Estimado lector, el día de hoy, una vez que se calmó la vorágine de las elecciones y post elecciones, así como del mundial de futbol de Rusia, me gustaría dar a conocer una carta al presidente electo de México, Andrés Manuel López.
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Andrés Manuel López Obrador
Presidente Electo de México
Presente
Estimado Andrés.
Me dirijo en este tono, ya que aún no toma posesión de la Presidencia. Pensé mucho en escribir esta carta, no porque fuera difícil hacerlo, sino porque muchos de sus seguidores son fanáticos, de tal forma que tratan de hacer que la vida “virtual” de muchos de nosotros, sea terrible, y pensé, esta presidencia, independientemente de los seguidores, necesita escuchar todas las voces, así que comienzo.
Primero que nada, quiero felicitarlo por haber triunfado en su tercer intento de ser Presidente de la República. Muestra de que la perseverancia siempre reditúa. Y quiero también expresarle que el margen de victoria me sorprendió. Pensé en un triunfo más pequeño, con diferencia de dos a cinco puntos porcentuales de diferencia, pero la realidad nos golpeó a muchos tremendamente, así que felicidades.
Segundo, quisiera recordarle que sus contrincantes fueron más débiles que en ocasiones anteriores, ya que el candidato del PAN, Ricardo Anaya, perdió más por su soberbia y empecinamiento a ser candidato que por otras cuestiones, el candidato del PRI nunca fue el candidato del PRI. Busco ciudadanizar la candidatura el PRI, porque sabía que sus cuadros estaban muy dañados, por la corrupción. Ganó, no por su carisma, sino porque más de la mitad de las personas que lo hicieron están hartos de la corrupción rampante de este gobierno, y necesitaba urgentemente el cambio.
Tercero, no voté por usted, fui del cuarenta y tantos por ciento que no prefirió elegirlo. Y por hacerlo no quiere decir que soy parte de la mafia del poder. Curiosamente, una vez que fue elegido la mafia del poder se acabó. ¿Por qué no voté por usted, si bien es cierto, yo también quiero el cambio? Porque el cambio que durante más de doce años propuso usted no era el que yo quería, el cambio reaccionario, el cambio radical. Es cierto, el sistema neoliberalista no ha funcionado, ni funcionará, pero tampoco el de las izquierdas radicales sólo basta ver los sistemas que cayeron, la URSS, todos sus estados satélites, Venezuela, la misma Bolivia, y de repente, se mesuró, Andrés, su discurso fue más conciliador. En los debates, fue el que menos se enojó. Sorprendido. Pero no caigo, el temperamento no cambia. Así de fácil.
Cuarto. Quiero darle el beneficio de la duda. Me gustaría que verdaderamente cambiara a México en cuanto a supresión de la corrupción (que es más un sistema cultural que sólo del gobierno) y que regrese la seguridad. Se ha reunido con personajes que están hasta el cuello de corrupción y los ha defendido, eso me hace pensar que no cambiaran las cosas en ese sentido, le doy el beneficio de la duda. Pero no quiero que me quite la libertad de nada. Ni de asociación, de libre pensamiento, de escritura, de expresión, de hacer negocio.
Quinto. Si usted regresa al Andrés que durante doce años estuvo agazapado en las marchas, plantones, gritos y sinsentidos, aquí tiene al primero que los señalará, así como también reconoceré públicamente cuando tenga aciertos.
Sexto. Apacigüe a muchos de sus seguidores, la elección ya terminó. Siguen en “pie de lucha” intransigente. No puede uno expresar absolutamente porque ya uno es de la mafia del poder, ignorante y otros epítetos que no quiero repetir. Es tiempo de reconciliación, hágaselo saber, por favor.
Séptimo. No me pongo a sus órdenes para hacer un México mejor. Y no lo hago porque es algo que he hecho desde hace más de treinta años, desde que comencé mi vida laboral–profesional. Pero si vamos al mismo camino, en el que podamos construir un México que todos queremos, claro que allí nos veremos haciendo camino y, ¿por qué no?, codo a codo.
Octavo. Si tiene un problema de salud, dígalo, atiéndase, las manos del país, para bien o para mal, para fortuna o para desgracia de otros, está en sus manos. La presidencia imperial sigue vigente, aunque pensemos que ya está superada. Hágalo por el país.
Noveno y último, me gustaría preguntarle algo, que me ronda la cabeza desde hace tiempo. ¿usted representa al PRI de antes, verdad? No, no estoy diciendo el de Luis Echeverría, no, me refiero al de Ernesto Zedillo, aquel que fue desterrado en cuanto entregó el poder y que renunció a su pensión de expresidente. Es curioso ver a gran parte del gabinete de Zedillo en su gabinete. ¿De verdad pensó que no lo íbamos a ver?
Bien, le deseo suerte y que haga lo mejor para el país, no para unos cuantos. Si así lo hace, se lo aplaudiré rabiosamente, si no, se lo demandaré de igual forma.
Saludos cordiales,
José de Jesús González Serna
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