Alguien que fue buen amigo pero del cuál estoy distanciado, tiene una teoría certera. Pasa que él tiene un buen trabajo, en lo emocional y económico, y viaja por el mundo casi la mitad del año. Si bien es privilegiado por sus contactos y la oportunidad que tuvo de estudiar la prepa en el extranjero, hoy en día casi que si agarra el celular es para trabajar. Tuit, trabajo. Comiendo, más trabajo. Computadora, trabajo.
Sus amigos cercanos le dicen uts qué chido que te pagan por viajar, goey, qué envidia caon, pero en sus adentros él piensa que ellos (muchos de ellos ingenieros o banda bien conectada, con ingresos similares) podrían hacer lo mismo si administran bien sus recursos y ponen en orden sus prioridades. Este viajero no tiene casa, paga una renta de risa (es más, es un cuarto porque mundo joven), come un día chingón y otros cinco Nissin con Doritos. Sus críticos lo primero que hicieron en su primer quicena (incluso antes de ir al baño) fue endeudarse con un coche que no pueden pagar, llenar sus tarjetas de deudas e irse a gastar los miles en bares el finde. Sin dejar de apoyarse en sus padres.
Es una manera de ver la vida. Ser un errante acomodado. Yo realicé un cálculo hace tiempo, en tasar como valiosa la comodidad en general. De estar viviendo cerca de un trabajo. De no pasar tanto rato sin la familia. De transportarse en forma. Es más, hasta la comodidad de una computadora que no me quite minutos valiosos por lenta. Nomás que no soy errante. Todo lo contrario, ya que vería como una molestia estar del tingo al tango. Algunos de mis mejores amigos es lo que quieren en la vida, pero a mí ni en mis ilusos y puñetísimos 17 me llamó la atención. Siempre he buscado estabilidad en lo práctico.
Hoy me toca rentar otra vez. Kind of. Sacrificar la comodidad de estar a pocos minutos de Catedral (y todo) por una ¿comodidad económica? supongo es parte de crecer. Otra cosa en la que ya me veo tragándome mis palabras es el tema de los coches. La única razón para tener un auto es por los hijos. Le decía a otro buen amigo que tener una SUV (piensa en una Equinox) me parece el acto de egoísmo más grande de la clase media. Un Up, Jetta o Vento hacen la misma chamba para acomodar cinco personas y rara vez uno maneja al cerro, sólo que vemos decenas de SUV en menos de un minutos en avenidas, muchas con sólo una persona abordo. Ahí va la gasolina subsidiada (cada vez menos).
Ya hice un cálculo para vivir donde quiero. Faltan varios años. Es desesperante. El sueño es ya no rentar donde quiero, y de hecho no voy a rentar donde quiero, pero el futuro requiere medidas extraordinarias. Otro gran dilema posmoderno es vivir en coto. Mi herencia chilanga anhela una ciudad y zonas de convivencia real, que es la chaqueta de cada gobernante local, y el auge de cotos incluso dentro del primer cuadro hace añicos esto. En Aguascalientes no será posible. Imagino otro Querétaro. Más si los desarrolladores se siguen comiendo fincas en los barrios tradicionales para cerrar maxiprivadas. Bueno, mínimo no compraremos hasta Jesús María.
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