Como sucede con su concierto para violín, sin duda uno de los mejores en el repertorio del violín concertante, el segundo para piano de Mendelssohn tiene más o menos las mismas características. Es decir, desde el inicio entra en juego el solista y prácticamente no para a lo largo de toda la partitura, a diferencia de los conciertos románticos en donde después de un delicado y prolongado tutti orquestal, entonces entra el solista, como si la orquesta estuviera allanando el camino para la aparición del gran protagonista. No en este caso, en ambo conciertos el solista es exigido desde los primeros compases del concierto.
Para la ejecución de este Concierto para piano y orquesta No.2 de Mendelssohn se convocó al maestro Eli Manzo Hernández, un joven, de hecho debe estar en esa delgada línea en donde se deja de ser niño para convertirse en adolescente, la verdad no sé qué edad tenga, lo cierto es que tiene muy pocos años para enfrentarse ya a estos retos musicales que son para gente grande, y qué manera de resolver el compromiso que le fue encomendado, por Dios, asombroso.
De él podemos decir que es ganador del Premio Nacional de la Juventud 2017, mención Honorífica y tercer lugar en el Concurso Internacional de Piano Carmel Klavier en Indiana Estados Unidos también en el año 2017, ganador del primer lugar en la IX Bienal Internacional de Piano en Mexicali, Baja California, en fin, podemos recitar todo su impresionante currículum que sin duda lo visten de gala y habla muy bien de él, pero nada de esto tiene sentido si todo eso no se lleva al teclado de un piano y se demuestra lo que se dice. No es necesario tener en cuenta todo este acervo generoso, muy generoso, de hecho para ser tan joven, al momento en que Eli Manzo se sentó al piano e inició la ejecución del segundo concierto de Mendelssohn nos dimos cuenta de la calidad de pianista que teníamos en el escenario del Teatro Aguascalientes, interpretó esta partitura con una solvencia de verdad impresionante, si cerramos los ojos, bien nos podríamos imaginar a un pianista cuya experiencia ya lo hace peinar canas, pero no, es apenas un jovencito que sin duda se encuentra a sí mismo en el piano, me da la impresión de que cuando se pone a tocar nada existe a su alrededor solo el piano, él y el intérprete del que se está ocupando en ese momento, como ya lo he comentado, en el caso del concierto del pasado viernes fue Felix Mendelssohn, en lo personal me quedé sorprendido. Mira, lo cierto es que esperaba una ejecución por lo menos cumplidora, si vemos a un pianista con una orquesta profesional tocando estos repertorios tan demandantes, pues obviamente se trata de personas con capacidad comprobada, independientemente de la edad, pero lo que escuché sobrepasó por mucho las expectativas, fue mucho más de una labor cumplidora y ya, fue mucho más allá, definitivamente me dejó con la boca abierta, su digitación, su dominio de la partitura, su solvencia, su fraseo, bueno, qué podemos decir.
Después en el encore, interpretó el rondó a la turca de Mozart a una velocidad endiablada, no sé si así lo tenía preparado o se aceleró en la interpretación, como sea, tocar a esa velocidad es exponerse a un evidente riesgo, de hecho en algún momento sus dedos se le enredaron pero no tardó en salir del atolladero y salvar dignamente su ejecución. Sorprendente este muchacho, no sé su edad pero lo que toca no corresponde a sus años cumplidos, los que sea que tenga.
El concierto inició con la obertura Manfredo de Schumann quien por cierto cumplió años de nacimiento el mismo día del concierto, nació el 8 de junio de 1810 en Alemania y seguramente el maestro Areán, que suele tener muy en cuenta este tipo de detalles lo programó con este objetivo de celebrar su cumpleaños. De hecho, después del intermedio se interpretó la hermosísima sinfonía No.3 conocida con el nombre de Renana, también de Robert Schumann, el atormentado Schumann.
El maestro Areán como siempre, puntual y exigente con su batuta, en el caso del concierto de Mendelssohn estuvo siempre al pendiente de proteger al solista y cuidarlo hasta en los más insignificantes detalles, con el resto del programa nos siguió enseñando lo que es una verdadera interpretación y no solo una lectura sin correr riesgos y salir bien librado del compromiso, después de tenerlo aquí como titular de nuestra Sinfónica un par de temporadas, nos queda perfectamente claro que es de los directores que le gusta correr riesgos y enfrentar serios desafíos, claro, tiene la solvencia para salir bien librado de estos compromisos.
La próxima semana, en el cuarto programa de la temporada tenemos al maestro Gordon Campbell que regresa a nuestra ciudad después de no sé cuántos años, recordemos que él fue el segundo director de esta nueva versión de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes a finales del siglo pasado. Ahora regresa con un concierto que inicia con la Obertura del Festival Académico de Brahms, continúa con el Divertimento en re mayor, K.131 de Mozart y termina con la Sinfonía No.8 en sol, Op. 88 de Dvorak. Recuerda que tenemos una cita con su majestad la música este viernes 15 de junio a las 21:00 hrs en el Teatro Aguascalientes, todavía la casa de nuestra Orquesta Sinfónica.