el planeta deje de girar, si los hijos directos no se hacen cargo de la dinastía, siempre habrá parientes o personas cercanas que estén dispuestos a jugársela y ganar. Yo creo que Gastón Billetes como buen mexicano se percató que el negocio ya no estaba funcionando y tenía que hacer uso de algunas tropelías para seguir en el camino, entonces se percató que uno de sus compadres del sur del país, con los que trabajó hombro con hombro hasta que éste último se hartó de no recibir la estafeta del poder, estaba ganando popularidad entre la prole, ni lento ni perezoso lo contactó y le propuso lo inesperado; compadre ya lo pensé bien, sí me quiero perpetuar en el poder, le toca a usted dar la cara, hágase cargo, a mí nada más me reporta y me da mi dinero. Y así fue, el compadre del sur se puso las pilas y cerraron el trato, sencillo, ¿no cree?, sin la imagen de don Gastón Billetes, el nuevo es el compadre, al fin la raza piensa que nos enemigos.
Cuánto dinero tiene Gastón y su Compadre para mover y obvio para quedarse con la correspondiente tajada, no lo sé, pero podemos encontrar pistas de manera fácil y rápida entre líneas y hasta de manera franca.
De pronto me hace voltear la cifra de 125 mil millones de pesos que el gobierno entrante gastará, perdón invertirá en cambiar de sede a 31 dependencias; adicional a esta cifra súmele 22 mil 805 millones de pesos para costo de traslado, evaluación de éstas y estudios de viabilidad, escuchamos que el nuevo gobierno será austero y que el compadre percibirá un sueldo inferior a los 110 mil pesos mensuales.
La intención según el compadre de don Gastón es fortalecer las economías de las entidades que recibirán sendos paquetes, se imagina; por ejemplo, aquí en la tierra de la gente buena… desde el 12 de diciembre de 2017 dijo que nos iba a enviar de regalo, para que nos alivianáramos económicamente a la Comisión Nacional del Deporte. Sí lo anunció con tanta antelación para qué hace drama el heredero de las glorias de los gobernadores azules en la entidad; en lugar de dar opinión al respecto considero que debería estar desempolvando la contrapropuesta que pudo haber hecho desde aquellos meses de posadas, pero como nadie le avisó de los planes de don Gastón y su compadre, pues como buen mexicano se confió y dejó todo para el último día.
Hablando en plata, tomando como punto de partida lo que la vista capta, a reserva de buscar al Doctor Aceves para que comparta opinión ¿Tenemos instalaciones deportivas de primer nivel? El velódromo tal vez, qué me dice del Victoria, no llega a las 30 mil butacas, el Romo Chávez necesita remodelación urgente, los Rieleros andan bien, en general la zona de estadios es una excelente idea si los inmuebles fueran remozados, qué me dice de las instalaciones donde las Panteras hacen de las suyas…
Tres equipos de deporte profesional en instalaciones amateurs, discúlpeme, estimado lector, pero los Rayos mediáticamente no tienen instalaciones para presumir. Qué me dice del deporte estudiantil, el olímpico. Se dice por los pasillos que con la llegada de la Conade se construirán instalaciones dignas para la práctica del deporte y no como único lugar donde se practiquen disciplinas, sino como sede de tan importante oficina.
Si ya vivió aquí Hugo Sánchez, no creo que Ana Gabriela Guevara haga gestos a los desarrollos residenciales que están de moda por estas tierras donde el agua es escasa.
Ya que vienen para acá, aprovechemos para ponernos las pilas y hacer negocios con los nuevos inquilinos del pueblo, a vender guajolotas, tlacoyos, huaraches, busquemos lo que añorarán de la Ciudad de los Palacios y vendámoslo por acá al doble, hagamos que Anita y sus amigos deportistas se sientan como en casa, al final del día sí podemos hacer negocio con los nuevos inquilinos que se traigan a la familia, acá tenemos espejitos que parecen diamantes.
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