A partir del 68 la vida política y social del país se transformó - LJA Aguascalientes
15/11/2024

 

  • El 30 de julio de 1968 fue un día de luto para la Universidad: el inicio de una sistemática represión de libertades y acciones contra la autonomía de las principales casas de estudio
  • Hoy son una realidad las demandas libertarias y democráticas que exigían los jóvenes, dijo Gerardo Estrada, miembro del Comité Universitario de Conmemoración

 

El rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, aseguró que la defensa de la autonomía sigue siendo vigente y nos une a todos: “Autonomía que nos permite organizarnos y determinar nuestro rumbo y condiciones académicas; autonomía para enseñar, investigar y difundir la cultura; para administrarnos y elegir a nuestras autoridades; autonomía con la que la Universidad enfrenta los embates políticos y las injerencias externas a nuestra vida académica”, dijo.

Al encabezar la ceremonia conmemorativa del 50 aniversario del inicio del movimiento estudiantil de 1968, recordó la valiente defensa que el entonces rector, Javier Barros Sierra, hizo de la autonomía, “nuestro valor más caro”.

Graue aseveró que este día sirve también para tener presente el mensaje de Barros Sierra a los universitarios, cuando señaló que ese 30 de julio fue de luto para la Universidad Nacional y que su autonomía estaba amenazada gravemente.

El 30 de julio de hace 50 años, prosiguió, un bazucazo derribó la puerta de San Ildefonso e inició una sistemática represión de libertades y acciones contra la autonomía de las principales casas de estudio.

El movimiento del 68 comenzó con la incomprensión y rigidez de las estructuras sociales y gubernamentales; cuando los jóvenes sintieron la necesidad de libertad, de cambiar, de expresarse y aspirar a un mundo distinto.

San Ildefonso, añadió Graue, se convirtió en un bastión de estudiantes: la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional se declaró en paro, hicieron lo propio las escuelas vocacionales y la organización estudiantil se fortaleció en Ciudad Universitaria.

Sin embargo, sus peticiones no fueron escuchadas, por el contrario, se incrementaron los niveles de represión para disolver las manifestaciones callejeras.


“Entonces, la madrugada de ese 30 de julio, el Ejército mexicano, en un acto de desmesurada violencia, hizo volar en pedazos la puerta colonial de San Ildefonso e ingresó a ese histórico recinto deteniendo a sus ocupantes. El oficialismo de la época, en su insensibilidad, soberbia e incomprensión, calificó el acto como necesario y protector de la Universidad”.

El rector de la UNAM citó parte del mensaje en el que Barros Sierra exigió que la autonomía de esta casa de estudios fuera respetada por todos y pidió no ceder a provocaciones. “La Universidad es lo primero, permanezcamos unidos para defender, dentro y fuera de nuestra casa, las libertades de pensamiento, de reunión, de expresión, y la más cara: ¡nuestra autonomía!”.

En el auditorio de la Torre de Rectoría, Graue explicó que el movimiento estudiantil continuó y tuvo un trágico desenlace. Por ello, la UNAM, en conjunto con los rectores y directores de las casas de estudio involucradas en el movimiento de 68, conmemorarán los eventos y harán los balances necesarios de su importancia histórica.

En su oportunidad, Gerardo Estrada Rodríguez, miembro del Comité Universitario de Conmemoración y participante del movimiento estudiantil, destacó que a partir del 68 la vida política y social del país se transformó y hoy son una realidad las demandas libertarias y democráticas que exigían los jóvenes: “Debemos estar claros y conscientes que todos los avances políticos y sociales no están dados para siempre, son vulnerables; que la historia no sólo marcha hacia adelante y que la UNAM, solidaria con la nación, habrá de conservar siempre su espíritu crítico con el poder y la injusticia; porque esa es su vocación, su compromiso y su razón de ser”.

Gonzalo Zurita Balderas, consejero universitario alumno de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), comentó que la destrucción de la puerta de San Ildefonso, hace 50 años, mostró que ésta separaba dos mundos: el universitario, en donde la libertad y el conocimiento son los principios máximos; y el de un gobierno negado a escuchar a su población, que buscaba dominar por medio de la intimidación y la fuerza.

La semilla libertaria que sembró el movimiento del 68, aunque estuvo salpicada por sangre y lágrimas, tuvo como su mejor fruto la democratización de México, que ha permitido cristalizar la autonomía de instituciones del Estado, la alternancia política, la transparencia, la rendición de cuentas, la defensa de las libertades ciudadanas y de los derechos humanos, subrayó.

No obstante, abundó Zurita, aún hay muchos pendientes: “Los universitarios lo afirmamos fuerte y claro: no dejaremos que se retroceda en la autonomía ni en las libertades democráticas. Refrendamos el papel central que nuestra casa de estudios tiene en la educación, la defensa de las libertades democráticas y nuestro compromiso con la justicia y con México”.

Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general de la Universidad expuso: “Las consecuencias a corto, mediano y largo plazos han sido innegables en la transformación democrática de México. Asimismo, con estas actividades la UNAM contribuye a honrar a todos aquellos que con su participación y ejemplo sumaron al avance de nuestro país y a la defensa de nuestra autonomía”.

En la ceremonia estuvieron también Mónica González Contró, abogada general; Jorge Volpi, coordinador de Difusión Cultural; y María Dolores Valle Martínez, directora general de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), entre otros.

El programa de actividades para conmemorar el movimiento del 68 puede consultarse en www.culturaunam.mx/m68.

 

Con información de la UNAM


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