Esta semana mis compañeros me pidieron (de último minuto) que escribiera la columna sobre el evento #AsíRespondeMéxico que tuvimos el pasado jueves 7 de junio en el Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México. Para el lector primerizo en las entregas de Mareas Lejanas, cabe recordar que esta columna es escrita por las y los que hacemos Proyecto Habesha, una iniciativa mexicana que trae jóvenes sirios a México para que se formen como agentes de paz para el futuro de su país, cubriendo todos los diversos costos que esto implica. A pesar de la petición de mis compañeros, las siguientes líneas son más sobre todas las personas que lo hicieron posible que sobre el evento, dado que en el enorme esfuerzo que realizamos como equipo está la lección más grande que me ha dejado esta aventura. Trataré, más bien, de brindarle al lector la oportunidad de visualizar la inmensa cantidad de trabajo que es necesaria para que durante 5 horas todo salga a la perfección. Quiero reconocer sobre todo a las tres mujeres que hicieron posible este evento con innumerables horas de dedicación, redacción de documentos y llamadas telefónicas.
Michelle, siempre primero, la comandante del grupo de mosqueteras de la paz a las que hago homenaje se encargó de concebir el concepto del evento, liderando al equipo con su iniciativa e inteligencia. Desde convocar a las múltiples reuniones que tuvimos para formular el plan a seguir, hasta pensar en el trato que se le daría a cada uno de los invitados, Michelle se dedicó toda la minuciosidad que la distingue a asegurarse que tuviéramos control de cada detalle del evento, trabajando en fines de semana en repetidas ocasiones con tal de que todo estuviera listo.
Luego Cristina, que se encargó de conseguir a los proveedores con su enorme red de contactos y de aportar conocimientos clave sobre organización de eventos; esto último producto de que proviene de un linaje de planeadoras del más alto nivel. Con su apasionada entrega, trabajó durante meses por horas extras para asegurarse que todo saliera a la perfección. Envío cientos de invitaciones, formuló la lista del material indispensable y se encargó de organizar la campaña digital, que es donde nos planteamos recoger los frutos de todo este trabajo. Cristofer, como llamo de cariño a esta entrañable amiga, es un ejemplo de entereza, fuerza y dedicación.
Por último, pero no menos importante, Margaux (se dice Margó) que fue la que se encargó no solo de planear la parte operativa del evento, sino de ejecutarla. Haciendo cotizaciones al por mayor y llamando a decenas de proveedores, ella logró que todo estuviera como tenía que estar al menor costo posible. Haré énfasis en esta parte pues, como es bien sabido, en la sociedad civil se trabaja con poco dinero (a veces con nada) para lograr cosas monumentales. No puedo pensar en un ejemplo más claro de esto que el montaje de #AsíRespondeMéxico. Con un presupuesto que representa una quinta parte de lo que era necesario, Margaux entregó una ejecución del doble de calidad de lo que se esperaba. Desde el montaje a las seis de la mañana, hasta el final del evento a las 12:00 de la noche, Margaux hizo gala de su enorme capacidad y visión.
Fue una noche para el recuerdo, con una casa llena y el equipo funcionando como una máquina de relojería. La comida y el vino sobraron, el lugar se veía espectacular y los discursos fueron emotivos y poderosos. Los voluntarios, que tuve el gusto de coordinar, se comportaron a la altura, cumpliendo con sus encomiendas de meseros, guardarropas, hosts, registro, logística y subscripción a la campaña de forma excepcional.
El objetivo era lanzar Cien Por Siria nuestra campaña de donaciones recurrentes que nos ayudará a seguir cumpliendo los sueños de los jóvenes sirios que tenemos el honor de tener como beneficiarios. Lo que nos llevamos, además de las donaciones recurrentes que se lograron, fue la demostración de que, como decía el primer hashtag que distinguió a esta organización, #EnMéxicoSePuede.
@joseemuzquiz