El Campeonato Mundial de Futbol o Copa Mundial es un evento de enorme relevancia. Tal vez solo los Juegos Olímpicos tiene su mismo o mayor impacto en la convivencia internacional. Y fue precisamente en las Olimpiadas de París en 1900 cuando el deporte participó como un juego de exhibición, que en 1908 en Londres ya formaría parte del programa oficial y sería efectuado exclusivamente por equipos europeos. Desde el principio, igual que le ha ocurrido a las Olimpiadas la intención es fomentar la hermandad entre los pueblos de mundo en un saludable intento por evitar las guerras. Resulta claro que nunca han logrado impedir los conflictos bélicos, pero algo hay de optimista en el hecho de que cada cuatro año se realice este campeonato con la convivencia de países que están o han estado combatiendo como enemigos. La política y los problemas militares nunca han podido ser eliminados, pero algo se ha evitado. El futbol no pudo jugarse en competencias internacionales durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) pero sí en 1920, solo dos años después de terminada la conflagración. El presidente de la comisión francesa de futbol Jules Rimet promovió exitosamente la difusión del balompié en todo el mundo y a él se debe la enorme popularidad que adquirió y que supera con mucho a cualquier otro deporte. Ideó la realización de la Copa Mundial en 1930 y fue su idea que se realizara en Sudamérica por la gran aceptación que había adquirido el juego y como una manera de extender su difusión. Algunos países europeos se negaron a asistir. El primer campeonato mundial se celebró en Uruguay quien además resultó el campeón, con lo cual quedó establecido el reto, a partir de entonces los europeos harían todo lo posible por participar y ganar, por ello el segundo se realizó en Italia. La Segunda Guerra Mundial volvió a interponerse y se reanudó la Copa en 1950 en Brasil. Desde entonces el número de países participantes ha crecido, la alegría, convivencia, emoción y dramatismo se han vivido intensamente durante un mes, en países de cuatro continentes, en veintiuna ocasiones. Los momentos significativos abundan, como el triunfo de Alemania en Suiza después de la guerra; la integración de Japón y Corea del Sur como copartícipes; el otorgamiento de la sede a Sudáfrica a pesar de las críticas por el racismo; la concesión en dos ocasiones a México desoyendo los temores por la inseguridad; la sede dada a Argentina en plena dictadura militar; el intercambio de flores y regalos entre las selecciones de Estados Unidos e Irán, naciones en guerra; los pacíficos juegos entre Inglaterra e Irlanda, también países en combate, la discriminación racial superada cuando naciones tradicionalmente racistas como Alemania y otros países europeos incluyen en su selección a jugadores negros; los juego eliminatorios entre Israel, Egipto, Siria, Iraq y otras naciones del Medio Oriente con larga historia de confrontaciones armadas. En 1950, en el Mundial de Brasil la India fue rechazada porque sus futbolistas insistían en jugar descalzos. Pelé de Brasil y Eusebio de Portugal fueron jugadores clave en la integración racial de la Copa Mundial por su destacada participación que una vez más destrozó el concepto de la supremacía blanca. Finalmente la Copa Mundial de Futbol, más allá de evento deportivo es un claro ejemplo de la capacidad humana de convivencia, fraternidad y capacidad para olvidar los enfrentamientos bélicos, políticos y raciales y convertirlos en solo juegos.