- Las mujeres históricamente han sido relegadas tanto en la vida como en la muerte
- De los 110 restos de mexicanos que contribuyeron de alguna manera a la sociedad, solo ocho corresponden a mujeres que fueron relegadas a papeles secundarios
La académica refirió que comenzó una investigación sobre esta situación al formar parte de la Asociación de Mujeres Cronistas, en la cual recordó que la Rotonda de las Personas Ilustres solo alberga ocho mujeres y que fue construida en la época en la que Sebastián Lerdo de Tejada fue presidente de México previo al porfiriato.
De acuerdo con la integrante nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), esta rotonda fue creada para reconocer las aportaciones en diferentes ámbitos de mexicanos en la sociedad, pero tardaron varios años para incorporar a la primera mujer, y se trató de Ángela Peralta, la primera cantante soprano mexicana que conquistó los escenarios más importantes del mundo durante el siglo XIX, pero cuya tumba está abandonada con respecto a otros sarcófagos de hombres que son desconocidos.
La investigadora relató que la segunda mujer que fue incluida en la rotonda fue Virginia Fábregas, actriz que fue considerada la diva mexicana de principios del siglo pasado, quien al fallecer fue enviada a dicho espacio por decisión del expresidente de México Miguel Alemán Valdés.
Posteriormente, dijo, fue incluida la escritora y diplomática mexicana Rosario Castellanos, considerada como una de las literatas más importantes del siglo XX, quien fue incorporada por el expresidente de México Luis Echeverría Álvarez, tras su muerte; pero fue hasta el siglo XXI cuando fueron incorporadas cinco mujeres más a la rotonda.
Fue en el sexenio de Vicente Fox Quesada cuando se incorporaron la pintora María Izquierdo, cuyas obras fueron las primeras en ser exhibidas en el extranjero; la primera senadora de México, María Lavalle Urbina; la escritora y locutora Emma Godoy, promotora de la dignificación de la vejez; la actriz mexicana Dolores del Río, la primera intérprete en triunfar en Estados Unidos; la diplomática y ministra Amalia González, la primera mujer que formó parte de un gabinete presidencial en el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines.
Mencionó que en la investigación encontró que existe una diferencia en la manera en que mueren los hombres y las mujeres, pues descubrió que no existía la misma forma de representar a las mujeres en las tumbas, y fueron María Izquierdo, Emma Godoy, Amalia González y Dolores del Río las primeras en tener una representación a sí mismas de su contribución a la sociedad.
En dicha investigación, la también docente sostuvo que se adentró en las historias de vida y muerte de las mujeres, quienes en algunos casos fallecieron de forma trágica, por lo que recuperará las historias de las ocho mujeres que se encuentran en la Rotonda de las Personas Ilustres.
Para concluir la investigación que comenzó el año pasado, entrevistará a familiares o conocidos de las mujeres que se encuentran en la rotonda, pero mencionó que en casos como el de Ángela Peralta, no tuvo descendencia, por lo que está recuperando documentación.
Hernández Carballido, quien es investigadora del Área Académica de Ciencias de la Comunicación de la UAEH, detalló que revisó el tratamiento periodístico que se dio en la prensa escrita sobre los decesos de las mujeres, por lo que identificó que no existió un reconocimiento sobre la importancia de sus contribuciones.
Asimismo, indicó que la Rotonda de las Personas Ilustres está en el abandono, pues incluso los propios vigilantes desconocen los restos que están depositados, aunado a que las tumbas de las mujeres están más descuidadas que las de los varones.
La investigadora refirió que en otras rotondas del país existen pocas mujeres, pese a que también contribuyeron en varios ámbitos de la sociedad como la cultura, política, ciencia, deporte, entre otras.
Próximamente publicará su investigación en un libro con alguna editorial independiente, para visibilizar las historias de las mujeres y su representación de la muerte.
Con información de Ignacio García y del Conacyt