- El proceso electoral 2017-2018 será el más grande en la historia de México, se renovarán las cámaras legislativas, nueve gubernaturas, así como la presidencia de la República
Cada seis años, cuando las elecciones federales incluyen la presidencial, la participación ciudadana adquiere una relevancia particular, ya que los porcentajes de votación son notablemente superiores -desde inicio del siglo XXI, las elecciones para presidente han superado, al menos, el 58 por ciento; mientras que las legislativas, cada tres años, no superan el 47 por ciento-. Precisamente este año, con el proceso más grande en la historia del país, vale la pena abordar el tema. María del Socorro Arzaluz Solano, doctora en ciencias sociales por El Colegio de México (Colmex) y directora de El Colegio de la Frontera Norte en Monterrey (Colef), en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt habló sobre la participación ciudadana, su institucionalización y sobre el rol de las mujeres en la democracia.
El proceso electoral 2017-2018 será el más grande en la historia de México, durante este se renovarán las cámaras legislativas, nueve gubernaturas y sus respectivos locales, así como la presidencia de la república. A las urnas se encuentran citados casi 90 millones de mexicanos registrados en el Padrón Electoral.
Institucionalización de la participación ciudadana
“Una de las principales características de la institucionalización de la participación ciudadana tiene que ver con que las acciones no sean simplemente un plan de gobierno, sino que se institucionalicen y que demuestren cuáles son los factores que influyen en que la participación ciudadana tenga éxito”. En su artículo “La institucionalización de la participación ciudadana en municipios mexicanos”, publicado en 2013, en la revista Gestión y Política Pública, Arzaluz Solano identifica las diferencias de los municipios en cuanto a grado de marginación, ya que esto hace que las formas de participación ciudadana sean distintas en cada caso. La publicación identifica 51 por ciento de los municipios de México en condiciones de entre alto/muy alto en nivel de marginación; 20 por ciento en nivel medio; y tan solo 28 por ciento en nivel bajo. “Surge también otro concepto, el de ‘nueva institucionalidad’.
En lo institucional estamos muy delimitados por los factores políticos, y esto representa salirse de estos marcos, algo que va más a lo cotidiano y a la convivencia de todos los días”. El término suscrito por la directora también abarca conceder protagonismo a los actores sociocomunitarios como agentes de transformación urbana, promoviendo esto nuevas formas de encontrar soluciones a los problemas comunes.
Cambios notables en seis años
La publicación del artículo antes mencionado se dio durante el Proceso Electoral 2011-2012, por lo que Arzaluz Solano se detiene un momento a reflexionar los cambios ocurridos de unas elecciones a las otras. “Veo que hay más formas de transmitir la información, como las redes sociales. Esto ha influido en que la gente busque participar, ahora hay más efervescencia. También veo cómo la gente está más al pendiente de lo que ocurre, además de que las instituciones públicas están más abiertas y cercanas a la gente”. Otro de los cambios que resalta es que el acceso a la información es mucho más fácil ahora, pues los procesos se han simplificado y en su mayoría pueden realizarse en línea. Por eso, repite, la gente participa más en cuestiones públicas.
Equidad de género, un tema sin concluir
“Históricamente las mujeres siempre habían participado a nivel de las bases en los movimientos sociales y urbanos, fueron ellas quienes los mantuvieron. Sin embargo, el problema siempre ha estado en las tomas de decisiones, donde nadie, o muy pocas, tenía ese rol de mando o de autoridad dentro del movimiento”. Destaca que las mujeres en México emitieron su voto en elecciones hasta 1955, por lo que es un hecho reciente, si se consideran las primeras etapas de la historia nacional que, más allá de su legitimidad, no contaban con un voto universal sino selectivo. “Hemos avanzado en la legislación, pero lo más difícil es la cultura, la mentalidad. Entender que el tema debe de ser transversal, que no debe de ser género por género. Sí ha habido algunos cambios, pero falta. Por ejemplo, en el número de alcaldesas de municipios ha habido muy poca variación. Es interesante ver por qué ha habido cambios en el legislativo como en gubernaturas, pero en el ámbito local aún no”. En el pasado proceso electoral concurrente, en 2015, 86 por ciento de las alcaldías disputadas en México fueron ganadas por hombres, mientras que las mujeres únicamente se alzaron con la victoria en 14 por ciento de los municipios.
Con información de Francisco Torres Monterrey y Agencia Informativa Conacyt